Una leyenda que sigue en pie: fue construido a fines del 1800, enfrentó tornados, sufrió saqueos y gracias a una intensa obra vuelve a brillar
Durante larguísimos años el legendario Hotel Boulevard Atlántico, símbolo de Mar del Sur, localidad balnearia cercana a Miramar, permaneció cerrado. Siempre se habló del renacimiento del Boulevard como un ícono fundamental de esta localidad. Hubo promesas y más promesas, hasta que en septiembre llegó el gran día de la reapertura oficial y ahora se prepara para recibir visitantes en su confitería.
El lunes 18 de diciembre abrirá sus puertas al público el área gastronómica, como un primer paso de una reapertura escalonada: “El hotel sigue en obra. Sin embargo, mientras se continua reparando el exterior y avanzan los trabajos en el salón de la planta alta, que se prevé terminarlos entre marzo y abril, inauguraremos el servicio de cafetería, pastelería y restaurante, que funcionará desde las 9 de la mañana hasta la medianoche, con shows musicales y de tango dos veces por semana”, señala Martin Heit, concesionario de la explotación gastronómica y a cargo de la administración de la obra del hotel.
Con respecto de la carta, Heit cuenta que ofrecerán un estilo mediterráneo, con platos gourmet al alcance de todos los presupuestos: “Desde la pasta hasta el pan artesanal, todo elaborado dentro del hotel, siempre en la búsqueda de lo casero y el buen gusto”.
La segunda etapa de la reapertura comprenderá la inauguración de las escaleras hasta el primer piso, donde funcionará otro salón destinado a eventos y las primeras seis habitaciones modernizadas, pero que conservan el techo original, con todas sus arcadas de madera.
“La restauración se lleva adelante con mano de obra local, a la que se sumaron restauradores profesionales. Hemos hecho todo lo posible para poder conservar, al menos en su parte externa, el valor histórico que tiene el edificio”, explica Horacio Domenicone, el abogado responsable de la restauración del hotel y cara visible de un pequeño grupo de inversores que lleva adelante las obras.
De esta forma, en unos pocos meses planean contar con 12 habitaciones, y de a poco sumar otros servicios, desde un spa con piscina climatizada, gimnasio, lavadero, un sector de parrillas y hasta un pequeño paseo de compras. La idea es que el hotel funcione también como un lugar de esparcimiento y de vida social, a escasos 70 metros del mar.
Sin dudas, es una noticia para celebrar. Desde 1998, los sucesivos dueños que pasaron por el lugar habían estudiado la posibilidad de restaurarlo, tarea que no ha sido fácil hasta ahora debido al alto costo de restablecer cada una de sus estructuras muy deterioradas.
“Cuando nos hicimos cargo del hotel estaba completamente en ruinas. En tantos años de abandono había sido prácticamente desmantelado, se habían vendido las ventanas, los pisos; recorriendo lugares de demoliciones en la zona encontramos muchas de aquellas puertas y ventanas originales”, señala Domenicone.
Una vez asegurada la estructura se continuó por el frente, donde un grupo de escultores trabajó en la puesta en valor del edificio y se iniciaron los primeros trabajos artesanales de ornamentación para reproducir la imagen exacta de la fachada original.
“Después de hacer esa losa inmensa intentamos recuperar las paredes del salón, que estaban un desastre, y entonces nos dimos cuenta de que se llovía por todos lados, así que se optó por hacer los techos y desagües, para tener un armazón sin filtraciones de agua, y sobre todo para garantizar la seguridad de la gente que estaba trabajando en el lugar”, detalla Domenicone el proceso de restauración del edificio principal, que más adelante se extenderá a tres alas aledañas, con más habitaciones.
“La idea es abrir un pequeño museo para mostrar las cosas que hemos encontrado durante la obra, desde un arma hasta una máquina de coser, armazones y las puertas de acero de un antiguo horno”, cuenta el encargado de la restauración.
Crisis y sinsabores
El Hotel Boulevard Atlántico comenzó a construirse en la segunda mitad del siglo XIX, cuando un grupo de inversores agrupados en el Banco Constructor de La Plata SA, decidió fundar el Balneario Mar del Sur, en el partido de General Alvarado, como una alternativa a la pujante Mar del Plata. A unos 15 kilómetros al Sur de Miramar, habían proyectado un sofisticado balneario al que llegarían en tren para alojarse en aquel hotel majestuoso, acorde a su opulencia.
Sin embargo, el banco quebró a causa de la crisis financiera de 1890, el ferrocarril nunca llegó, y de aquel ambicioso proyecto solo quedó aquella mole recién inaugurada en medio de un desierto de médanos. Con trazos academicistas, el lujoso Boulevard Atlántico Hotel contaba con 76 habitaciones, un gran salón comedor, pisos de pinotea, patios en galería, techos de pizarra negra. Los materiales para su construcción habían llegado en carreta desde Mar del Plata.
El hotel fue posteriormente rematado, y sus compradores lo reabrieron hacia 1904. Mar del Sur comenzaba a surgir a su vera. Primero llegó la luz eléctrica, luego se construyó la iglesia y el legendario Boulevard, los hoteles y algunos restaurantes. En 1972 compró el hotel Eduardo Gamba, uno de sus propietarios insignia, mientras el hotel continuaba manteniendo las mismas tradiciones de siempre y las familias que se habían convertido en fieles huéspedes regresaban cada verano.
Sin embargo, hacia 1993 volvió la desdicha. Primero fue usurpado, luego los problemas edilicios y de mantenimiento se agravaron con la voladura de los techos debido a una tempestad, hasta que un incendio fue determinante para cerrarlo. Recién en febrero de 1998, Eduardo Gamba pudo regresar a su propiedad, pero ya nada fue lo mismo. En tanto se resolvía la titularidad de su dominio, permaneció al frente como un solitario habitante que mantuvo vivo el lugar con visitas guiadas, reseñas históricas y relatos fantásticos. Como un Ave Fénix el Boulevard Atlántico vuelve a cobrar vida, y poco a poco, promete brillar con todo el esplendor y la desmesura de una leyenda viviente que renace literalmente de sus cenizas.
Fuente: La Nación