No pareciera ser casualidad que este año, cuando se cumplen cuatro décadas redondas del retorno de la democracia en la Argentina, Norma Aleandro -entre tantísimos laureles, protagonista de La historia oficial– reciba el Gran Premio Trayectoria que entrega el Fondo Nacional de las Artes. Ella como los otros trece referentes del arte y la cultura que dieron un paso al frente esta tarde en la Casa Victoria Ocampo de Barrio Parque, acreditan una extensa y destacada carrera de reconocimiento en lo suyo. “Me pidió que les dijera gracias y que este domingo cuidemos mucho todo lo que tenemos”, saludó casi en el final de la ceremonia Oscar Ferrigno, hijo de la actriz, que recibió el diploma en nombre de su madre. En ese sentido su discurso no fue una excepción: todos los que pasaron por el escenario, de algún modo, se refirieron a los “nervios”, la “angustia”, la “reflexión” y el “compromiso” que se ponen en juego en el balotaje electoral del próximo domingo.
Así, el escritor Luis Gusmán fue galardonado por el área de Letras, el artista Daniel Santoro, de Pintura, y Graciela Taquini, en Artes Visuales; del mundo Audiovisual se distinguió la tarea del cineasta Miguel Pereira y al director de Televisión Edgardo Borda -quien dirigió a Niní Marshall-. Del Chaco vino a recibir su diploma en la categoría Artesanías la alfarera Élida Salteño y la familia de luthiers Los Anconetani, tres generaciones haciendo acordeones, sobresalieron en Patrimonio. En el caso del Teatro, el premio fue para Rubén Szuchmacher; de Música, para el bandoneonista Rodolfo Mederos, de Danza, para Mariana Sirote, y por el área de Diseño, Ángela Vassallo. Por su labor en Gestión Cultural, el FNA eligió a Pacho O’Donnell (que acaba de publicar el libro La nueva vejez) y en Derechos Humanos, a Estela de Carlotto (ausente con aviso, tuvo de represente a su nieta). También el Estudio Evans obtuvo el galardón de Arquitectura, por su perspectiva pionera en materia ambientalista.
“En 1963 el Fondo Nacional de las Artes distinguía con el Premio Trayectoria a Jorge Luis Borges, cuya obra ya alcanzaba relevancia mundial. Este reconocimiento inauguraba así una tradición y desde entonces se ha convertido en una celebración de lo que somos: una geografía diversa donde el talento y la creatividad fluyen”, escribió Diana Saiegh, presidenta del FNA, en el texto que recibía a los invitados a una entrega de premios que comenzó al aire libre, pero que en un apurado plan B se mudó al interior de la sala de exposiciones para que la lluvia no aguara la fiesta. En esas palabras, subrayaba además el contexto singular de esta 60ª edición, que coincide con los 40 años de democracia: “Distinguimos -se lee- a estas figuras capaces de enlazar su creación con una profunda convicción por la identidad así sea en las letras, la danza, la música, el cine, el teatro, el arte contemporáneo o folclórico y, en el caso de esta edición por primera vez en el diseño, la arquitectura, los Derechos Humanos y la gestión cultural”.
Sin embargo, en vivo, esta tarde, Saiegh abrió el encuentro haciendo a un lado ese discurso preparado y guardó el papel donde tenía anotadas aquellas palabras para recordar de modo más espontáneo que, entre otras cosas, “la cultura es una cuestión política y que la política es parte de la cultura. Hoy soy alguien que quiere decir que estamos transitando un momento dramático. Por si o por no tenemos que tomar una decisión, por el sí a la cultura, a la salud publica y a tener un Estado que nos defienda”, parafraseó a Sergio Massa en el debate televisivo del domingo, un político al que se mantiene cerca desde sus años en la dirección del Museo de Arte de Tigre. “Nuestro único pensamiento es que tenemos que ir por más no por menos, no podemos ir para atrás. Pasé dos dictaduras. No necesitamos más locos ni extravagantes”.
Al margen de todas las adhesiones, algunas más sentimentales y otras reflexivas, que se sucedieron cada vez que un nuevo presentador y premiado subieron a buscar un diploma, el encuentro tuvo una cantidad de pasajes para recordar. Artistas son los artistas. Por ejemplo, después de una presentación en sociedad muy cálida que le hizo Alicia Santaló, la artesana llegada de la población chaqueña de San Bernardo habló poco y conmovió mucho: “No sé leer, no tengo letra. Gracias es mi palabra”, dijo Élida Salteño y, fue cierto, porque repitió el agradecimiento emocionado al menos unas diez veces. El cineasta jujeño Miguel Pereira (realizador de La deuda interna) la sucedió y destacó que “el arte es lo más transversal que tenemos para unirnos los argentinos: sentir que pertenecemos a una cultura única”.
Ya en el interior del edificio, que perteneció a Victoria Ocampo, Mariana Sirote contó el trabajo que hace en Neuquén hace 36 años, donde generó un movimiento de danza contemporánea, y agradeció a maestros con mayúscula que la marcaron, ¡y como no!: Tamara Grigorieva en La Plata, Renate Schottelius, su mentor y amigo Oscar Araiz (presente en la sala), así como también dedicó el premio a sus estudiantes e intérpretes.
Luis Gusmán, mucho más que el autor de El frasquito, “un clásico vivo”, según lo presentó Florencia Abbate, fue de los más aplaudidos, como Rodolfo Mederos, que contó cuando su padre, un ferroviario que hizo hasta tercer grado, le compró el primer bandoneón a los 5 años. Luego dijo cosas sencillas pero hermosas sobre vivir haciendo lo que uno ama.
Con la participación en más de una oportunidad del ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, la última entrega de Premios Trayectoria de esta gestión contó con la presencia de una amplia gama de funcionarios de la cartera de Cultura: del director de la Biblioteca Nacional Juan Sasturain y la directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, Paula Vázquez, a la subsecretaria de Políticas Culturales de la provincia de Buenos Aires Victoria Onetto.
“¿Dónde va la gente cuando llueve?” cantaba Miguel Cantilo a la salida, desde el descanso de la mítica escalera donde una foto en blanco y negro inmortalizó a los fundadores de la revista literaria Sur. A propósito, afuera, en Barrio Parque, ya había pasado el chaparrón.
En las salas de la planta baja de la Casa de la Cultura quedará exhibida una selección de obras de los artistas visuales premiados, Graciela Taquini, Daniel Santoro y Élida Salteño, que se puede visitar de jueves a domingo, de 14 a 19, con entrada gratuita, en Rufino de Elizalde 2831.
Fuente: Constanza Bertolini, La Nación.