Punto de encuentro post cine o teatro. Congreso improvisado de periodistas, estudiantes, escritores y cinéfilos. Y el telón de fondo para una lista infinita de canciones, libros, series. El bar La Paz estaba en las escenas literarias de Fernando Noy con Pizarnik, Fogwill y Viñas. Detrás de la piña del Pollo a Ricardo en “Okupas”. O de las rosas vendidas durante un mes en “11 y 6”.
Pero, a diferencia de bares icónicos con mejor suerte, la pandemia se llevó a La Paz para siempre, según informaron a Clarín gastronómicos de la avenida Corrientes. En su lugar arrancará otro proyecto, aunque aún no se confirmó cuál. Pese a repetidos intentos, este diario no pudo comunicarse con sus actuales dueños. Los comerciantes de la zona aventuran que en esa esquina de Corrientes y Montevideo abrirán una pizzería o un local de sushi.
Lo que sí se sabe es que Café La Paz cerró el 20 de marzo de 2020, aquel viernes en que la Argentina se tiñó de ASPO. Como con tantas cosas que adquieren su sentido final tiempo después, ese día se convertiría en el último de sus 76 años. Mientras tanto, unos meses atrás, la famosa premisa de “Si no hay noticias, son buenas noticias” permitía albergar esperanzas de un regreso.
El bar La Paz cerró el 20 de marzo de 2020 y su vidriera quedó tapada por papel de embalaje blanco. Foto Maxi Failla
Casi un año permanecieron las mesas con sus sillas apiladas encima, como si en cualquier momento el mítico bar fuera a volver a abrir. Todo el menú estuvo pegado en el vidrio en ese tiempo, a la espera de un futuro que volviera al pasado, de que alguien pudiera pedir otra vez esas medialunas, ese tostado, aquel café con licor de almendras, crema y chocolate que llevaba el nombre del lugar.
Quizás haya sido esa terquedad romántica la que impidió que se colgara el cartel de “Se alquila”, o la que dilató hasta un mes atrás el retiro del mobiliario. “Costó encontrar empresarios interesados en hacerse cargo de esa esquina”, admite un vendedor de diarios. Una esquina que, en los últimos años, estaba lejos de la que había sido, al punto de haber cedido parte de su espacio a un kiosco de cadena.
Sin La Paz, la esquina de Corrientes y Montevideo no parece la misma. Foto Maxi Failla
Todo ese perímetro de Corrientes y Montevideo al noreste ahora está rodeado de papel blanco de embalaje pegado al vidrio. Algunas partes rotas dejan ver el interior. Local vacío, casi sin muebles. Sigue la barra, que ostenta alcohol en gel. A un metro, un gran cesto de basura. En el piso, la el letrero con el nombre de La Paz en letras Arial Black, que había reemplazado al anterior, de fuente cursiva, enrulada.
El letrero anterior de La Paz, de fuente cursiva. Foto de archivo
Ese vacío de esquina es aprovechado por un artista callejero, que cuando cae la tarde se para en la ochava retirada y empieza a cantar. Joven, pelo corto decolorado, micrófono, parlante con ruedas y un reproductor. Al frente, un cartel: “Usaron mi imagen en Bendita TV. Justicia. No tengo trabajo”.
Tampoco tiene tanto trabajo esta avenida Corrientes de cada vez más locales en alquiler. Los edificios de oficinas siguen vacíos y la actividad comercial no remonta del todo.
Algunos rumores dicen que en la esquina donde estaba La Paz abriría un local de sushi o una pizzería. Foto Maxi Failla
Pero en lo gastronómico hay buenas noticias. Esta semana reabrió el café notable La Giralda, al 1400, renovado por el estudio de arquitectos Pereiro Cerrotti & Asociados, el mismo que antes había modernizado La Paz. También desembarcó la cadena estadounidense de pizzas Sbarro, con un local al 1200. Las pizzerías más tradicionales recuperan público, en parte gracias a la vuelta del teatro.
Estos leves aires nuevos que corren por la avenida juegan como tímido viento a favor de la reapertura de la esquina de La Paz, aunque ahora sea comandada por nuevos dueños. Con la noticia del cierre definitivo del café, queda esperar que el próximo destino siga siendo, al menos, gastronómico.
Fuente: Clarín