El impacto de la pandemia sobre la salud mental será importante a largo plazo y se producirá a nivel global, según ha vaticinado la OMS, que no solo centra sus consecuencias en la transmisión del virus, el miedo al contagio o el impacto psicológico de los confinamientos, sino que también pone el foco en los estragos derivados del desempleo y las dificultades socioeconómicas.
Pero además los efectos del aislamiento social y la pérdida de rutinas vivenciales sobre las funciones diarias como la atención, la memoria o las funciones ejecutivas ya se aprecian en consulta, según revela el neurólogo Dr. Juan A. Cruz Velarde, del Instituto de Neurobiología Clínica, quien asegura que la falta de interacciones sociales ha influido en la desestabilización de pacientes ya afectados con problemas de ansiedad y depresión.
Así, el experto afirma que se ha notado un incremento de patologías asociadas a estos problemas como cefaleas tensionales, insomnio o cervicalgias por tensión muscular.
También se han producido muchas alteraciones del sueño, así como un aumento de los trastornos obsesivos como la obsesión por la higiene o la hipocondría, según apunta el director de la Clínica Neuroscenter, Sydney Pinoy, quien reconoce que se están viendo síntomas y trastornos que estaban latentes pero que ahora salen a la luz. «La incertidumbre sobre el futuro es algo que está afectando mucho a quienes sienten más estrés o son más propensos a sufrir ansiedad», revela.
De hecho, el experto afirma que la mayoría de los que acuden a su consulta por sufrir ansiedad o depresión consideran que el coronavirus ha sido una circunstancia agravante.
Todo esto ha dado lugar a una necesidad creciente de trabajar la mente para afrontar situaciones desfavorables como las que estamos viviendo. Y aquí es donde entra en juego en neurofeedback, la técnica de entrenamiento cerebral con la que trabajan ambos expertos.
Cómo funciona el neurofeedback
Según la definición del director de Neuroscenter, el neurofeedback es una técnica de retroalimentación de la actividad cerebral que enseña a regular las ondas cerebrales. «Primero registramos las ondas cerebrales a través de sensores situados en el cuero cabelludo (electroencefalograma o EEG). Luego estas se interpretan para saber qué zonas del cerebro están funcionando incorrectamente comparándolas con su función normal. Durante el entrenamiento un ordenador proporciona indicaciones audiovisuales (en forma de ejercicio o videojuego) para la activación o desactivación de regiones cerebrales concretas. Si el cerebro sigue bien el ejercicio, el videojuego continúa. Pero si se detectan procesos erróneos, se detiene. De esta manera el cerebro aprende lo que debe hacer para reducir las ondas cerebrales que causan el estrés o la dificultad y a incrementar la actividad de las que tienen un funcionamiento óptimo», explica.
Según el experto, por tanto, lo que se consigue con esta técnica es que el cerebro logre afianzar lo aprendido gracias a la repetición y se mantenga en ese mismo estado de equilibrio después del tratamiento para mejorar su gestión del estrés. «Los procesos de aprendizaje funcionan mediante automatizaciones, así que cuando aprendemos o repetimos procesos no funcionales éstos se afianzan dentro de nuestras costumbres. El neurofeedback permite al cerebro desaprender para volver a aprender nuevos circuitos neuronales más funcionales que no afecten al bienestar emocional o físico», explica.
En la actualidad existen protocolos desarrollados -con evidencia empírica- para abordar su sintomatología en casos de alteración del patrón del sueño, ansiedad, depresión y TOC, entre otros. También facilita el proceso de integración de las emociones vividas dentro del abordaje psicoterapéutico en consulta.
Pero además, tal como apunta el Dr. Cruz Velarde la realizacion de actividades que promuevan la conexión neuronal y la creación de nuevas rutas funcionales entre diferentes áreas cerebrales es la clave para retrasar y protegernos frente al envejecimiento cognitivo. La reducción del estrés y la potenciación de la función trófica del sistema parasimpático en combinación con diferentes técnicas como la meditación o el neurofeedback pueden ser muy interesantes para los pacientes.
Promover la neuroplasticidad
Las técnicas de entrenamiento cerebral persiguen activar circuitos neuronales y funciones cognitivas en función de las deficiencias detectadas. «Puede realizarse mediante ejercicios dirigidos de neuropsicología y también mediante neurofeedback para optimizar de forma personalizada las conexiones entre áreas cerebrales», detalla el Dr. Cruz Velarde.
En general todo lo que hace que nuestro cerebro se ejercite y promueva su neuroplasticidad beneficia la salud en general. La meditación, el mindfulness, el aprendizaje de idiomas o de nuevos instrumentos así como el neurofeedback son algunas de las técnicas que, según Pinoy, permiten entrenar el cerebro. «La meditación y el mindfulness tienen beneficios cognitivos y psicológicos importantes. Por ejemplo, mejoran la memoria, aumentan la capacidad de concentración y la creatividad, y retrasan el deterioro asociado al envejecimiento, e incluso hay estudios que afirman que mejoran el sistema inmunológico», apunta.
Para trabajar el mindfulness hay un ejercicio efectivo que consiste en leer al tiempo que cronometramos los momentos en los que estamos plenamente atentos a lo que leemos. Cuando perdemos el foco por culpa de un pensamiento, paramos el cronómetro y lo anotamos y luego volvemos a empezar. «Con el tiempo, iremos viendo que nuestra capacidad de atención y concentración va aumentando», revela Pinoy.
Por su parte, el neurofeedback es una técnica que nos permite poner el foco en aquello que queremos mejorar y entrenar, de manera que resulta más preciso y más rápido que la meditación o el mindfulness y que cualquier otro entrenamiento cerebral.
Los beneficios de entrenar el cerebro
Al realizar un entrenamiento cerebral se crean nuevas rutas neuronales, de modo que, tal como explica Sydney Pinoy, vamos creando nuevos hábitos cerebrales que se traducen en cambios en la manera de afrontar la realidad. «Así pues, tras el entrenamiento, la persona tendrá más recursos y más capacidad de canalización y adaptación, lo cual se traducirá en menos estrés, por ejemplo», aclara.
El neurofeedback aumenta la capacidad de ‘insight’ de una persona, es decir, aumenta la capacidad a través de la cual podemos tomar conciencia de una situación para comprenderla. Esto permite, por ejemplo, que la psicoterapia se lleve a cabo en mejores condiciones.
«Me gusta decir que el neurofeedback es como esas bolas de nieve de Navidad que agitas, para luego esperar a que la nieve caiga y se ponga otra vez en su lugar», comenta Pinoy, quien revela que el cerebro actúa de la misma manera, pues a lo largo de nuestra vida hay que ir agitándolo para fomentar su plasticidad, creando con ello nuevas redes neuronales (sinapsis), que se traducirán posteriormente en nuestras conductas.
Cómo, cuánto y cuándo entrenar el cerebro
Si hablamos de meditación lo ideal es practicarla como mínimo unos 20 minutos al día, según los expertos. En cuanto al mindfulness se puede intentar practicarlo tanto como sea posible. «Ser consciente de nuestro entorno y nuestra vida es importante para nuestro bienestar psicológico y físico. Los resultados se irán asentando en el tiempo, dependiendo de la fisiología y psicología de la persona», dice Pinoy.
En el caso del neurofeedback el entrenamiento se lleva a cabo realizando una o dos sesiones de 30 minutos a la semana. Según el experto, existe evidencia empírica de cambios iniciales a partir de 20 sesiones de neurofeedback en una casuística del 80%, pero, tal como aclara, hay que tener en cuenta que cada caso es siempre distinto, por lo que nos movemos en márgenes de entre 20 y 180 sesiones. «Son números a grandes rasgos, hay casos de personas que mejoran tras unas pocas sesiones y otras que empiezan a notar sus efectos después de las 20 sesiones», concluye.
Fuente: ABC, España