Ussé, el château de los cuentos de hada en el valle de los ríos Loira e Indre, es el de los niños soñadores que, de plaza fortificada, pasó a morada de un agradable y mayusculo refinamiento.
Con jardines diseñados por el paisajista de reyes, André Lenotre y terrazas consolidadas por Sebastién de le Prestre, marqués de Vauban, el château de Ussé es un sitio, hoy privado, que no duerme jamás. Sus actuales dueños, la familia Blacas que vive allí de manera permanente hoy en día, presenta anualmente una importante colección de trajes de época.
Pero la historia conocida de este feudo se remonta al siglo XV, con la construcción por parte de la familia de Bueil, donde se encontraba una antigua plaza fuerte, de un château muy parecido al de Langeais, debido a su concepción técnica.
Jean de Bueil, uno de los principales capitanes de Charles VII, que había reconstruido por ese entonces el de Montrésor, murió en 1477. Su hijo, Antoine que se había casado con una hija del rey, cedió la castellanía a Jacques d’Espinay en 1485. Este señor, que fuera chambelán de Louis XI y de Charles VIII y, luego, su hijo Antoine, construyeron el ala occidental y abrieron una entrada, protegida por dos torres, en el ala oriental.
Jacques d’Espinay había dispuesto en su testamento que fuera construida una capilla colegial al este del château. Su hijo Charles y su nuera Lucrèce de Pons cumplieron la voluntad entre 1523 y 1535. La capilla fue consagrada por su hijo René, el cual dispuso la fundación de un colegio de canónigos que debían asegurar el servicio religioso.
Charles y Lucrèce d’Espinay hicieron construir igualmente la fachada, estilo Renacimiento, del ala occidental del patio interior.
En 1659 la tierra fue comprada por el marqués Bernín de Valentinay. Para abrir sobre el valle las tres alas del castillo, hizo suprimir el ala septentrional, tal como lo hizo el propietario de Chaumont, en 1740.
Al mismo tiempo, hizo construir para su hijo, que se casaba con la hija del mariscal de Vauban, un ala clásica en tres pabellones, del otro lado de la torre noroeste, como si hubiera querido desplazar lateralmente el volúmen del ala septentrional derribada.
Al marqués de Valentinay se le deben igualmente las terrazas de los jardines que llegan al río Indre y que están adornadas durante el verano con naranjeros en macetones.
El château perteneció luego al duque de Montbazon, a Monsieur de Chalabre, a la duquesa de Duras y a la condesa de La Rochejacqquelin, la cual lo traspasó a su sobrino, conde de Blacas, cuyos descendientes son todavía los dueños de Ussé.
El conjunto de las construcciones del siglo XV formaba un rectángulo cerrado, limitado por altas torres redondas, apoyado al sur en la ladera en que terminaba la espesura del gran bosque de Chinon y donde Perrault habría cruzado para llegar a la casa de Bernin de Valentinay cuando todos dormían.
El ala norte, desaparecida, formaba el cuerpo principal, de cara al río Indre y paralela a éste, mientras que el ala sur no era, en principio, más que una cortina que unía las alas este y oeste, cortina prolongada hasta el torreón, el cual fue construido fuera del recinto en el ángulo sudoeste.
Las tres fachadas que dan al patio fueron modificadas en épocas diferentes. La del ala oriental, inicialmente muy sobria e intacta hasta el siglo XIX, fue restaurada entonces a un puro estilo gótico; la fachada sur, por su parte, fue modificada al gusto de la época en el siglo XVII, y perforada con grandes ventanas clasicas; el frente del ala oeste había sido corregido en el siglo XVI en un estilo Renacimiento muy cercano al del ala de François I en el château de Blois.
La iglesia colegial, o «colegiata» para esa época, que se encuentra al este del castillo, en medio del parque, marca el paso del gótico al Renacimiento. Construida entre 1523 y 1535 por Charles d’Espinay y Lucrèce de Pons cuyas iniciales C y L figuran entre los ornamentos, dentro y fuera de la construcción.
Su estructura es bien gótica, compuesta por cuatro tramos con bóvedas ojivales, en tanto que la ornamentación, particularmente la del portal de ingreso, los medallones así como los ornamentos de las fajas, señalan la tendencia italianizante, más discreta y tardía, al menos en Francia, en los monumentos religiosos.
Se dice que Voltaire escribió una parte de la «Heneriade» durante una de sus estadías en Ussé y que Chateaubriant habría plantado los grandes cedros del Líbano.
Todo está hecho en el château de Ussé para que el visitante encuentre un aire de encantamiento, pasando por los salones, las galerías o en la recámara del rey, señores y damas vestidos con los más bellos trajes de la época y que parecen como en el cuento, prontos a recobrar vida.
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°Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 es corresponsal en Paris para diferentes medios, tanto en la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandi).
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