Este sustantivo, que se ha incorporado al Diccionario de la lengua española en su última actualización, que se hizo pública el martes 10 de diciembre, se ha impuesto a las otras once candidatas seleccionadas: alucinación, fango, gordofobia, inquiokupa, mena, micropiso, narcolancha, pellet, reduflación, turistificación y woke.
La elección de esta voz responde a dos motivos principales. En primer lugar, a su gran presencia en los medios de comunicación, que se incrementó exponencialmente tras las graves inundaciones causadas por este fenómeno atmosférico en el este y en el sur de la península ibérica a finales de octubre, en las que fallecieron más de 200 personas y muchas otras resultaron afectadas por los múltiples destrozos ocasionados. En segundo lugar, a su interés lingüístico y las dudas que aún genera su escritura en los hablantes.
Dana ya fue candidata a palabra del año de la FundéuRAE en 2019, pero no llegó a alzarse como ganadora entonces. La intensidad y la frecuencia con la que se repite este fenómeno meteorológico, la misma con la que se recoge en los medios de comunicación, ha vuelto a poner su nombre en las portadas. Lo ocurrido en España se suma a otras fuertes catástrofes climáticas que han tenido lugar este año, como las inundaciones en Perú, Europa central, Estados Unidos o Brasil.
El diccionario académico recoge esta voz como lexicalización del acrónimo DANA, que corresponde a la expresión depresión aislada en niveles altos, enteramente con minúsculas. Se incluye en esta obra, por tanto, como sustantivo común, escrito con minúsculas (la dana, una dana), como término propio de la meteorología y con el significado de ‘depresión en niveles altos de la atmósfera, que, aislada de la circulación general atmosférica, se mueve de forma independiente y puede producir grandes perturbaciones con precipitaciones muy intensas’.
Cabe señalar que, si se opta por su escritura como sigla, es decir, con mayúscula en todas las letras, el plural es las DANA, no las DANAs ni las DANAS. No resulta apropiada la grafía Dana, solo con mayúscula inicial, salvo que sea la primera palabra de un enunciado.
Se trata de una voz que, según se puede observar en los corpus académicos, se emplea principalmente en España. Desde el ámbito técnico en el que nació este vocablo, dio el salto a los medios de comunicación y, finalmente, aterrizó en la lengua general y en el diccionario académico.
Esta es la duodécima ocasión en la que la FundéuRAE escoge su palabra del año. Las anteriores ganadoras fueron escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), los emojis (2019), confinamiento (2020), vacuna (2021), inteligencia artificial (2022) y polarización (2023).
*Las imágenes que proporcionará la FundéuRAE para la difusión de la palabra del año han sido cedidas por la Agencia EFE.