El pintor Daniel Santoro anda por la vida con un morral en el que lleva cuadernos de bocetos con textos y dibujos que merecerían exhibirse como obra. Desde hace algunas semanas, también guarda allí el proyecto que lo desvela: una serie de billetes de la moneda argentina impresos con figuras de la cultura del siglo XX. Luis Alberto Spinetta en el de 50 pesos, María Elena Walsh en el de 100, Jorge Luis Borges en el de 200, Ástor Piazzolla en el de 500 y Mercedes Sosa en el de 1000.
Santoro tiene esta idea en mente desde hace un año y estos protipos los trabajó valiéndose de una herramienta digital como es el Photoshop, pero las recientes declaraciones del presidente electo Alberto Fernández sobre la posibilidad de retirar de circulación los billetes ilustrados con ejemplares de nuestra fauna y reemplazarlos por figuras de la cultura ponen a su proyecto en la línea de largada. No se trata en absoluto de una fantasía. Iconólatra del peronismo, en sus obras Santoro representa escenas míticas que tiñen la estética justicialista de un aire metafísico, el artista tiene cómo hacerse oír en el círculo íntimo de la nueva administración. El contexto parece propicio para su propuesta aunque elige ser cauteloso: «Lo mío es un aporte, pero entiendo que el nuevo gobierno tiene por delante problemas mucho más urgentes para resolver». El hipotético cambio de billetes tiene además un costo. Solo el recambio de los billetes de 200, 500 y 1000 pesos le costaría al Estado unos 6063 millones de pesos.
El germen de la idea de Santoro, que se anticipó un año a las declaraciones de Fernández, fue la puesta en circulación de la serie de billetes en que los próceres argentinos fueron desplazados. «La aparición de los billetes impresos con animales me indignó muchísimo», dice el artista desplegando sobre una mesa sus prototipos. «Fue presentado como algo neutral, inocuo, pero estaba cargado de ideología. Eso quedó demostrado con la desafortunada frase de Marcos Peña en que dijo que por primera vez no había gente muerta en los billetes. Eso significaba emparejar las herencias simbólicas del país con la muerte. Y a la vez presentaba la posibilidad de hacer una tabula rasa con la historia de la Argentina. La representación de la flora y la fauna era como decir no tenemos nada, no hay epopeya, está todo por hacerse en este país».
Peronistas y antiperonistas
Santoro, con 8300 seguidores en Instagram, diseñó el gigantesco perfil de hierro de Eva Perón ejecutado por Alejandro Marmo en el Ministerio de Obras Públicas y dos pinturas murales en el salón Felipe Vallese de la CGT. Sin embargo, para este proyecto no puso por delante su condición de militante peronista. Borges, Piazzolla y María Elena Walsh, algunos de los que están en los billetes de Santoro, hicieron pública su fe antiperonista. «Llegué a la conclusión de que en vez de volver melancólicamente a nuestras herencias simbólicas históricas como son los próceres había que superar eso e ir hacia algo que nunca habíamos utilizado que es nuestra herencia cultural. La única excepción que teníamos era Sarmiento, pero se lo tomaba como presidente no como el autor de Facundo. Creo que sería una novedad muy grande y concitaría una adhesión inevitable por parte de todos, un consenso absoluto», dice el artista.
La semana pasada, siguiendo el hilo de las declaraciones de Fernández, consultamosd a distintos intelectuales y artistas para que pensaran en voz alta qué íconos de la cultura argentina podrían estar en los billetes. Borges, en primer lugar, y el pintor Antonio Berni, fueron los más nombrados. Santoro cree que la lista debería surgir de un balance entre lo popular y el valor artístico, sin caer en erudiciones. «Berni, Mercedes Sosa, Borges, Piazzolla o Spinetta son creadores indiscutibles. Gardel y Quinquela Martín también podrían tener lugar por que dejaron marca en el pueblo. Alejandra Pizarnik, por ejemplo, es una de las mejores poetas que dio este país, pero acaso en este proyecto correspondería poner a Alfonsina Storni, así como también a una escultora como Lola Mora».
Santoro reconoce que el uso que Uruguay hizo de la iconografía del pintor Joaquín Torres García es modélico para la región aunque preferiría otro diseño para la serie que tiene en mente. «Los billetes de Torres García y Figari son muy representativos de la cultura uruguaya aunque tienen un diseño antiguo y barroco que hay que superar. Mi modelo son los billetes que circulan en Suiza y Finlandia, que incluyen a figuras de la cultura, pero con una estética supercontemporánea». Habla de monedas que le hicieron lugar en su iconografía al arquitecto Le Corbusier, el escultor Alberto Giacometti en Suiza o el diseñador Eero Saarinen y el compositor Jean Sibelius en Finlandia.
Antes de largarse a trabajar en los prototipos, Santoro realizó un research sobre distintas imágenes aplicadas en los billetes. «Me puse a investigar el tema y encontré que es muy propio de los países africanos echar mano a su patrimonio natural para ponerlo en los billetes. Claro, algunos de esos países fueron inventados por el colonialismo y tienen problemas con sus herencias simbólicas».
El artista que trabaja en sus cuadros una ficción de la historia (personajes como «El descamisado gigante» o una versión de la obra «La vuelta del malón» que incluye a Victoria Ocampo) cree, al fin, que la iconografía de una moneda nacional dice cosas sobre el país que la emite. «La impresión del dinero es el trabajo del pueblo, no puede ser despreciado en un imaginario banal. Y desde el punto de vista estético tiene un poder formidable: es una imagen que llega a todos lados todo el tiempo».
Fuente: Fernando García, La Nación