En los Estados Unidos o en Japón, en los ’90 o en los umbrales de 2020, el verbo adolecer significa lo mismo. Con o sin pantallitas de por medio, sin conexión al wifi o sin conexión en el sentido más profundo de lo social y los sentidos, la muerte de la niñez se atraviesa de manera parecida. Ser adolescente es carecer, sentir demasiado, quebrarse, romperse, destruir un mundo, empezar a separarse de la tribu y a la vez querer formar parte de otra. Esa curva tragicómica de la vida es uno de los focos principales de las series del momento.
En una era en la que se producen más series que nunca y en la que la desesperante oferta permite mirar en un año más historias de las que podían verse a lo largo de una vida, el dolor juvenil es el ancla de cientos de productores que ven el negocio en la narración de esa etapa. Sapos de otros pozos que intentan encajar en algún pozo… 13 Reasons Why, Elite, Baby, Everything Sucks son algunos de los ejemplos que propone el streaming.
«13 Reasons Why».
El bullying, el despertar sexual, las drogas, la discriminación, las primeras desilusiones, la militancia política, las utopías, el acoso, la necesidad de pertenencia, el tormento psicológico, los trastornos de alimentación, la vida irreal que propone el filtro de Instagram. Todo ese compendio, cristalizado con las aulas como escenografía principal.
Habrá que remitirse al autóctono Socorro, quinto año como un posible antecedente de serie con un colegio secundario como protagonista. 1990: por entonces Canal 9 se animaba a hablar de embarazos adolescentes, de porro en los baños de la escuela. El ciclo -con Fabián Vena, Laura Novoa, Adriana Salonia, Norman Briski, Walter Quiroz y elenco- fue censurado. El entonces interventor del COMFER llegó a decir que era «un programa francamente repugnante».
La inolvidable serie «Glee», con Cory Monteith, quien fue encontrado muerto en de julio de 2013. (REUTERS).
En la memoria popular quedó un gran ejemplo de escuela televisiva que entró en la historia. Glee (por Fox), serie en formato de comedia musical, llegó a tener seis temporadas desde mayo de 2009 hasta marzo de 2015. La ficción juvenil transcurría en el colegio William McKinley High School, de Ohio, y estaba centrada en el club del coro de esa institución, con personajes que rápidamente lograron identificación popular, bajo el lema implícito de «todos fuimos perdedores».
Más atrás en el tiempo, The Wonder Years (Aquellos años maravillosos) ya había dejado huella con aquel adorable Kevin Arnold que no sabía cómo manejar lo que le iba pasando a su cuerpo. La serie que se estrenó en 1988 duró hasta 1993, pero en la Argentina se repitió hasta el cansacio por un canal de aire años despues. Un narrador en off en primera persona y un gran revival de 1968 a 1973.
Hoy hay tres productos parecidos que proponen la adolescencia bajo la tiranía de los celulares y, la viralización de la vida íntima. Como si una hubiera “inspirado” a otra, la estadounidense 13 Reasons Why aparenta “la madre” de la española Elite o de la italiana Baby. En las dos primeras hay un misterio de una muerte por resolver. En la última, se cuela el asunto de la prostitución adolescente en Italia. El nudo es el mismo: la vida en esa franja de edad que la ONU define “de tanto potencial como de riesgo”.
13 Reasons Why, por ejemplo, retrata con acierto la falta de comunicación entre adultos y adolescentes, pero también puso en foco la vulnerabilidad de los ojos que miran la serie: según la Universidad de San Diego State, si bien crecieron las consultas sobre la prevención del suicidio, también hubo una «idealización» de él. “Las palabras clave relacionadas con quitarse la vida sumaron entre 900.000 a 1.500.000 búsquedas en Google por encima de las esperadas”, apenas se estrenó.
«El patito feo que surcó los cielos», dramática serie japonesa (Netflix).
¿Un producto televisivo que denuncia termina siendo contraproducente? ¿O el problema está instalado y la historia no hace más que hacerlo explotar públicamente?
La cámara en la escuela viene a mostrarnos un nido de manipuladores o manipulados, “populares” o “divinos”, ricos o pobres. Una vereda o la otra, y en el medio, una fisura eterna, adultos ausentes que deberían tomar las riendas de ese modelo del odio que se prolonga en el tiempo.
Merlí, tres temporadas y varias lecciones de vida. (Netflix).
La inocencia que se interrumpe, la necesidad de encajar en el modelo dominante, el abuso de poder, el cuerpo como una cárcel. Más de 20 títulos dan cuenta de eso, ya sea en tono de comedia o drama.
Riverdale (Warner Channel y Netflix) nos habla del mundillo escolar tras la reciente muerte de un alumno -Jason Blossom-, en el río Sweetwater. La española Merlí (Netflix) nos introduce en el ámbito adolescente, pero de la mano de un profundo profesor de filosofía (Francesc Orella). American Vandal (Netflix) nos guía a la adolescencia desde un falso documental que parodia al género y persigue a vándalos escolares que pintan sin tregua obscenidades en los autos de sus maestros.
«Derry Girls», la adolescencia en Irlanda del Norte en los ’90.
La globalización televisiva nos acerca incluso a varios títulos asiáticos. El patito feo que surcó los cielos, por ejemplo (historia japonesa disponible en Netflix), denuncia el sufrimiento juvenil a través de una chica que, tras un intento de suicidio, termina «encarnada» en el cuerpo de una amiga, para entender el concepto de no juzgar sin calzarse los zapatos del otro.
Más menú políglota: Irlanda del Norte está representada por Derry Girls (Netflix), Canadá por Degrassi: Next Class, mientras que Greenhouse Academy (Netflix) es la remake de la israelí Hahamama (dos chicos sufren la muerte de su madre, una astronauta, tras la explosión de un cohete a la luna e ingresan a una escuela de líderes donde deberán sobrellevar el duelo y abrirse camino).
Los celulares adolescentes como cajas negras. Eso propone Más de 100 mentiras, thriller juvenil producido por Atresmedia sobre un hacker, cinco estudiantes y demasiados secretos que ocultar, profesores incluidos. (Disponible completa On Demand en Cablevisión Flow).
On My Block, Atypical, Sex Education, El mundo oculto de Sabrina (remake de Sabrina, la bruja adolescente), todas en Netflix. Más: Deadly Class (Fx, en la App de Fox, y en Flow Cablevisión).
Lo que se viene: el 22 de febrero Netflix estrenará el musical Go! Vive a tu manera. Y HBO prepara el estreno de la estadounidense Euphoria, basada en una historia israelí. Adolecer, por lo visto, es uno de los verbos que mejor le sienta a la ficción de TV.
Fuente: Clarín