La nomofobia es conocida como la adicción al celular, descubrí cuáles son los síntomas que la describen(Fuente: Pexels)
El celular se volvió una herramienta fundamental de la vida actual en gran parte del mudo. Con ellos es posible tener acceso a un sin fin de información, al tiempo que permite una conectividad y comunicación con cualquier individuo si importar la latitud en la que se encuentre. Si embargo, la cantidad de horas que se utiliza habría despertado aspectos que indicarían una adicción a este aparato, en particular entre los adolescentes y jóvenes adultos, conocidos popularmente como generación Z y millennials.
Desde la Universidad Bradley, en los Estados Unidos, se realizó un informe en detalle de algunos indicadores sobre si una persona es adicta al smartphone, como la manifestación de altos niveles de ansiedad, estrés, depresión e insomnio y hasta baja autoestima.
La investigación asegura que un empleo del celular de manera frecuente altera la química cerebral. “Los niveles de ácido gamma-aminobutírico (GABA) son sustancialmente más altos en los jóvenes con adicción a los smartphones. Uno de los neurotransmisores más comunes, el GABA, regula la visión, el control motor, la ansiedad y otras funciones”, destaca.
Descubrí si sos una persona adicta al teléfono según estas ocho señales
Desde el sitio Parents.com se definieron diferentes puntos que sirven de orientación para aquellos que consideran que utilizan el celular de forma adictiva o que, más bien, tienen hijos que no pueden despegarse de ellos.
- Ansiedad por falta de uso. Si luego de realizar una acción en el teléfono percibís la necesidad de volver a él o si te genera desesperación tenerlo lejos, deberías prestar atención a ello y buscar ayuda psicológica.
- Búsqueda de notificaciones. Esto sucede cuando encendés el smartphone cada un período de tiempo breve con la intención de conocer si te llegó algún mensaje nuevo o si mediante las redes sociales lograste otro “Me Gusta”, como símbolo de gratificación.
- Teléfono siempre a la vista. Cuando tenés el celular cerca tuyo y lo revisás en momentos inapropiados o innecesarios, como una charla, una salida con amigos o en el trabajo.
- Reacciones extremas al separarte de tu dispositivo. Dicha reacción se vincula cuando te provoca pánico la sensación de haber perdido el teléfono o el hecho de haberlo olvidado en un sitio lejos de tu casa.
- Cambios en el comportamiento. La postergación de tareas por el uso constante del celular durante el tiempo libre e incluso hasta altas horas de la madrugada es un indicativo de adicción.
- Aumento de los desafíos sociales. Si notás que ya no compartís experiencias con tus amigos o seres queridos, o si entablás conversaciones de forma digital, mientras que una interacción cara a cara te provoca ansiedad, intranquilidad o nervios, esto podría ser una señal de exceso.
- Trastornos del sueño. Generalmente, las personas que pasan demasiado tiempo frente a las pantallas, durante la noche tienen problemas para dormir. Esto sucede porque la luz artificial inhibe la secreción propia de melatonina, que es la hormona que necesitamos para conciliar el sueño.
- Pérdida del control del tiempo. Si llevás varias horas en el uso de las redes sociales o con los juegos de tu celular y ni siquiera notás el paso de los minutos, esto es una clara señal de adicción al celular. La imposibilidad de establecer límites es un aspecto preocupante y del cual se debe prestar atención.
Según una encuesta de Nomophobia, el 62 por ciento de los argentinos considera que usa el celular en exceso. Además, el 72 por ciento reconoció que los lugares donde hacen mayor empleo del mismo es en reuniones de pareja, con amigos y familiares, en salas de espera y en el trabajo.
En tanto, desde el Adicction Center de los Estados Unidos, publicaron en su sitio web una serie de consejos para quienes desean prevenir la adicción o restablecer un comportamiento consciente con el teléfono móvil. Ellos son:
- Terapia cognitivo-conductual.
- Terapia de grupo.
- Psicoterapia.
- Entrevista motivacional.
- Tratamiento asistido con medicamentos.
Fuente: La Nación