“Personalmente, estoy un 51% en contra de hablar de la pandemia”, le dijo Vernoff a su equipo creativo. “La gente está tan asustada, tan agotada y tan deprimida, que seguro va a mirar Grey’s Anatomy para despejarse un poco, ¿no les parece?”
En junio pasado, cuando los guionistas de Grey’s Anatomy se volvieron a reunir, ahora virtualmente, después de un receso más largo que lo habitual, Krista Vernoff, la histórica directora creativa de la serie, les preguntó si creían que la nueva temporada de la serie debía incorporar la temática de la pandemia.
Vernoff tenía su opinión, pero se mostró abierta a los contrargumentos y, cuando les dijo que se expresaran libremente y trataran de convencerla de lo contrario, en las ventanitas de Zoom casi todos levantaron la mano. El asesor quirúrgico de la serie, el doctor Naser Alazari, fue quien presentó el argumento más contundente: no podían dejar pasar la historia de la pandemia, porque es una de esas cosas que ocurren una sola vez y marcan la vida de todos, y Grey’s tenía la responsabilidad de contar esa historia.
La discusión se repetía en muchas otras salas online, donde se reunían los equipos creativos de las series de hospital, los programas de rescatistas, las sitcoms y las series de casos policiales y enjuiciamientos. Ignorar los acontecimientos del año pasado –la pandemia, el demorado reconocimiento del problema racial en los Estados Unidos– implicaba que las series del horario central de la televisión quedarían afuera (más afuera todavía), de la realidad observable del mundo. Al mismo tiempo, incluir esa problemática entrañaba el riesgo de terminar de cansar a los televidentes ya agotados y de taparles la mitad de la cara a las estrellas más fotogénicas de la televisión.
También implicaba atreverse a predecir el futuro. David Shore, director creativo de The Good Doctor, de ABC, sabía que los guiones escritos en julio no se grabarían hasta octubre. “Es un problema que normalmente nadie enfrenta, porque en general, en el momento de escribir un guión, uno ya sabe cómo va a ser el mundo un par de meses después”, dice Shore.
A partir de octubre, cuando volvieron las series guionadas, y con los estrenos de temporada de diciembre y enero, los espectadores pudieron ver toda una variedad de enfoques. Algunos programas han hecho de la pandemia su estrella, otros la han relegado a un papel secundario, y otros directamente la borraron del planeta. Los directores creativos y los jefes de producción tuvieron que adivinar lo que quería el público: ¿Televisión que refleje el mundo tal como lo vivimos? ¿O una televisión que brinde distracción, en especial cuando ese mundo parece estar en llamas, y a veces literalmente lo está?
Para cualquiera que haya pasado los primeros meses de la pandemia haciendo un zapping frenético entre noticias nefastas y episodios de Jardines de Europa, y que todavía se tensiona cada vez que un personaje entra sin barbijo a un espacio cerrado, esa pregunta sigue abierta. Pero las personas que hacen televisión no tienen más remedio que encontrar una respuesta.
La mayoría de las sitcoms, especialmente las más nuevitas, esquivaron la temática pandémica, pensando sobre todo en las reposiciones futuras. “Siempre he creído en hacer comedias que no tengan una gran marca de época”, dice Chuck Lorre, creador de exitosas comedias populares del pasado y del presente, como The Big Bang Theory y Mom. “Y esa es la mejor razón para evitar las pandemias y los pantalones pata de elefante.”
Mr. Mayor, que se estrenó el es pasado en NBC, introdujo el tema a través del remate de un chiste: “Dolly Parton les compró vacunas a todos”, dice en un momento el novato en la política interpretado por Ted Danson.
Last Man Standing, la sitcom familiar de Fox interpretada por Tim Allen, decidió saltearse dos años de la ficción entre una temporada y otra de la serie. En vista al estreno de enero, a su director creativo, Kevin Abbott, se le ocurrió que los mejores chistes sobre la pandemia llegarán aproximadamente dentro de dos años, y que los guiones que reflejaran la realidad actual podían parecer demasiado sombríos.
“La gente ya está deprimida y no queremos terminar de hundirla”, dice Allen. Saltearse la pandemia también implica que la serie no tiene que preocuparse por enojar al público más conservador (al menos en Twitter, Allen se ha manifestado como pro-barbijo.)
“Para nosotros fue mejor directamente no tener que lidiar con el asunto, porque nuestro programa no está diseñado para poder plantear bien el tema”, dice Abbott
Otras comedias no pudieron darse ese lujo, sobre todo las más comprometidas políticamente o las que están llenas de personajes que son trabajadores esenciales, como Superstore. “Nuestro programa transcurre en un local comercial”, dice Jonathan Green, director creativo de la serie Superstore. “Nos pareció que seguir como si no ocurriera nada terminaría siendo distractivo.” Green y el otro director creativo de la serie, Gabe Miller, sintieron que tenían la responsabilidad de reflejar el impacto de la pandemia en las vidas de los empleados de comercio. Como Superstore es una comedia, y no un drama, les pareció que podía hacerse sin cargar las tintas.
Las series de hospital, sin embargo, no tienen más remedio que ocuparse frontalmente del tema. The Good Doctor se estrenó con un fuerte capítulo doble sobre el coronavirus y, a continuación, la trama pegó un salto hacia el futuro.
“Por un lado, ignorar del todo la pandemia habría sido una locura”, dice Shore. “Y por el otro, ocupar toda la temporada con el tema de la pandemia habría sido agotador, tanto para nosotros como para el público.”
The Resident, la serie dramática de Fox, aborda el tema en un capítulo estreno que concluye con escenas en un futuro libre de coronavirus, y en ese entorno transcurre toda la temporada. Amy Holden Jones, su creadora, dice que una serie que trata un caso nuevo cada semana no podía detenerse para siempre en el tema del virus. “Desde el punto de vista médico, lo que podés contar sobre el Covid en una serie es muy limitado.”
Pero en Grey’s Anatomy se pasan toda la temporada batallando contra la pandemia, y varios de sus protagonistas caen con Covid, entre ellos Meredith Grey, interpretada por Ellen Pompeo.
“Mi opinión era que si lo hacíamos, sería a fondo”, dice Vernoff. “No sabemos cómo va a ser la medicina post-Covid, así que preferimos no saltar hacia un futuro imaginario”.
Aun así, Vernoff y los guionistas incluyeron algunos alivios narrativos, como secuencias de fantasía junto al mar y algunas emergencias más comunes, aunque ese segmento con adolescentes con espantosas quemaduras por un incendio forestal no es demasiado alivio que digamos.
Comprometerse con las historias del Covid-19 le confiere peso y gravedad a la serie: el escalofrío de lo real. Pero también puede complicar el recorrido narrativo de los personajes. Cuando This Is Us completó su cuarta temporada, justo antes de la cuarentena de mediados del año pasado en los Estados Unidos, los primeros episodios de su quinta temporada ya estaban escritos. Para incluir la pandemia, Dan Fogelman, director creativo de la serie, tuvo que hacer cambios significativos en los guiones. De pronto, los miembros de la familia ya no podían volar para verse cuando se les daba la gana. Y las historias de embarazo y adopción también necesitaron ajustes.
Otras series hicieron grandes y pequeños cambios. Para las escenas donde el personal del local se toma descanso, Superstore cambió el escenario por un galpón más aireado, donde los personajes pueden mantener el distanciamiento social. Grey’s Anatomy decoró el césped fuera del bungalow de los guionistas igual que el patio trasero de Meredith Grey en la serie.
Las máscaras y barbijos, especialmente cuando se usan de manera responsable, plantean problemas particulares para el rodaje. La televisión depende del primer plano, el plano medio y lo que muchos creadores denominan “actuación facial”. Cuando la cara está cubierta de la nariz para abajo, esa actuación facial se resiente. “No creo que sea divertido ver a Angela Bassett con la mitad de la cara tapada todo el tiempo”, dice Minear.
Se diría que los programas médicos la tienen más fácil, ya que el público está acostumbrado a ver a los médicos emocionarse detrás de un barbijo cuando están en el quirófano. “Siempre tuvimos largas escenas donde hablamos de nuestros sentimientos con un cuerpo abierto frente a nosotros”, dice Vernoff.
Pero hasta las series dramáticas de médicos y hospitales buscaron una forma responsable de permitir que sus personajes se saquen el barbijo, a riesgo de que se contagien. Pompeo sufre de asma. Las escenas de fantasía en la playa, inducidas por la fiebre, fueron pensadas para que tanto el personaje como la actriz pudiesen tomarse un respiro.
Los directores creativos de varias series detallaron su compleja “planificación de barbijos”, y rastrearon escena por escena la cara cubierta de sus personajes. Pero al mostrar una higiene con protocolos a rajatabla se corre el riesgo de hartar a esa parte del público que sufre fatiga pandémica, dice Christopher Silber, director creativo NCIS: New Orleans, de la cadena CBS. De todas formas, Silber dice que valió la pena.
“Nos sentimos con la responsabilidad de reflejar el mundo en el que vivimos ahora”, dice Silber. Algunos programas abogan por el uso de barbijo en la pantalla, como For Life, de ABC, donde un personaje principal critica a quienes no lo usan.
La pandemia también ha imprimido modificaciones más sutiles y menos visibles en las series del horario central. Ahora hay más escenas al aire libre y menos tomas en interiores. “La gente no quiere que te metas a filmar en sus hogares, o en sus negocios”, dice Glenn Gordon Caron, director creativo de Bull, drama judicial de CBS. All Rise, también de CBS, incluye menos juicios con jurado, y 911 ha limitado sus escenas de multitudes.
A medida que aumente el número de casos y el virus mute, los programas también mutarán. Otras series encontrarán la forma de escribir rodeando la pandemia. Porque ni siquiera “esas cosas que ocurren una sola vez y marcan la vida de todos” duran para siempre, y además ¿quién quiere realmente prender la tele para encontrarse con otro intubado?
Pero en una cultura saturada por los medios donde “si no hay foto no ocurrió”, es mucho lo que se puede decir para validar una experiencia terrible y compartida por todos, aunque sea con cortes comerciales. Hasta que todos y cada uno de nosotros pueda pegarse la calcomanía que diga “¡Ya me vacuné!”, los series que insistan con el tema no acompañarán tomándonos de la mano —metafóricamente, porque de momento tomarse de la mano es una pésima idea— para reflejar nuestra realidad y ayudarnos a soportarla, caso a caso, risa a risa, barbijo a barbijo.