La desaparición de la faz de la Tierra de los neandertales, esa especie inteligente y sofisticada que habitó Europa durante 300.000 años, es uno de los mayores misterios de la evolución humana. ¿Por qué se extinguieron? ¿No fueron capaces de adaptarse a cambios en el clima? ¿Fue por la interacción con los humanos modernos? Probablemente las causas sean varias, pero un grupo de investigadores españoles encontró nuevas pruebas y afirman que la endogamia, la unión de personas de ascendencia común -por ejemplo de la misma familia- pudo ser un factor decisivo.
El trabajo, publicado en Scientific Reports, fue realizado por paleoantropólogos, genetistas y arqueólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y de la Universidad de Oviedo, todos ellos españoles. Para la investigación, el equipo científico utilizó los restos fósiles de varios individuos hallados en la cueva de El Sidrón, en Piloña (norte de España), el yacimiento neandertal más completo de la Península Ibérica y uno de los más importantes del mundo.
Sólo entre 2000 y 2013, en este yacimiento se recuperaron más de 2.500 restos óseos de al menos 13 individuos neandertales que vivieron hace aproximadamente 49.000 años y que fueron sido claves para hacer el estudio.
Exhibición del Museo del Homnre en Francia sobre los Neandertales, en mayo de 2018.
La extinción de los neandertales no se puede atribuir a una sola causa: «Probablemente fue una combinación de factores ecológicos y demográficos que incluye la interacción con los humanos modernos. En concreto, los neandertales vivieron en grupos pequeños y separados geográficamente entre sí, por lo que estaban prácticamente aislados. El resultado es que empezaron a cruzarse entre los miembros de una misma familia y, con el paso del tiempo, además, el grupo se fue reduciendo más aún y aumentó la endogamia. Esta endogamia, mantenida en el tiempo, pudo llevar a una importante disminución de la variabilidad biológica neandertal«, destaca Antonio Rosas, líder de la investigación.
Para analizar el grado de endogamia de este grupo, los científicos utilizaron cuatro mandíbulas, tres maxilares, multitud de dientes, fragmentos craneales y diferentes huesos del tronco y las extremidades, es decir, fósiles de todo el esqueleto en los que detectaron hasta diecisiete anomalías congénitas distribuidas por todo el cuerpo.
Los restos óseos analizados pertenecían a un grupo familiar de trece individuos: siete adultos (cuatro mujeres y tres hombres), tres adolescentes y tres niños que compartían las mismas anomalías congénitas en la nariz, la mandíbula, las costillas, el pie y la muñeca.
Las anomalías congénitas detectadas en el grupo de neandertales de El Sidrón concuerdan además con los estudios genéticos realizados en otros grupos europeos como los de la cueva de Vindija o los de Altai, ambos en Siberia, donde también se hallaron muestras de la práctica de la endogamia e, incluso, de consanguinidad -en el caso de Altai-, es decir, que hubo descendencia entre hermanastros.
En investigaciones anteriores, los restos óseos neandertales de El Sidrón también permitieron averiguar varios aspectos del modo de vida de esta comunidad prehistórica, como por ejemplo que distribuían el trabajo por sexos, utilizaban plantas con usos medicinales o habían practicado el canibalismo, entre otros.
Fuente: Clarín