El orden, la organización y la estética son una sumatoria de detalles que, todos por separado, no hacen la diferencia. Pero, en un conjunto marcan un antes y un después.
“Es lo mismo”, “Qué diferencia hay”, “No pasa nada”, son típicas frases usadas cuando hablamos de cada punto en particular y no vemos el efecto final de la totalidad de estos pasos. El punto es que muchas veces las expresiones de este tipo traban los cambios e impiden sentirnos más a gusto en el lugar donde vivimos o trabajamos.
Nuestra casa es única y habla mucho de quienes la habitamos. Es el lugar donde dormimos, comemos, recibimos amigos, criamos a nuestros hijos. ¿No son motivos suficientes para cuidarla y tratarla lo mejor posible?
Rociar el espacio con perfume ambiental, para que la sensación al entrar a la casa sea muy placentera.
1. Mudarse sin mudanza
Renovarse es vivir y esto no implica hacer una gran renovación o comprar todo nuevo. Con lo que ya tenemos, siempre podemos hacer algo un poquito mejor. Cambiar los muebles u objetos de lugar modifica la energía y le da una nueva vida a las cosas. También, vaciar un aparador o espacio de cosas innecesarias, arreglar lo que esté roto o dejó de funcionar, darle una mano de pintura a una pared o colgar un cuadro que tenemos arrumbado. En una casa, siempre hay algo para hacer, ordenar, mejorar o cambiar.
2. La primera impresión
El palier de una casa u oficina nos da la imagen inicial de ese espacio y de sus dueños. Allí, la gente nos conoce de un vistazo. Si apenas entramos, nos encontramos con cosas tiradas, paquetes o vasos apoyados sobre una mesa, percibiremos un absoluto desgano por quien nos recibe. Porque, aunque no nos fijemos en cada detalle, tampoco nos sentiremos cómodos del todo. Los objetos ideales para el palier: un buen espejo, un dressoir, una linda iluminación, algún objeto atractivo. ¿Y para la recepción? Una cómoda o mesa centrada, para apoyar algo que nos gusta, un cuadro grande, un florero o una pequeña bandeja.
El hall de entrada da la primera impresión de la casa.
3. Mantenimiento bajo la lupa
En una casa, siempre hay algo o mucho para hacer. Y si no lo hacemos, en la medida de lo posible, periódicamente o cada vez que algo se rompe, al darnos cuenta, tendremos un montón de cosas por resolver y que implicarán un presupuesto mucho mayor. Conclusión: la casa empieza a verse deslucida, nos acostumbramos a esto y entramos en un círculo vicioso.
4. Casa perfumada
¿Hay algo más lindo que entrar a un lugar y sentir un rico aroma? Porque -además del orden y la organización- los aromas en el ambiente, la ropa y la blanquería son fundamentales.
Plantas, almohadones de colores y objetos de decoración le dan vida a los ambientes.
5. Atención a la acumulación
Por definición, acumular es juntar y aumentar progresivamente la cantidad o el número de determinados objetos. Sin razón, satisfacción alguna o un sentimiento real. Esto no solemos exhibirlo con orgullo. Si no, todo lo contrario. El consejo para mantener a raya esta compulsión es tener en cuenta que lo que no suma, indefectiblemente, resta. El orden va de la mano del consumo consciente. Cuando ordenamos nuestras cosas, comenzamos a verlas y a apreciarlas y dejamos automáticamente de comprar. Por eso, antes de hacer una compra, conviene pensar: ¿lo necesito de verdad?, ¿cuántas veces lo usaré?, ¿dónde lo voy a guardar?
El texto fue extraído del libro «Tu espacio organizado», de Editorial Planeta. La autora es Brenda Haines, organizadora profesional de viviendas, oficinas y locales comerciales.
Fuente: Clarín