En un acto sencillo, sin la nutrida asistencia que solía tener en los años prepandemia, se entregaron ayer los premios Houssay (a investigadores menores de 45 años e investigadoras menores de 48), Houssay Trayectoria (para mayores de esas edades), Jorge Sabato (para tecnólogos/as que cuenten con un historial sobresaliente en transferencias y desarrollos tecnológicos) e Investigador de la Nación. Son las máximas distinciones que otorga el sistema científico argentino y recompensan a quienes «a lo largo de su carrera contribuyeron a producir nuevos conocimientos, desarrollar innovaciones de impacto social y productivo, promover la transferencia de conocimiento y la formación de recursos humanos».
La convocatoria para estas distinciones se lanzó el 10 de septiembre y recibió un récord de postulaciones: 277 de todo el país, de las cuales 213 completaron su inscripción dentro de los plazos estipulados. Las comisiones de evaluación sesionaron de modo virtual y el 30 de noviembre se eligieron los ganadores y ganadoras.
Mario Carlos Perelló (en ciencias de la salud), Selva Pereda (en ingenierías, arquitectura e informática), Sergio Lambertucci (en ciencias y tecnologías ambientales) y Ana Margarita Ramos (en ciencias humanas) recibieron el premio Houssay, dotado de una medalla y 180.000 pesos.
Fernando Andrade (en ciencias de la salud), Guillermo García (en ingenierías, arquitectura e informática), Silvia Matteucci (en ciencias y tecnologías ambientales) e Hilda Sábato (en ciencias humanas) recibieron el Houssay Trayectoria, dotado de una medalla y 300.000 pesos.
Analía Vázquez fue distinguida con el premio Jorge Sabato a las ingenierías, arquitectura e informática.
En el Salón de los Pueblos Originarios, ubicado en la planta baja de la Casa Rosada, al presidente Alberto Fernández le tocó revelar el nombre del elegido (entre los Houssay Trayectoria) para recibir el premio Investigador de la Nación, que corona toda una vida de dedicación a la ciencia y está compuesto de una medalla y la suma de 1.500.000 pesos. Este año fue para Fernando Andrade, investigador del Conicet en el INTA y profesor titular de Ecofisiología de Cultivos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
«A partir de su visión multidisciplinaria sobre la intensificación sustentable de la producción agrícola se obtuvieron paquetes innovadores de producción, que tienden a una mayor eficiencia en el uso de los recursos y los insumos -informa en los considerandos de la distinción el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación-. Su aporte al manejo de los cultivos extensivos impulsó mejores prácticas de manejo agrícola, que fueron adoptadas por un gran número de productores argentinos y de distintas partes del mundo». Andrade publicó más de un centenar de trabajos científicos en revistas indexadas de primer nivel y formó cerca de 50 discípulos, tanto del país como del exterior.
«Tenemos que poner en valor la ciencia y la tecnología -dijo el presidente-. Los países verdaderamente ricos no son los que tienen riquezas materiales sino los que tienen el conocimiento. No son ricos los que tienen las mejores tierras, sino los que saben aprovecharlas preservando el ambiente. Necesitamos que todos los argentinos entendamos que lo que se invierte en ciencia y tecnología no se gasta: ese dinero es como las semillas que se tiran para que crezcan ideas de mejor calidad».
Y agregó: «Tenemos un capital humano maravilloso. Me tocó recorrer distintas universidades en otros países y donde voy hay una figura argentina que se destaca. Yo quiero que se destaquen en la Argentina. Tenemos que compensar adecuadamente el trabajo y el esfuerzo de los que hacen eso. Lo que me propuse fue poner la ciencia y la tecnología en el lugar que les corresponde. No solo restituir el ministerio, sino mejorar el presupuesto. La ley de que mandamos al Congreso propone que en el término de una década podamos triplicar la inversión para que la ciencia se convierta en una política de Estado. Todo lo que hagamos en la Argentina será poco. Hay que hacer lo que tenemos previsto y mucho más».
El ministro del área, Roberto Salvarezza, sostuvo: «Es un momento para repensar este año, en el que a pesar de que nos golpeó la pandemia, dimos pasos importantes para poner de pie a la ciencia argentina. Recuperamos el ministerio, incrementamos montos y cantidad de becas, duplicamos el número de ingresos al Conicet, aumentamos los subsidios e incorporamos equipamiento. Si queremos compararnos con los países desarrollados, necesitamos más científicos. Vemos a la ciencia como un instrumento de recuperación, para el cuidado del ambiente, para ir hacia atrás en el pasado, y pensar el presente y el futuro, para obtener más soberanía espacial y energética».
Sumó: «La pandemia puso de relevancia la capacidad de la ciencia argentina. Cientos de investigadores dejaron sus papers de lado. Estamos todos enormemente agradecidos con ellos y conscientes de la deuda que tenemos con la ciencia. A la Argentina la vamos a construir con el aporte de todos ustedes».
A diferencia de otros años, ninguno de los premiados habló.
Fuente: Nora Bär, La Nación