Hace dos largas semanas en una videoconferencia con referentes Grupo de Puebla, Alberto Fernández esbozó una visión idealista sobre el futuro del país y la región luego del coronavirus, que amenaza la salud y la economía mundial. «Yo lo que estoy proponiendo es una vida más digna en el mundo, y si no podemos hacerlo en el mundo, por lo menos en América Latina», sintetizó el Presidente ante los líderes iberoamericanos de centroizquierda.
Comparten y contrastan esa visión 26 intelectuales que se referencian en el kirchnerismo duro, en el albertismo, la izquierda y en Cambiemos e independientes y que fueron convocados por el Gobierno para un libro colaborativo de título explícito: «El futuro después del Covid-19».
Conviven en este experimento que pretende burlar la grieta desde ex miembros de Carta Abierta, como Horacio González, Ricardo Forster y Atilio Borón; pasando por politólogos de diferentes matices, como María Esperanza Casullo y Andrés Malamud; hasta la siempre crítica Beatriz Sarlo y el ex titular del Club Político Argentino y simpatizante de Cambiemos, Vicente Palermo, que meses atrás definió al Presidente en una entrevista de La Nación como un “un crack de la política sin convicciones”.
Convocados por el asesor presidencial y director del programa Argentina Futura de Jefatura de Gabinete, Alejandro Grimson; veintiséis pensadores de todas las corrientes ideológicas comparten la creencia lógica de que el mundo no será el mismo después de la pandemia.
El libro, que se publicará online en los próximos días se limitaría al mundo académico si no fuera porque Grimson -que conoció al Presidente recién en 2018- ganó terreno en el micromundo de poder de Fernández: colabora con los discursos del jefe de Estado e incluso representa a la Casa Rosada en reuniones ministeriales. Por eso, también, está previsto que el mandatario lo destaque en su agenda; todos los ministros recibirán una copia.
Lucrecia Cardoso, Alejandro Grimson, Natalia Calcagno y Franco Vitali. Foto de Luciano Thieberger.
“Creo que nunca se publicó un libro tan diverso. Para nosotros la pluralidad es un medio y un fin en sí mismo”, señala Grimson, antropólogo social investigador del Conicet, sobre los autores de la antología como “un libro de emergencia”.
Clarín leyó tramos como adelanto. Algunos ensayos son más analíticos, otros más propositivos, como el de Sarlo, que reflexiona sobre gravar las grandes fortunas. “Lo mejor que puede aportar el futuro de la pandemia es una reforma impositiva, con un acento puesto sobre los bienes personales. Los empresarios pagarán más si son ricos, no si sus empresas son prósperas e invierten productivamente sus ganancias. Si la pandemia nos convierte en un en un país impositivamente más justo, podremos decir que hemos vencido y que habrá un futuro”, señala la crítica literaria en lo que parece ser una alusión al impuesto a las grandes riquezas que impulsa el kirchnerismo.
Vicente Palermo, que evoca en su artículo las compras con sobreprecios en Desarrollo Social, que terminaron con el despido de 15 funcionarios, es más bien pesimista sobre los cambios que producirá la Argentina después de la pandemia. “El problema es que nuestro país tiene una experiencia de situaciones críticas que han arrojado una y otra vez resultados conservadores”, sugiere.
Malamud y la portuguesa Helena Carreiras reflexionan sobre cómo la pandemia permitió que la discusión sanitaria ingresara al olimpo de la alta política y generó la paradoja de Estados más fuertes pero interdependientes entre sí.
Juan Gabriel Tokatlian, de la Universidad di Tella, plantea ansía cambios, pero no los espera. Forster -un kirchnerista de paladar negro reconvertido en asesor presidencial- en cambio advierte que toda la “certeza de la infinitud del capitalismo, y todos sus correlatos, se ha derrumbado”.
María Esperanza Casullo, autora de Por qué funciona el populismo, admite que su artículo es más sobre el pasado que sobre el futuro. “Mi idea es que descubrimos que en la emergencia de la pandemia eran las viejas `ineficacias` de la Argentina las que nos sostuvieron. Hay que trabajar más en ellas en lugar de intentar una modernización que siempre se nos escapa”, señala antes de enumerar los sostenes cuestionados: el federalismo, el Conicet, las universidades nacionales o el Instituto Malbrán.
También participan del libro -compilado por Nahuel Sosa, Lila Stiegrist y Federico Escribal- escritoras como María Moreno y Gabriela Cabezón Cámara; la asesora presidencial e investigadora Dora Barrancos; los sociólogo Eduardo Fidanza y Maristella Svampa (quien supo ser parte de Plataforma 2012); la licenciada en filosofía Diana Maffia y la antropóloga Rita Segato; ambas activistas feministas.
Mientras la oposición y el oficialismo vuelven a tensar la cuerda alrededor de las restricciones de la cuarentena, la economía y las prisiones domiciliarias; algunos de sus respectivos referentes culturales ensayan respuestas conjuntas. Como los primeros, no necesariamente acuerdan.
Fuente: Clarín