Sólo entre el 10 y el 15% de los animales que hay en un museo son los que se ven. Los que están en exhibición. Por cuestiones de espacio -y de especies más marketineras que otras- los depósitos de estos recintos de la historia natural del país están repletos de animales embalsamados olvidados.
Pero un grupo de investigadores desempolvaron esos pelos, esas colas y esos colmillos y descubrieron 15 nuevas especies de mamíferos argentinos. Algunos estaban mal «etiquetados». Otros, «pasados por alto».
Tras casi una década de estudio de las viejas colecciones realizadas por antiguos naturalistas y depositadas en la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, de la Universidad Maimónides, y el Museo Argentino de Ciencias Naturales, el hallazgo es un hecho inédito para Argentina, donde no ocurre algo así desde fines del siglo XIX.
Se trata de 13 nuevas especies de pequeños roedores, una de murciélago y otra de zorrino.
«El descubrimiento de estas especies no es solo importante desde el punto de vista del conocimiento de la biodiversidad, sino también sanitario», explica a Clarín Federico Agnolin, que junto a María Rosa Derguy, Nicolás Chimento e Ianina Godoy, con el apoyo de esa fundación, el Museo Argentino de Ciencias Naturales, la Universidad Nacional de La Plata y el CONICET, «reanimaron» a estos mamíferos.
¿Por qué «sanitario»? «Porque ahora empezará otra etapa de trabajo: ver cómo están esas especies. Saber si estos animales tienen una población viva. Si hay pocos individuos o si directamente están extintos. Hay mamíferos en la provincia de Buenos Aires que desaparecieron por la intervención de los humanos en el medioambiente. Todo eso tiene consecuencias. Habla de los avances y retrocesos que provocamos en la naturaleza», detalla el investigador.
Oligoryzomys lanosus, un colilargo similar al grupo de ratones de campo que transmiten el Hantavirus.
Al tratarse de roedores, el punto fuente en materia de Salud es que entre los nuevos «ratones de campo» -como se llama a los roedores pequeños- dos son colilargos, es decir, tienen la característica distintiva (además de la biológica) de los transmisores del Hantavirus, una enfermedad que viene golpeando fuerte en el sur y el norte del país.
«Habrá que investigar si estos dos colilargos también transmiten el virus. Lo que podemos decir hoy es que son distintos a los identificados como transmisores, lo que no quiere decir que no lo transmitan, son dos especies nunca antes vistas«, detalla Agnolin.
Los investigadores encontraron roedores de tamaños «inusuales». El más chico mide sólo 7 cm, mientras que el más grande alcanza los 20 cm. El pequeño, justamente, es uno de estos colilargos. Y es el que más llama la atención. «Se lo nombró Oligoryzomys lanosus. ‘Lanosus’ -explica- porque tiene el pelo muy lanoso, es muy peludo. Tiene un hermoso color naranja. Es muy bonito. Viene de ambientes tipo selva abierta, de la localidad San Javier, que está bastante cerca de San Miguel de Tucumán».
Al más grande se lo nombró Euryoryzomys australis, viene de la selva misionera, precisamente de 2 de Mayo, en el centro de Misiones. «No tiene mucha representación en el imaginario popular. Asustaría encontrártelo. 20 cm, rosado, robusto.»
Junto con la «sorpresa» local, este hallazgo es definido por los investigadores como «raro» también a nivel mundial, donde los mamíferos son relativamente bien conocidos. Pero la explicación es sencilla.
En su enorme territorio, Argentina cuenta con una gran cantidad de ambientes que permanecen virtualmente inexplorados desde el punto de vista científico, por lo que el hallazgo de especies nuevas no es totalmente inusual.
¿Cómo se ‘anota’ a estas nuevas especies? Desde el grupo de investigadores explicaron a Clarín que no hay una suerte de «registro de especies», sino que los científicos comparan los animales que «parecen diferentes» con «todo lo que esté publicado en materia de una especie similar». Por eso, el primer análisis es visual: con el pelaje, después se pasa al tamaño del cráneo y después al análisis por microscopio.
Murciélago de los bosques del sur, nombrado Myotis yoli.
Así, también ya fueron nombradas las nuevas especies de roedores, Miniakodon rumbolli, Miniakodon chebezi, Miniakodon azarae pautassoi, Macroakodon naranja, Macroakodon calel, Macroakodon calilegua, Oxymycterus contrerasi, Oxymycterus massoiai, Calomys apostoli, Calomys yunganus. Y un murciélago de los bosques del sur -el Myotis yoli- y un zorrino chaqueño -el Conepatus carloschebezi.
Conepatus carloschebezi, zorrino pequeño.
Por el momento, todas parecen ser exclusivas de Argentina -es llamativo el hallazgo de especies nuevas en zonas bien conocidas, como la provincia de Buenos Aires, en localidades como Balcarce, Ensenada o Punta Lara- aunque muchas de ellas podrían encontrarse en países vecinos.
En esta desaparición de muchas especies, «a un ritmo alarmante», aseguran, por la actividad humana, entre las descubiertas por los investigadores hay algunas que son conocidas por un único individuo o por unos pocos ejemplares, por lo que podrían considerarse como en serio peligro de extinción y «deberían ser protegidas con carácter de urgencia» en apoyo a la biodiversidad, porque ahora resta conocer su comportamiento, hábitos y, más que nada, sus interacciones ecológicas.
Fuente: Clarín