Los argentinos y el beso. Gran tema. Nos lo recuerdan a menudo aquellos visitantes que llegan a Ezeiza por vez primera. Los fascina que dos desconocidos se besen en la mejilla. Lo del mate también los contraría: no comprenden la intimidad del rito, los escandaliza la bombilla plateada donde convergen los flujos de unos y otros. Somos una sociedad con tendencia al contacto: al abrazo, al afecto, al tango, al intercambio. Pero toda esa cultura del encuentro parece estar amenazada por el avance del coronavirus. Frente a esto, ¿qué hacer?
Lo primero: vida normal. Como antes del COVID-19. Saludar con un beso, aceptar un mate, estrecharse las manos. Nada está por ahora prohibido, ni representa en sí mismo una conducta de riesgo. El principal pedido de las autoridades sanitarias es mantener las condiciones de higiene: lavarse las manos, desinfectar ambientes.
«Argentina no registra transmisión local del virus. A pesar de eso, el país se encuentra en máximo alerta para sensibilizar la vigilancia epidemiológica», sostienen desde le Ministerio de Salud. «Se está en fase de contención para detectar casos sospechosos de manera temprana, asegurar el aislamiento, brindar la atención adecuada a los pacientes e implementar las medidas de investigación, prevención y control tendientes a reducir el riesgo de diseminación de la infección en la población». ¿Entonces? ¿Los besos?
«Hoy tenemos la misma situación de siempre: debemos mantener la higiene en términos generales para prevenir cualquier enfermedad infecto contagiosa. Pero eso no implica que no hay que besarse ni darse la mano», dice el doctor Daniel López Rosetti. «Pero esa condición -agrega- podría suceder si es que se produce una situación de virus circulante extendido y se acredita como norma sanitaria evitar el contacto interpersonal».
El especialista recuerda que durante la epidemia de Gripe A, que llegó a la Argentina en 2009, para evitar y disminuir contagios se cancelaron diferentes espectáculos y acontecimientos. Una medida clave, además, fue que algunas escuelas adelantaron el comienzo de las vacaciones de invierno. Por ahora, la situación es diferente.
«El virus alcanza por estornudos o tos hasta seis pies de distancia. Son dos metros, según la normativa de la OMS. Pero hoy, vida normal. Y sí estar atentos a las ordenanzas de las autoridades, que podrían incluir esa condición de no besarse o evitar por un tiempo rondas de mate si se desatara un escenario de virus circulante. Hoy no pasa», insiste Rosetti.
La corte apresurada
La primera controversia alrededor del contacto y sobre todo del mate, comenzó en la Argentina mucho antes de que se conociera el primer caso de coronavirus en el país. El 19 de enero, cuando la epidemia seguía encapsulada en Asia, el Departamento de Medicina Preventiva y Laboral de la Corte Suprema de Justicia de la Nación difundió un instructivo para evitar el contagio de coronavirus. Entre los consejos a sus empleados sugerían “no tomar mate”.
Yerba mate.
Debido a la repercusión de estas medidas, la Sociedad Argentina de Infectología salió a contradecir a la entidad judicial. Consideró que la medida resultaba “exagerada”. En las redes de SADI aclararon: «Argentina no está en situación de brote epidémico por coronavirus por lo cual estas indicaciones no tienen base en evidencia epidemiológica local», escribieron desde su cuenta de Twitter. Fin de la polémica.
Saludos por el mundo
Sin embargo, la ola global del coronavirus hizo que en diferentes lugares del plante donde sí se dispararon los casos, se hayan tomado medidas contra los besos y los saludos. En Pekín, letreros rojos piden a la gente no intercambiar apretones de manos sino unir las propias en señal de saludo. Por altavoces, se recomienda hacer el gesto tradicional gong shou, palma en el puño, para decir «hola». Otra alternativa: el «toque de codo».
En Irán, donde el lema «No te doy la mano porque te quiero» se multiplica, se desarrolla una manera de saludarse entre hombres (en la República Islámica no es conveniente estrecharse la mano entre personas de sexos opuestos) que consiste en adelantar el puño cerrado hacia el otro, que hace lo mismo sin que los dos puños entren en contacto. Un video viral en las redes sociales muestra a tres hombres, dos de los cuales llevan una mascarilla y tienen las manos en las bolsillos, que se saludan alegremente tocándose unos a otros los pies: el «footshake».
Desde hace algunos días, los periódicos franceses abundan en consejos sobre los nuevos comportamientos a adoptar para reemplazar los apretones de mano y los besos. Recordando que el saludo de mano es relativamente reciente, de la Edad Media y además muy occidental, un experto en modales entrevistado en varios medios de comunicación, Philippe Lichtfus, insiste en la importancia de «mirar» a la persona que se saluda.
El Ministerio de Salud recomendó a los brasileños que no compartan las bombillas de metal usadas para beber el tradicional mate, o chimarrao, una bebida muy popular en Sudamérica. El beso, «aunque no sea en la boca», también es totalmente desaconsejable.
En Nueva Zelanda, varias instituciones abandonaron el «hongi», un saludo tradicional maori en el que dos personas se pegan la nariz y la frente. La Universidad Politécnica WelTec de Wellington remplazó el «hongi» par la «waiata», un canto maori, para la ceremonia de bienvenida de los nuevos estudiantes. Para dar un ejemplo de los nuevos comportamientos sanitarios y sociales, el ministro del Interior alemán, Horst Seehofer, rechazó el lunes estrechar la mano tendida de la canciller Angela Merkel. Ambos se rieron.
A poco más de un mes de la Semana Santa, los besos a la Virgen podrían prohibirse. «Es una de las medidas sobre la mesa», según un responsable de Salud, Fernando Simón. Durante la semana santa, fundamentalmente en España, las procesiones católicas se celebran en todo el país, donde miles de fieles se apresuran a tocar, particularmente, las manos y los pies de la Virgen o de los santos para pedirles protección.
En Rumania, el temor al coronavirus corre el riesgo de estropear la celebración del Día Internacional de las Mujeres, este domingo. El secretario de Estado en Salud, Nelu Tataru, aconsejó a los hombres no besar más a las mujeres a las que ofrecen un ramo de flores y un amuleto de la suerte (el «Martisor»), como manda la tradición a principios de la primavera. «Ofrecemos flores, pero sin besos», recomendó.
Por su parte, la poderosa Iglesia ortodoxa autorizó a los fieles a dejar de abrazar los íconos en las iglesias y a usar una cuchara desechable para la comunión.
El «Footshake» también se impone en el Líbano, donde un video viral muestra al cantante Ragheb Alama y al comediante Michel Abou Sleiman, alegres, golpearse los pies cuatro veces haciendo el sonido de un beso con su boca. y el ministro de Salud del estado de Nueva Gales del Sur, Brad Hazzard, invitó a los australianos a «darse palmaditas en la espalda en lugar de darse la mano».
Fuente: Clarín