Hace más de 13 mil millones de años, el universo estaba compuesto de tres elementos simples de un sólo átomo. Pero alrededor de 100.000 años después de la creación del cosmos, surgió la primera molécula: un enlace improbable entre helio e hidrógeno conocida como ión hidruro de helio, o HeH+.
«Fue el comienzo de la química«, dijo David Neufeld, profesor de la Universidad John Hopkins y coautor de un estudio publicado el miércoles que detalla cómo, luego de una búsqueda de varias décadas, los científicos finalmente detectaron la escurridiza molécula en el espacio. «La formación de HeH+ fue el primer paso en un camino de creciente complejidad en el Universo», un cambio tan trascendental como el de pasar de la vida unicelular a la vida multicelular en la Tierra, dijo a AFP.
Hace tiempo que los modelos teóricos convencieron a los astrofísicos de que HeH+ fue el primer enlace molecular, y el primer compuesto químico, del universo. Pero aunque el hidruro de helio fue replicado y estudiado en el laboratorio hace casi un siglo, en 1925, los científicos han tenido dificultades para detectarlo en el espacio -su hábitat natural- pese a que todas las predicciones indican que debería estar presente en las nubes de gas en que nacen las estrellas, así como en el gas expulsado por las estrellas cuando mueren.
«Aunque [el hidruro de helio] es de importancia limitada en la Tierra hoy en día, la química del universo comenzó con este ión«, dijo el investigador principal Rolf Gusten, un científico del Instituto Max Planck de Radioastronomía de Bonn.»La falta de evidencia definitiva de su existencia en el espacio interestelar ha sido un dilema para la astronomía durante mucho tiempo«.
El problema para detectar la molécula era que las ondas electromagnéticas que emite, de longitud infrarrojo lejano, eran anuladas por la atmósfera de la Tierra, y por lo tanto indetectable desde el suelo.
Así que la NASA y el Centro Aeroespacial Alemán unieron fuerzas para crear un observatorio aéreo con tres componentes principales: un enorme telescopio de 2,7 metros, un espectrómetro infrarrojo y un Boeing 747 lo suficientemente grande como para transportarlos.
Desde una altitud de 14.000 metros, el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja, o SOFIA, evitó el 85 % del «ruido» atmosférico de los telescopios terrestres.
Ahora los expertos dicen que finalmente han detectado hidruro de helio en una pequeña pero brillante nebulosa planetaria de 600 años de antigüedad a unos 3.000 años luz de distancia en la constelación de Cygnus. «La falta de evidencia de la existencia misma del hidruro de helio en el universo local ha puesto en duda nuestra comprensión de la química en el universo primitivo», dijo Gusten.
«La detección reportada aquí resuelve esas dudas», agregó.
Fuente: Infobae