Leonardo Da Vinci, una de las mentes más brillantes de la historia de la humanidad
Leonardo da Vinci, posiblemente una de las personas más inteligentes de la historia de la humanidad,nació “en la tercera hora de la noche”, como decía entonces, es decir, tres horas después del Ave María: a las diez y media. ¿Dónde? Algunos sostienen que en el castillo de la ciudad de Vinci, a 25 km de Florencia. Otros, en la casa materna de Anchiano, a dos kilómetros de Vinci. Fue el sábado 15 de abril de 1452: hoy se cumplen 570 años exactos.
Hace apenas tres años estábamos celebrando su vida, su obra, su paso por el mundo porque el 2 de mayo de 2019 se cumplían 500 años de su muerte. Su figura hoy vuelve con ocasión del aniversario redondo de su natalicio y las preguntas vuelven a ser las mismas: ¿quién fue?, ¿qué hizo?, ¿por qué es tan importante, revolucionaria y vanguardista su manera de ver el mundo?, ¿qué secretos esconde aún hoy?, ¿realmente era una de las personas más brillantes de la historia?
En principio, hay que definirlo: fue un polímata —persona cuya sabiduría abarca conocimientos sobre campos diversos de la ciencia, arte y humanidades— florentino del Renacimiento italiano. Fue a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. Todos esos conocimientos, saberes y especialidades se amontonan en Da Vinci.
Da Vinci, el bastardo
El origen de Leonardo da Vinci es singular. Si bien es el descendiente de una rica familia de nobles italianos, fue hijo ilegítimo, ya que su madre no era la esposa del canciller y embajador de la República de Florencia, Piero Fruosino di Antonio, sino una de sus amantes: Caterina, muchacha pobre y de familia campesina, probablemente esclava de Oriente Medio. ¿Cuánto lo habrá determinado durante su vida esa impureza de origen?
Leonardo, ya viejo y enfermo, pintó su autoretrato
Fue tratado como un hijo legítimo, tuvo cinco madrinas y cinco padrinos. Fue raídamente alfabetizado, adquirió conocimientos de aritmética, pero no aprendió latín, base de la enseñanza tradicional. Sus obras las firmaba como Leonardo debido a que, se cree, no usaba el apellido de su padre porque era un hijo ilegítimo.
Da Vinci, el inventor
No hay dudas: Da Vinci era un hombre adelantado a su tiempo. Como inventor produjo herramientas que tuvieron que pasar muchos años para que se masifiquen. EL mejor ejemplo es el helicóptero. Si bien el primero fue construido en la década de 1940, más de 400 años atrás, él ya había pensado este aparato en el dispositivo en forma de hélice para volar. Algo similar ocurrió con el paracaídas, que inventó Sebastien Lenormand en 1783, pero él lo pensó cientos de años antes.
Cada vez que observaba a los pájaros, creía emocionado que un día el hombre también volaría a través de los cielos. Uno de los inventos más famosos de da Vinci, la máquina voladora (también conocida como el “ornitóptero”) está inspirado en el vuelo de los animales alados. Más inventos: la máquina de guerra o mortero de 33 cañones, la ballesta gigante, el equipo de buceo, el puente giratorio, el vehículo blindado y la grúa giratoria.
El helicóptero inventado por Leonardo Da Vinci
Leonardo da Vinci diseñó también un reloj más preciso que los existentes en su época, que solo mostraban horas y minutos. Ese reloj tenía dos mecanismos separados: uno para los minutos y otro para las horas. Cada uno estaba compuesto de pesos, artes y arneses elaboradamente conectados. Su reloj también tiene un dial para seguir la pista de fases de la luna.
Da Vinci, el pintor
Como pintor supo cultivar una pericia envidiable, Su obra más famosa es sin dudas el retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, más conocido como La Gioconda o Monna Lisa. Fue adquirida por el rey Francisco I de Francia a comienzos del siglo XVI y desde entonces es propiedad del Estado francés. Ahora se halla expuesta en el Museo del Louvre de París. Los visitantes hacen largas colas para poder observar el cuadro.
Esta pintura, se cree, fue un encargo “para conmemorar algún acontecimiento importante, algunos aseguran que el nacimiento de alguno de sus hijos”, cuenta Juan Gabriel Batalla. “Lo cierto es que el gran genio florentino comenzó este retrato en 1503 y jamás lo entregó a la familia. En 1508 se marchó con él hacia Venecia y la obra lo siguió en un largo derrotero -que incluyó Florencia y Milán- y que finalizó en 1519, el 2 de mayo de aquel año, cuando falleció en Amboise, Francia.
«La Mona Lisa» en el Louvre (Foto: REUTERS/Sarah Meyssonnier)
Pintado entre 1503 y 1519, es un óleo sobre tabla de álamo de 77 centímetros de alto y 53 de ancho. Fue retocado varias veces por el pintor y se considera el ejemplo más logrado de sfumato, técnica característica de Leonardo. Su belleza ha obnubilado a diferentes ladrones. Ha sido robada en 1911 y fue reproducida hasta el hartazgo. De hecho, hay un debate en torno a la llamada Gioconda Torlonia, que el mes pasado reapareció en la Cámara de Diputados de Italia.
Da Vinci, el religioso
Pensar a Da Vinci por fuera de su contexto sería una trampa. Atravesado por el catolicismo de su época, pero no por eso menos crítico, pintó obras que hacen alusión al tema. Quizás el mejor ejemplo sea la pintura mural La última cena —mide 460 centímetros de alto y 880 de ancho—, realizada entre 1495 y 1498. Se encuentra en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie, en Milán, Italia. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980.
La pintura está basada en Juan 13:21, en la cual Jesús anuncia que uno de sus doce discípulos le traicionará. Para muchos expertos e historiadores del arte,esuna de las mejores obras pictóricas del mundo. Da Vinci murió el 2 de mayo de 1519 en Francia, unos días después de que un sacerdote lo confesara y le concediera la extremaunción. Su tumba se encuentra en la capilla de Saint-Hubert, en Amboise, Francia.
«La última cena» es una pintura mural original de Leonardo da Vinci ejecutada entre 1495 y 1498
Da Vinci, el vanguardista
Hay un descubrimiento que transforma la pintura para siempre: el esfumado o sfumato. Es un descubrimiento estético pero también filosófico: técnica pictórica que, al aumentar varias capas de pintura extremadamente delicadas, proporciona a la composición unos contornos imprecisos que dan la sensación de claroscuro. “Consiste en pasar muy gradualmente, muy lentamente de la luz a la sombra”, explicó el ensayista, historiador del arte y doctor en Filosofía y Letras José Emilio Burucúa.
“Es una especie de parábola estética. Ya sea un cuerpo humano o un bosque, sus obras muestran que el paso de la luz a la sombra es tajante y violento, pero siempre hay tonos intermedios. Si bien en los personajes retratados hay un aura de inquietud y misterio de movimiento, nunca sabemos si vienen de la luz a la sombra o de la sombra a la luz. Es fantástico porque también lo es como símbolo de estas transiciones que buscaba en otro plano: el comportamiento del agua o de las nubes”.
“Le encontraba una dinámica que transformaba constantemente las cosas. Es una de las grandes lecciones que nos deja: la complejidad de lo real y la necesidad de los matices”, concluye Burucúa. Más allá de su intelecto y su sensibilidad, la forma en que siempre se colocó a la vanguardia de su tiempo quizás —la crítica fue su mayor arma, siempre mordaz, siempre adelantada— sea su mejor característica.
Fuente: Infobae