El 31 de diciembre pasado, mientras los fuegos artificiales le daban la bienvenida al nuevo año, nadie sospechaba que una entidad infinitesimal que producía la «extraña neumonía» denunciada apenas 10 horas antes en un sitio oficial del gobierno chino causaría una crisis sin precedente.
A lo largo de los siguientes 100 días, el microorganismo confinó a la mitad de la humanidad en su casa, infectó a más de 2.300.000 personas y llevó a la muerte a casi 160.000. En todo este tiempo, la comunidad científica internacional se lanzó a un esfuerzo conjunto para caracterizarlo, estudiar sus efectos en el cuerpo humano y cartografiar su proliferación por todo el planeta.
Casi no pasa un día sin que se anuncien nuevas investigaciones. Sin embargo, a medida que los casos se multiplican, también lo hacen las preguntas.
La velocidad de esta carrera contra reloj se advierte en la celeridad de algunos hitos. El miércoles 1º de enero se cerró el mercado de Wuhan, donde se cree que se produjo la transmisión desde una especie silvestre a la primera paciente. Una semana más tarde, el jueves 9, el virus había sido identificado. El lunes 20, médicos chinos confirmaron la transmisión persona a persona. El 29, el Instituto Pasteur ya había logrado su secuencia genómica completa.
Se sabe que es un integrante de la familia de los coronavirus (hasta ahora se conocen siete y cuatro provocan cuadros de resfrío común), que se presenta con fiebre, tos y dificultad para respirar, que el 80% de los casos son benignos, que lo adquieren más los jóvenes, pero presenta mayor mortalidad en los mayores de 60. En el país, la edad promedio de los fallecidos es de 72 años.
¿Cuál es la letalidad?
Esta medida, que surge de la relación entre los decesos y los casos registrados, todavía no pudo precisarse porque hay muchos asintomáticos, otros que tienen síntomas leves y no toman contacto con el sistema de salud, y existen diferentes criterios de testeo y registro de decesos. La Organización Mundial de la Salud la había estimado en torno al 3,4%, pero estudios posteriores arrojan resultados mucho menores. Para Adam Kucharsky, de la Escuela de Medicina Tropical de Londres, ese número estaría entre el 0,5% y el 2% de los que tienen síntomas.
¿A cuántas personas, en promedio, se transmite el virus?
En epidemiología, el llamado «factor R0» representa el potencial epidémico de un patógeno. Describe lo que ocurriría si una persona infectada entra en contacto con una comunidad totalmente susceptible. Se basa en las condiciones de la población, en las propiedades del patógeno, y en las condiciones ambientales, socioeconómicas y climáticas. De acuerdo con Joseph Einseberg, jefe de Epidemiología de la Universidad Abierta de Michigan, el R0 del sarampión oscila entre 12 y 18;el de la influenza, entre 2 y 3. Varios grupos calcularon el R0 para este nuevo coronavirus. Un equipo del Imperial College lo ubicó entre 1,5 y 3,5, mientras investigadores chinos lo sitúan en 4,08. Según Roberto Etchenique, químico analítico de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, que está haciendo un seguimiento minucioso de este tema, en la Argentina el R fue cambiando a lo largo de las semanas. Alrededor del 10 de marzo, para los casos importados era del 3,3; cuando empezó a transmitirse a contactos estrechos, era 5. Luego hubo un corte abrupto con el cierre de las escuelas y bajó de 3,8 a 1,4; y con el aislamiento descendió aproximadamente a 1,04. «Con estos valores podemos decir que el aislamiento está funcionando», afirma.
¿Se puede adquirir dos veces el coronavirus?
Hasta ahora, se creía que los pocos reportes de reinfección que se habían registrado se debían a tomas defectuosas de la muestra o fallas en los tests. Sin embargo, en la última conferencia de prensa de la OMS, Mike Ryan y Maria Van Kherkove advirtieron que, hasta ahora, no se demostró que una persona que dé positivo para anticuerpos del coronavirus desarrolle inmunidad frente a la enfermedad. «Nadie está seguro de que alguien que tenga los anticuerpos está completamente protegido de tener la enfermedad o estar expuesto de nuevo a ella», dijo Ryan.
¿Influye la carga viral en la evolución del cuadro y en su transmisibilidad?
Esto es lo que indica la evidencia reunida. «La carga viral parece ser un factor determinante -dice el infectólogo Pedro Cahn, integrante del consejo asesor del Poder Ejecutivo-. Tiene absoluta lógica, porque lo mismo sucede con otras enfermedades. Las personas que tienen carga viral más alta también son las que tienen peor evolución clínica. De modo que tanto para el individuo como para la comunidad el inóculo parece ser un factor esencial».
¿Los pacientes asintomáticos transmiten el virus?
Según estudios realizados en China, se sabe que por cada persona que arroja resultados positivos en la prueba de PCR, hay cinco u ocho que están infectados, pero no lo saben. «Se estima que las personas que tienen el virus, pero no tuvieron ninguna manifestación clínica, tienen una carga viral mucho más baja -explica Cahn-, por lo tanto su posibilidad de transmitir no está claramente establecida. De hecho, la OMS dice que los asintomáticos no transmiten el virus salvo en la etapa presintomática; es decir, en las 24 a 48 horas previas a manifestar los síntomas».
¿Qué órganos daña?
Como es bien sabido, los pulmones. Produce una gran inflamación que obstruye los alvéolos pulmonares y bloquea el suministro de oxígeno al organismo. Pero los médicos están empezando a detectar que, en los casos graves, también puede afectar los riñones, el sistema neurológico, el intestino y el hígado. Hay reportes de que puede causar inflamación cardíaca, enfermedad renal aguda y otros trastornos que complican el tratamiento y la recuperación. La prevalencia de estos efectos es demasiado grande como para atribuirla solamente a la «tormenta de citoquinas», una respuesta exagerada del sistema inmunológico que daña al virus, pero también al propio organismo. Muchos pacientes hospitalizados en terapia intensiva requieren diálisis. Médicos chinos y de Nueva York también informaron de miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) y arritmias.
¿Aparecieron nuevos síntomas?
Inicialmente, se identificaba como caso sospechoso de Covid-19 a aquel que tuviera fiebre de alrededor de 38 grados, y tos, dolor de garganta o dificultad para respirar. Pero a medida que la epidemia progresaba, aparecieron otras manifestaciones clínicas, como la diarrea. «En China, el 98,8% de los casos se presentaba con fiebre -explica Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud del Ministerio de Salud-. En la Argentina, sin embargo, estamos viendo que son el 80%». Esta y otras observaciones llevaron hace dos días a un cambio en la definición de caso sospechoso que ahora incluye a los que tengan fiebre de 37,5 grados, y también pérdida del olfato y el gusto. Aparentemente, el coronavirus puede atacar e invadir las terminaciones nerviosas de estos sentidos y el 60% de las personas que luego son diagnosticadas con coronavirus manifiestan haber perdido su sentido del olfato y el gusto. Un pequeño número de pacientes también tuvieron conjuntivitis y hasta manifestaron confusión y problemas cognitivos.
¿Qué les hace a los chicos?
Según Ángela Gentile, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y expresidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría, «hasta el momento, todos los casos pediátricos con infección confirmada por laboratorio presentaron cuadros clínicamente leves o moderados. Aproximadamente el 78% tuvo contacto con casos infectados o eran intrafamiliares. Los chicos pueden estar asintomáticos o presentarse con fiebre y tos seca, pocos tienen síntomas de las vías respiratorias superiores, hasta un 10% presentan manifestaciones gastrointestinales, como molestias abdominales, náuseas, vómitos y diarrea. Un estudio con 2143 pacientes pediátricos demostró que, de 731 confirmados por laboratorio, el 97% eran asintomáticos o tenían síntomas leves o moderados. Pero aquellos con enfermedades crónicas subyacentes sí tuvieron mayor probabilidad de cursar cuadros de gravedad».
Fuente: Nora Bär, La Nación