En estos informes sobre lugares históricos de la ciudad maravillosa, vamos a subrayar uno de los puntos simbólicos de Rio de Janeiro. El “Theatro Municipal”, que forma parte de la historia de los cariocas.
Este ícono ciudadano comenzó a destacarse en la segunda mitad del siglo XIX. En ese periodo, el teatro era muy frecuentado por el público en la entonces capital de Brasil que, hasta ese momento, no contaba con un lugar que tuviese la importancia del anhelado espacio cultural.
Fue en el año 1894, cuando Arthur Azevedo, un autor teatral, lanzó una campaña para que el teatro fuese construido para ser sede de una compañía municipal, al estilo de la exitosa “Comédie-Française”.
- La Comédie-Française
Los planes de Azevedo no fueron aceptados como él esperaba y llamó a una movilización popular que generó una ley que determinó la construcción del teatro Municipal. Esa orden no fue cumplida por el gobierno, quien la utilizó para recaudar dinero mediante un impuesto especial para tal fin, aunque la obra no comenzó.
En los inicios del siglo siguiente, la situación comenzó a mutar. En 1903, el Intendente Pereira Passos, desenterró la idea de Arthur Azevedo y el 15 de octubre del mismo año lanzó el concurso para la presentación de proyectos para la construcción del coliseo.
Tiempo después se cerraron las propuestas, los dos primeros ubicados empataron, “Aquila”, seudónimo del ingeniero Francisco de Oliveira Passos e “Isadora”, perteneciente al arquitecto francés Albert Guilbert, vicepresidente de la Asociación de Arquitectos Franceses.
Este acontecimiento causó mucha confusión entre la sociedad, que acusó al intendente de adjudicar la propuesta de Oliveira Passos entre los dos primeros oferentes. Esto llevó a la determinación de unir las dos empresa mediante una sociedad por la similitud de los diseños. Esta unión permitió la construcción del teatro cuya obra comenzó en enero de 1905.
Cerca de 1.180 estacas de maderas se utilizaron para asentar la base del edificio. La decoración del predio fue asignada a los más importantes pintores y escultores de la época, como Eliseu Visconti, Rodolfo Amoedo y los hermanos Bernardelli. Los vitrales y mosaicos fueron realizados, también, por renombrados artistas.
- Eliseu Visconti
En la construcción se emplearon 280 operarios en dos turnos de trabajo, para acelerar la culminación de la obra, ya que la aristocracia de Río de Janeiro reclamaba con urgencia tener una sala de espectáculos de jerarquía.
Se inauguró –en tiempo record-, cuatro años después, en 1909, en la intendencia de Serzedelo Correa y las polémicas del pasado quedaron atrás. Con gran orgullo y alegría se celebró la sala principal con capacidad para 1.739 personas, que por entonces reunía a la clase alta de la sociedad de Río de Janeiro.
En el año 1934, el “Theatro Municipal” pasó por su primera gran reforma, ya que el aumento poblacional en Río, demandó la ampliación de sus dependencias.
La capacidad fue aumentada a 2.361 lugares, trabajo que se realizó en tres meses.
A mediados de la década de 1970, el espacio cultural fue cerrado para obras de restauración y modernización de sus instalaciones y fue reabierto en marzo de 1978.
Casi 20 años más tarde, en 1996, comenzó la construcción de un predio anexo, con la idea de apoyar al teatro con salas especiales destinadas a los ensayos de los espectáculos.
Con la inauguración del edificio anexo, coros, orquesta y ballet pudieron desarrollar sus actividades con más confort.
En 2008, el edificio municipal fue cerrado para otra reforma de magnitud. La obra de restauración y modernización costó la suma de 64 millones de reales y contó con el apoyo de patrocinadores privados. El “Municipal” fue reabierto en 2010.
En medio de tanta belleza edilicia, historia, problemas y contradicciones y hasta actos no muy positivos, la vida del “Thetro Municipal”, se funde con el pasado mismo de los cariocas.
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