La vida de Antoni Gaudí, creador de la Basílica de la Sagrada Familia -convertida, aun sin terminar, en símbolo de la ciudad de Barcelona-, está siendo revisada con detenimiento en el Vaticano. El objetivo es lograr la beatificación del llamado «arquitecto de Dios» y llevar a buen puerto en la Iglesia el proceso iniciado en 1992, a instancias de un grupo de laicos.
El primer paso fue constituir la Asociación Pro-Beatificación de Antoni Gaudí, que encabeza el arquitecto José Manuel Almuzara Pérez , 28 años después, sigue promoviendo en forma activa la obra del arquitecto catalán.
La idea de avanzar con el proceso de beatificación surgió en 1992, cuando Juan Pablo II animó a promover la vida de laicos como modelos de santidad. Hoy, Almuzara ve puntos de contacto entre el genial arquitecto catalán y el pontificado de Francisco, una sintonía marcada por los gestos de austeridad y sencillez que se conocen de Gaudí y su preocupación por los obreros que participaban de la construcción de la basílica, su obra cumbre.
«Francisco nos dijo que Gaudí era un gran místico y nuestra premisa es hacerlo conocer cada vez más como arquitecto, como cristiano y como hombre» resumió Almuzara a LA NACION.
Recordó, además, que «Gaudí siempre procuraba sumar y buscar aquello que une». Y, al revalorizar la dimensión humana en su trabajo como arquitecto, citó una de las frases que dejó escritas el singular creador catalán: «Primero el amor, que los arquitectos se enamoren de la búsqueda de la perfección, y luego la técnica».
Otra de las premisas que transmitía a su equipo de trabajo se aplica muy bien a la política inclusiva de Francisco: «No hay nadie inútil. Todos sirven. Lo importante es descubrir para qué sirve cada uno».
La idea de promover el reconocimiento de Gaudí como modelo de santidad partió del padre Ignacio Segarra, quien propuso a los laicos avanzar en la investigación de su vida y su obra mientras predicaba un retiro espiritual, durante la Semana Santa de 1992.
La asociación civil se dedica a difundir la doble dimensión espiritual y artística del creador de la Sagrada Familia, a través de conferencias, exposiciones, publicaciones y la recopilación de testimonios y gracias recibidas por su intercesión. Para financiar sus actividades, cuenta con una alcancía en el templo, que recibe más de 5 millones de visitantes por año (unos 15.000 por día).
El proceso
Proclamado siervo de Dios, luego de superar la fase diocesana en Barcelona, el proceso de beatificación se encuentra hoy en la Congregación de las Causas de los Santos, en el Vaticano.
«Actualmente se está revisando la Positio, el estudio sobre la vida, la práctica de las virtudes y la fama de santidad. Una vez concluida e impresa, se entregará a la Congregación y será sometida, primero, al estudio de los consultores historiadores y, luego, a los teólogos», explicó el padre Josep M. Blanquet, que sigue la marcha del proceso por encargo del arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella.
Superadas esas instancias, se evaluará si corresponde dictar el decreto sobre la heroicidad de las virtudes, para proclamarlo «venerable», sin posibilidad todavía de recibir culto. Luego debería recorrer el último tramo para ser proclamado beato.
Nacido en Reus, en 1852, Gaudí deslumbró con su particular estilo arquitectónico y construyó varios íconos de la cultura catalana, como la Casa de Vicens, el Palacio Güell, el Parc Güell y la Casa Batlló, entre otras construcciones que se hicieron célebres.
La obra magna
Con los trabajos de la cripta, comenzó a levantar en 1883 el templo de la Sagrada Familia. Dedicó los últimos diez años de su vida, exclusivamente, a este proyecto y pasó a vivir en el mismo templo, para supervisar directamente las obras.
Testimonios reunidos por Almuzara y su equipo reflejan la fuerte conmoción que suscitó la accidentada muerte de Gaudí, el 10 de junio de 1926, tres días después de ser atropellado por un tranvía, cuando salía del templo de la Sagrada Familia, rumbo al oratorio de San Felipe Neri, cerca de la Plaza Urquinaona. Los obreros que trabajaban en la construcción del templo y alumnos de la Escuela de Arquitectura, entre una multitud, acompañaron el cortejo hasta su entierro, en la misma cripta donde había iniciado los trabajos.
Benedicto XVI consagró el templo durante su visita, en noviembre de 2010, y llamó a Gaudí «arquitecto genial y cristiano consecuente, con la antorcha de su fe ardiendo hasta el término de su vida, vivida en dignidad y austeridad absoluta».
De las 18 torres que Gaudí planificó en el diseño de la Sagrada Familia, solo pudo ver en vida una: la dedicada a San Bernabé. Luego se completaron otras siete, que recuerdan a distintos apóstoles y discípulos.
Se estima que la basílica está construida ya en un 70% y el objetivo es completarla en 2026, año del centenario de Gaudí. Para 2022 está previsto que se completen seis de las torres que faltan: las dedicadas a Jesucristo, la Virgen María y los cuatro evangelistas (Mateo, Marcos, Lucas y Juan). Y se espera finalizar en 2026 la fachada principal y las torres dedicadas a San Pablo, San Pedro, Santiago y Andrés.
Fuente: Mariano De Vedia – La Nación