Whatsapp es una de las aplicaciones con más usuarios en todo el mundo y su popularidad va en aumento constantemente. Pero lo que muchos usuarios no entienden aún es cómo el servicio de mensajería genera ganancias puesto que la descarga es gratuita y no hay anuncios.
El hecho de que la aplicación sea gratuita no significa que a los usuarios no les cueste nada. Las ganancias varían en función de la información que brindan las personas cuando usan la aplicación.
WhatsApp cuenta con más de 2.000 millones de usuarios y estos son los que le otorgan su principal bien: su base de datos.
Hábitos de consumo, ubicaciones y números de teléfono, forman parte de la información que queda al poder de Facebook para comercializar con aquellas empresas que les interese indagar en el comportamiento de los consumidores y crear un perfil de usuario más segmentado,
De esa manera, el bien más valioso de la empresa es su base de usuarios que puede ser utilizada como un canal de comunicación entre empresas y potenciales clientes.
La estrategia de Whatsapp no es monetizar directamente la información adquirida, sino vender sus servicios como una plataforma de venta y comunicaciones para las marcas que terminan accediendo a la base de datos al conectarse con clientes.
En ese sentido, la analista de tecnologías Pilar Sáenz señaló a BBC mundo que «WhatsApp es gratuito para sus usuarios porque, en cierta forma, el producto son ellos».
Además los datos relevados por Whatsapp son sumamente útiles para las otras dos aplicaciones de Mark Zuckerberg: Instagram y Facebook.
Cuando Facebook compró Whatsapp en 2014, por entonces con 450 millones de usuarios, por 19.000 millones de dólares resultó inverosímil que los datos recopilados por el sistema de mensajería fueran descartados.
En 2016 la red social pagó un multa (insignificante para su tamaño) de 300.000 euros por haber utilizado datos de Whatsapp pese a sus promesas.
Facebook e Instagram necesitan datos variados: lo que buscamos en internet, lo que publicamos abiertamente o lo que charlamos con amigos creyendo cierta intimidad permite trazar perfiles más precisos para vender cosas, manipular o saber cuánto se puede cobrar por algo sin arriesgar la venta.
Peor aún, los datos también se utilizan para saber qué noticias falsas tienen más probabilidades de convencer a alguien, o cómo producir una indignación moral contra tal o cuál político. Esos datos, comprados o robados, dan gran poder a quien los tenga, procese y sepa cómo utilizarlos.
Fuente: Ámbito