La función de modo nocturno, presente en dispositivos con pantallas como los teléfonos móviles inteligentes y que reduce la luz azul en favor de tonos anaranjados, no mejora el sueño al utilizarse antes de dormir, en contra de lo que se creía hasta ahora.
Es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista académica Sleep Health, realizado por investigadores de la Universidad Brigham Young (BYU), de Estados Unidos, como recoge la institución en un comunicado.
El estudio de BYU ha analizado el sueño de 167 personas adultas de entre 18 y 24 años que usaban teléfonos móviles a diario, a quienes se les pidió que pasasen al menos ocho horas en la cama utilizando un sensor acelerómetro en la muñeca para medir su sueño.
De ellos, a una parte de los participantes se les pidió que usasen el smartphone en modo nocturno, a otros que lo utilizaran pero sin activar este modo y al resto que no mirasen el móvil.
Utilizando el acelerómetro, la investigación fue capaz de medir el tiempo de sueño, la calidad, el momento del despertar y el tiempo que la persona tardó en conciliar el sueño cada uno de los grupos.
“En toda la muestra, no hubo diferencias entre los tres grupos”, ha afirmado el profesor de psicología de PYU y autor del estudio, Chad Jensen, que asegura que “el modo nocturno no es superior a usar el móvil sin modo nocturno o no utilizar el teléfono”.
Hasta ahora, se creía que los modos nocturnos, que potencian la luz anaranjada y reducen la cantidad de luz azul, logran de esta manera no afectar a la producción de melatonina y no interferir tampoco en los ciclos de sueño.
Al no contemplar diferencias, el estudio dividió a todos los participantes en dos grupos: los que durmieron alrededor de siete horas, cerca de las ocho horas recomendadas, y los que durmieron seis o menos.
Entre el segundo no se apreciaron cambios, pero entre quienes durmieron menos, la investigación observó diferencias en la calidad de sueño en función del uso del móvil, ya que quienes no usaron el teléfono tuvieron una mayor calidad de sueño que los que sí lo utilizaron, fuese o no con el modo nocturno activado.
Los resultados del estudio apuntan a que no es solo la luz azul lo que crea dificultad para dormir y empeora la calidad de sueño, sino que deberían tenerse en cuenta otros factores como la actividad psicológica al escribir mensajes, deslizar o publicar.
“Aunque hay mucha evidencia que sugiere que la luz azul incrementa el estado de alerta y hace más difícil dormir, es importante pensar en qué parte de esa estimulación es por la emisión de luz frente a otras estimulaciones cognitivas y psicológicas”, ha concluido Jenssen.
Fuente: La Nación