Aislamiento bajo un mismo techo. Tensiones, rivalidades, malestar vincular y temor a la pandemia de coronavirus. Un terremoto de emociones encontradas. La incertidumbre tocó el timbre en la casa de todos y se instaló sin pedir permiso. El desafío de una convivencia 24 por 7 es la nueva modalidad de vida que impone la situación sanitaria mundial. El contexto es transitorio, pero ¿el amor le gana o pierde ante la intolerancia?
Según el diario Global Times, en la ciudad china de Xi’an aumentaron las demandas de divorcio tras el período de cuarentena obligatoria. ¿En Argentina se podría dar el mismo fenómeno? “Habría que evaluar la situación cultural y económica del país”, sostiene Jesica Valansi, psicóloga y psicoanalista (@lic.jesica.valansi ).
En el Registro Civil porteño, explican que los efectos se verán más adelante porque la dependencia se encuentra cerrada desde hace más de 20 días. “Hasta el momento, en marzo de 2020 se registraron 324 oficios de inscripción de divorcios (en marzo de 2019 fueron 467), pero no es el número de cierre definitivo. El impacto de trámites iniciados puede ser mayor. Se van a contabilizar en abril o mayo cuando la dependencia vuelva a funcionar”, explican. Incluso, informan que algunos entraron el mes anterior, pero en realidad, datan de un expediente que se generó el año pasado.
¿El factor estacional también incide? En nuestro país, el pico de divorcios suele presentarse en diciembre. “Durante el transcurso del último mes del año se intentan tramitar todas las inscripciones porque en enero empieza la feria judicial”, señalan en la cartera ministerial. Algunos datos que dejó el 2019 en la materia fueron que 61% de los hombres divorciados tienen entre 34 y 47 y que la duración promedio de matrimonios con ruptura inscripta fue de 19 años. Por otro lado, en enero de 2020 se anotó un total de 147 divorcios, mientras que en febrero el número ascendió a 356.
¿Ola de divorcios en mayo o baby boom en diciembre? ¿La cuarentena de hoy es la separación de mañana? ¿Más rupturas que contagios? Las preguntas se repiten en las redes sociales. Es que los memes invadieron las diferentes plataformas para condimentar con un poco de humor dos extremos que están a la orden del día: divorcios y nacimientos.
“Creo que la cuarentena generará en muchas parejas la iniciativa de tomar la decisión de separarse porque las personas se están encontrando con relaciones que no eligen desde hace tiempo. Muchas, entienden que el vínculo no es subsanable, pero postergan la ruptura para no bajar el nivel de vida”, revela Belén Conci, abogada civil.
Los especialistas consultados por Clarín coinciden en que aumentaron las consultas. Un bombardeo de preguntas ante el tránsito por una situación inédita. “Quién se encarga de las tareas domésticas”, renquea entre las principales inquietudes. “Estos días en cuarentena podrían precipitar las causales de divorcio porque situaciones que ya se venían manifestando difíciles de sobrellevar en la pareja se ponen a la luz”, plantea Valansi.
Tolerancia en cuotas. Invasión del espacio personal. Me quiero separar, no aguanto más, no puedo seguir en casa de esta manera son frases que resuenan en los consultorios. Entre los conflictos más habituales afloran peleas del pasado, reproches no resueltos, engaños y mentiras que fueron soportados a desgano. Hay testimonios y situaciones de todo tipo. Desde cónyuges sorprendidos porque pueden disfrutar tiempo juntos, que antes no tenían, hasta quienes sufren las tensiones por no poder salir de casa. En el medio, aparecen las discusiones sobre quién se encarga del cuidado y atención de los menores o problemas porque uno quiere romper el aislamiento permaneciendo en la calle más de la cuenta, mientras que el otro lo siente como una amenaza.
Los 25 años de casados que llevan Fernanda (58) y Gustavo (54) ilustran las dificultades que atraviesan para mantener una convivencia prolongada en un mismo espacio. No logran congeniar en los gustos de qué hacer durante el día. Él elige dormir siesta, mirar televisión, escuchar radio o jugar a las cartas. Ella quiere otras cosas. Prefiere estar al aire libre y no aguanta el encierro. Entonces, comienzan situaciones de ansiedad. Le contesta mal a su pareja, busca romper reglas de convivencia para salir a cada rato con cualquier excusa. Comprar algo o pasear el perro son las primeras. La vienen pasando mal, pero sobrellevan las tensiones.
Fernanda (58) y Gustavo (54) ilustran las dificultades que atraviesan para mantener una convivencia prolongada en un mismo espacio.
“No creo que este encierro pueda favorecer el baby boom porque el estrés cotidiano ante la ansiedad que provoca el cambio de hábitos no favorece la intimidad”, argumenta Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo. En cambio, para Valansi no sería sorprendente el incremento de la frecuencia de la actividad sexual y con ella, embarazos. “La permanencia con la pareja despierta compañerismo, afecto e incluso, un deseo que antes estaba dormido”, destaca.
Por ejemplo, Natalia (36) está con Lucas (33) desde hace 7 años. Tiene una hija de 16 y, en común, uno de 4 que todavía duerme con ellos en la pieza porque están construyendo. Al no ir a la escuela, sus horarios de sueño se modificaron. Permanecen despiertos hasta tarde. “La situación me puso de muy mal humor porque me encanta la intimidad con mi marido. La primera semana de cuarentena me quise separar. De verdad, necesitaba que se fueran todos. Quería estar sola. Al final, nos pudimos organizar colocando la energía en otras cosas. Logré que el nene durmiera en la pieza con su hermana algunas veces y con mi marido, comenzamos a tener actividades juntos y por nuestra cuenta. Ahora, estamos más tranquilos y organizados. Esta pareja sigue para rato”, confiesa.
El psicólogo y sexólogo Mauricio Strugo considera que la sexualidad nunca puede estar apartada del contexto. Señala que la libido suele disminuir ante situaciones de incertidumbre y angustia por lo que se presentan muchas parejas con poco deseo sexual. Es el caso de Liz quien lleva 30 años de matrimonio y asegura discutir permanentemente con su esposo por sentirse alejada y tener menos sexo que el de costumbre.
Cuando el “estar juntos” se convierte en un esfuerzo obligatorio
El Ministerio de Salud aclara que solo los casamientos se suspenden, los que están casados continúan con su condena habitual, bromean en Twitter. Contextos familiares donde se aprovechan canales de diálogo. “Hay que tener cuidado con querer aclarar las cosas desde el mismo lugar en que estaban antes de la cuarentena porque las emociones están potenciadas. Se presenta una situación de cambio que puede derivar en el fin del amor o mejorar al descubrir un compañero en el otro”, advierte Graciela Moreschi, médica, psiquiatra y escritora.
En tiempo de ocio, los trapitos suelen salir al sol. “El pequeño altercado es la punta del iceberg”, define la profesora en educación sexual María Marta Castro Martin. Conci sostiene que las cuestiones de familia deben estudiarse con elementos legales, circunstanciales y emocionales. “No es equiparable a vacaciones donde el eje está puesto en el descanso y esparcimiento”, considera. Por su parte, Strugo entiende que las crisis pueden sacar a relucir las grietas que siempre existieron en la pareja, antes desatendidas por el ritmo de la cotidianeidad. “Aquellas que tenían gran vida social son las más lesionadas porque no están acostumbradas a interactuar a solas”, puntualiza la sexóloga Beatriz Goldberg.
Roberto es un padre separado que ama a sus hijos. Ante la noticia de la cuarentena decidió volver a la casa de su ex. Antes de efectivizar la convivencia forzada, pusieron pautas a seguir y respetar. Pero, les cuesta mucho no volver a los viejos conflictos. No puede atender las llamadas en busca de contención que recibe por parte de su nueva pareja. La alternativa no ayudó al bienestar del grupo familiar. En cambio, Claudia pudo contrarrestar los chispazos. “La cuarentena me atrapó en casa con el padre de mis hijos que se quedó por pedido de mi mamá quien no está bien de salud. Nos conocemos desde hace 20 años. Siempre nos llevamos muy mal. Hasta hubo denuncias policiales entre nosotros. Creer o reventar, esta convivencia hizo que nos tratáramos mucho mejor. No quisiera que se fuera cuando todo termine”, confiesa sorprendida de sí misma.
Toda situación que genere incertidumbre y angustia es un caldo de cultivo para los conflictos. El campo puede ser de rosas o de espinas. “Vivimos una situación excepcional que nos dará un aprendizaje valioso y una madurez como sociedad para lo que después venga”, afirma Pablo Mariosa, escritor y psicólogo (@mariosapablo). “Es un momento que nos revelará mucho de acerca del amor propio y de pareja. No se trata de soportar sin medida sino de comprender qué nos sucede con quienes vivimos y qué tipo de vida elegimos”, concreta Valansi.
Fuente: Clarín