menudo aparecen viejos refugios antiaéreos que en épocas de guerra se construyeron precavidamente para resguardarse en caso de una emergencia bélica. Algunos de ellos fueron adaptados y han sido objeto de curiosidad o un espacio adicional para quienes compran una propiedad que tiene debajo uno de estos refugios.
La reciente invasión de Rusia sobre Ucrania hizo que los residentes del país comenzaran a localizar los antiguos refugios de bomba cercanos a sus residencias en caso de emergencia. La mayoría supieron construirse en los sótanos de edificios residenciales, restaurantes y locales para que la gente pudiera evacuar y resguardarse rápidamente. Muchos se llevaron una sorpresa cuando vieron qué había en estos espacios subterráneos hoy en día.
Desde los tiempos Guerra Fría que Ucrania no vive los horrores de la guerra, por lo que muchos de estos refugios apelaron al reciclaje arquitectónico y dejaron de usarse con los mismos fines protectores que supieron tener en el siglo pasado. Varios comerciantes decidieron adaptar estos espacios y los convirtieron en locales como bares, restaurantes, salones de belleza, casas de cambio y hasta clubes de striptease. Aún así, los trabajadores de estos lugares no dudaron en asegurar que en caso de desatarse una guerra, los locales estarían a disposición para usarse como su destino original. Y es lo que está ocurriendo en estos días.
“¿Qué mejor lugar para estar que acá si hay una guerra?”, dijo en diálogo con BuzzFeed News un mesero en Parovoz de Kiev, un bar ubicado en un refugio debajo de una sala de cine. En total, la ciudad cuenta con 4500 refugios antiaéreos, de los cuales algunos supieron resistir al desgaste del tiempo mejor que otros. Sin embargo, desde el Gobierno comunicaron que no todos están aptos para su uso ya que algunos se encuentran cerrados, sin provisiones, baños o ventilación básica necesaria.
Más allá de los refugios adaptados en locales comerciales, las estaciones de subte de la capital ucraniana también están preparadas para resistir un ataque de este tipo y las personas también están acudiendo a estos espacios en busca de protección.
Fuente: La Nación