Leer un libro es un acto profundamente personal. Algunas personas marcan las páginas con un doblez en una esquina o un señalador. Otras subrayan las frases que más les impactan de un texto con lapicera o resaltador.
Pero algunos lectores solo quieren ver el mundo arder.
Este es el caso de Alex Christofi, autor y jefe de la editorial Oneworld Publications, que reveló en sus redes sociales un hábito de lectura bastante polémico: mutilar textos largos.
«Ayer mi colega me llamó ‘asesino de libros’ porque corto libros largos a la mitad para hacerlos más transportables. ¿Alguien más lo hace, o soy solo yo?», escribió en un tuit acompañado con la foto de tres de sus «víctimas»: los famosamente largos Crimen y castigo de Fyodor Dostoievski, La broma infinita de David Foster Wallace y Middlesex de Jeffrey Eugenides.
La publicación, que superó los 66.000 me gusta, se llenó rápidamente de fanáticos horrorizados de los libros. «Esto es muy extraño» y «sos un monstruo», fueron algunas de las cosas más ligeras que le escribieron al editor.
Incluso la cuenta del Precinto 19 de la Policía de Nueva York se metió en la discusión. «Nuestros algoritmos de Twitter nos alertaron sobre un asesinato que estaba en tendencia. Por supuesto que investigamos. No es exactamente lo que esperábamos», señaló.
Lejos de disculparse, Christofi redobló la apuesta en una entrevista con la prensa británica: «Para los que me odian, solo voy a decir: el libro es apenas una cáscara mortal, la historia misma es su alma».
Fuente: La Nación