Ahora bien, ¿envejecer es sinónimo de enfermedad? La respuesta de los especialistas es «no», pero lo cierto es que se sabe que la edad aumenta las posibilidades de padecer enfermedades que afectan el funcionamiento cerebral. Entre ellas se encuentran las demencias, que según la OMS afectan a 50 millones de personas en el mundo. De esos casos, entre el 60% y 70% corresponden a la más conocida de las demencias, la enfermedad de Alzheimer, que afecta en el país a más de 500 mil personas.
Por todo esto, es importante trabajar sobre los hábitos y comportamientos que cada persona puede modificar en su día a día para tener un envejecimiento saludable en el futuro.
Al “entrenar” nuestro cerebro, se está aumentando la reserva cognitiva
El médico psiquiatra Julián Bustin (MN 99336) es jefe de la Clínica de Memoria y de la Clínica de Gerontopsiquiatría de Ineco y en diálogo con Infobae resaltó que «si bien resulta imposible detener el paso del tiempo, sí se sabe científicamente que hay muchas formas de proteger el cerebro para disminuir el riesgo de tener un deterioro cognitivo con el paso de la edad».
– ¿Es posible «entrenar» el cerebro? ¿Cómo?
– Sin lugar a dudas, podemos entrenar nuestro cerebro a lo largo de toda nuestra vida: mientras antes empecemos a hacerlo, mejores resultados obtendremos y nunca es tarde para empezar. Por ejemplo, en la infancia ya lo estamos «entrenando» cuando vamos al colegio. Las personas que tienen la escuela primaria completa tienen menos riesgo de tener un deterioro cognitivo a mayor edad. Para «entrenar» nuestro cerebro, tenemos que someterlo permanentemente a desafíos. Sabemos que una buena forma de «entrenar» nuestro cerebro es aprendiendo un nuevo idioma, a tocar un instrumento, participar en juegos de mesa, entre otros. El concepto fundamental es que tenemos que mantenernos desafiados intelectualmente. Al «entrenar» nuestro cerebro, estamos aumentando nuestra reserva cognitiva. Es decir que las neuronas se van conectando entre ellas en mayor cantidad y calidad construyendo un escudo que le va a permitir defenderse mejor de futuras agresiones.
– ¿Es posible proteger al cerebro del paso del tiempo y prevenir el deterioro cognitivo?
– Resulta imposible detener el paso del tiempo, pero sí sabemos científicamente que hay muchas formas de proteger el cerebro para disminuir el riesgo de tener un deterioro cognitivo con el paso de la edad. Para esto es fundamental ir construyendo, a lo largo de toda la vida, esa reserva cognitiva en nuestro cerebro. Como mencioné anteriormente, la educación formal es de fundamental importancia. A medida que vamos creciendo, tenemos que realizar actividad física regularmente y también controlar los factores de riesgo cardiovascular como la presión, el azúcar y las grasas en la sangre. Sabemos que todo lo que le hace mal al corazón le hace mal al cerebro. Por eso también es importante no fumar y mantener una dieta más mediterránea rica en pescados, aceite de oliva y verduras. Es fundamental que nos mantengamos estimulados cognitivamente y socialmente activos. Nunca hay que abandonar nuestras pasiones.
Un caso clásico de aumento de esta reserva cognitiva y de proteger el cerebro del paso del tiempo disminuyendo el riesgo de deterioro cognitivo es el de la Monja Bernardette. Ella participó de un famoso estudio denominado «El estudio de las Monjas». Cuando ella falleció y tenía más de 80 años se le realizó una biopsia de su cerebro y lo que allí pudo observarse es que tenía los niveles máximos de las sustancias tóxicas que se acumulan cuando uno tiene la Enfermedad de Alzheimer. Así que los médicos, cuando examinaron el cerebro de Bernardette, lo diagnosticaron como un cerebro con Enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, Bernardette, a lo largo de toda su vida, nunca había tenido ningún síntoma de esa enfermedad. ¿Y a qué se debió eso? Lo que se sabe es que a lo largo de su vida, ella fue desarrollando una reserva cognitiva muy grande a través de la estimulación cognitiva, la actividad social, el dormir bien, una dieta saludable, el ejercicio físico, el control de los factores de riesgo cardiovascular y por lo tanto fue desarrollando una protección para su cerebro que disminuyó el riesgo de tener un deterioro cognitivo a pesar de tener el cerebro lleno de las sustancias tóxicas que se producen en la enfermedad de Alzheimer.
Es fundamental ir construyendo, a lo largo de toda la vida, la reserva cognitiva en el cerebro
– ¿Envejecer es sinónimo de deterioro cognitivo? ¿Es posible envejecer con un cerebro joven?
– Envejecer no es sinónimo de deterioro cognitivo. Existe un grupo muy importante de personas que fueron denominadas «superañosas», que son una clara muestra de esto. Se trata de personas de más de 80 años, que al ser evaluados en las distintas pruebas para ver cómo están sus funciones cognitivas (memoria, atención, lenguaje, funciones ejecutivas, etc) demuestran tener un cerebro que funciona exactamente igual al de las personas que tienen hasta 30 años menos que ellos. Así que, sí, es posible envejecer sin tener un deterioro cognitivo.
– ¿Qué hábitos de la vida cotidiana atentan contra la salud del cerebro?
– Hay ciertos hábitos de la vida cotidiana que atentan contra la salud del cerebro. Ellos son el sedentarismo, el tabaquismo, el alcoholismo, las dietas pobres en pescados, verduras y frutas. También el sentirse aislado socialmente, vivir con altos niveles de ansiedad o dormir poco. Se demostró que todos estos comportamientos aumentan el riesgo de un deterioro cognitivo.
Recientemente se publicó un estudio muy importante que demuestra que las personas con una alta predisposición genética a desarrollar la enfermedad de Alzheimer pueden disminuir el riesgo de desarrollarla hasta en un treinta por ciento si cambian ciertos hábitos de su vida cotidiana. En síntesis, mantener buenos hábitos para cuidar nuestro cerebro en la vida cotidiana es el método más efectivo con el que contamos actualmente para disminuir el riesgo de tener un deterioro cognitivo. Inclusive si uno está genéticamente predispuesto a tener ese deterioro.
– ¿Por qué se dice que un estado emocional positivo protege al cerebro?
– Hoy se sabe que los estados de ansiedad crónicos y los estados depresivos resultan factores de riesgo de deterioro cognitivo: durante los momentos de ansiedad o de depresión aumentan los niveles de una sustancia que se llama cortisol, que es especialmente tóxica para las neuronas del hipocampo que se relacionan particularmente con la memoria.
También sabemos a través de los diferentes estudios en las personas centenarias que las personas que son optimistas y tienen un propósito en la vida logran vivir más tiempo y con una mejor calidad de vida.
Sin corazón no hay cerebro y sin cerebro no hay corazón
Para el médico cardiólogo Jorge Tartaglione (MN 67.502), «existe una vinculación directa entre el cerebro y el corazón. No pueden vivir uno sin el otro. Uno lo inerva (el cerebro al corazón) y el otro lo irriga. Ambos comparten los mismos mismos factores de riesgo que tienen las enfermedades cerebrovasculares y las cardiovasculares: el tabaquismo, la hipertensión, el colesterol, la obesidad, el estrés, la diabetes».
Según explicó a Infobae el presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), «el cerebro tiene una acción directa sobre el corazón, que es muy interesante». «Porque le va a transmitir las emociones y todo aquello que nosotros percibimos a nuestro alrededor. Si la relación entre el cerebro y el corazón es amistosa, el corazón no se va a enfermar. Pero si la relación entre el cerebro y el corazón es turbulenta, tumultuosa, se puede enfermar», sostuvo el especialista, quien señaló que «la ira, la bronca, la ansiedad, el estrés, la depresión que gran parte se genera en el cerebro, como las emociones, van a percutir y las va a sufrir el corazón. Las emociones se generan en el cerebro, pero las sufre el corazón».
Controlar los factores de riesgo cardiovascular es beneficioso para la salud cerebral
«Un ataque de ira, un estrés agudo, como el que se vive en un partido de fútbol o hasta en un ataque terrorista o un terremoto, produce una sobrecarga absoluta de cortisol (la hormona del estrés) y de neurotransmisores, la noradrenalina y la adrenalina, a través de nuestro cerebro que impacta sobre nuestro corazón -explicó Tartaglione-. Esto puede generar, por ejemplo, que se cierre de forma abrupta una arteria y provocarnos un infarto».
Pero también existe el estrés crónico, ese que se va generando como una olla a presión que produce una carga aerostática que lleva a liberar de manera crónica neurotransmisores y hormonas del estrés que impactan sobre el corazón. La pérdida de un familiar querido, un divorcio, una crisis socioeconómica, vivir en un barrio desaventajado o incluso la pobreza, son ejemplos de estrés crónico.
Hoy se sabe que lo que es bueno para el corazón, lo es también para el cerebro. No sólo porque, como se dijo, controlar los factores de riesgo cardiovascular es beneficioso para la salud cerebral; sino también porque el apoyo social, igual que el optimismo, tienen un gran impacto en el sistema inmunológico, cumpliendo un rol protector en el ser humano.
Fundación Ineco dará la charla «Cerebro saludable: claves para mantenerlo sano y estimulado», que se realizará a través de Facebook Live, el 23 de julio a las 19. La licenciada Carolina Zeballos y el doctor Guido Dorman describirán las enfermedades que afectan al cerebro y la memoria, explicando, entre otros temas, cuáles son los factores protectores del cerebro.
Fuente: Infobae.