Desde este espacio de Diario de Cultura y, pese a que estamos en el final del mes de agosto, recomendando lugares a visitar en el próximo periodo estival.
Seguramente, muchos de nuestros lectores tendrán dudas sobre dónde ir y cómo serán las próximas vacaciones de verano. Si bien existen infinitos programas playeros de muy buen nivel para disfrutar en Brasil, ya sea en las arenas de Santa Catarina, Río de Janeiro u otros Estados que ofrecen una variada cantidad de destinos turísticos, nuestra convocatoria hoy, es Maragogi, ubicado en el norte del estado de Alagoas.
Visitar esta pequeña ciudad, es sentirse en el Caribe sin salir de Sudamérica; sus playas perfectas están cercadas de tupidos coqueros, aguas limpias de tono verde claro y ofrecen la posibilidad de practicar buceo en el mar calmo de Maragogí, observar bien de cerca los arrecifes de corales y nadar acariciando peces de colores.
La ciudad es privilegiada y está ubicada a 130 kilómetros de Maceió, Recife, con acceso fácil por las dos capitales. “Rio Livre”, -escrito en portugués de ese modo-, hace de la también llamada “Costa dos Corais” (Costa de los Corales), la mayor área de protección ambiental de la marina brasileña. Esta posee 150 kilómetros de extensión y comprende cuatro municipios de Pernambuco y nueve de Alagoas.
Este destino turístico se destaca por sus extraordinarias piscinas naturales llamadas “Gales”, con 6 kilómetros de playas, que se forman en alta mar por la gran cantidad de arrecifes coralinos y es posible llegar hasta allí de lancha o catamarán. La gran mayoría de hoteles y posadas ofrecen ese paseo de 2 horas de duración y a un valor de 250 $ argentinos por persona.
Para deleitarse mejor en las piletas autóctonas es preciso programarse, porque el paseo es más recomendado cuando la marea está baja y, si tiene la suerte de que en esos días haya luna llena, el agua no supera el metro de profundidad, con lo que es posible disfrutar el cristalino mar verde de “Gales”, hacer snorkel o bien alejarse un poco, donde el fondo marino no supera los 5 metros, aunque ya es necesario usar tubos de oxígeno y estar acompañado de un buzo profesional.
Junto con las bellezas naturales, la ciudad e Maragogi se destaca por reunir algunas de las más bellas playas del litoral alagoano, por lo que es el segundo destino más buscado del estado, superado únicamente por Maceió.
Son 22 km de arenas desérticas con aspecto campestre, ideales para quien busca tranquilidad y contacto directo con el ecosistema; esa combinación de coqueros, arena fina y blanca, el murmullo de las olas de un mar cristalino, manso y cálido, suman un panorama deslumbrante.
Demás está decir que por la cercanía existente, es fácil conocer otras villas balnearias vecinas, como: Burgalhau, Barra Grande y Peroba o Japaratinga, a tan solo 10 kmts del límite con Pernambuco –parada obligatoria-, con algo más de 7 mil habitantes y el sosiego y atractivo de una antigua villa de pescadores con una eficiente distribución turística donde no faltan bares, posadas y una estructura edilicia con vestigios de la invasión holandesa.
Si Ud, nos pregunta cuál es la mejor época para conocer esta perfección, le decimos que, por si no bastase tanta belleza reunida en un solo lugar, Maragogi fue bendecida con un clima perfecto durante los 365 días anuales, su temperatura media es de 27 grados y el sol está asegurado casi en la totalidad del año.
Maragogi era un pueblo llamado “Gamela”, en 1887 fue elevado a la categoría de Villa y se llamó Isabel, en homenaje a la princesa que liberó a los hombres y mujeres de raza negra de la esclavitud. Más tarde, en 1892, recibió el nombre actual, por causa del río que atraviesa la ciudad.
Esta metrópoli fue escenario de la “Guerra de los Cabanos”, entre 1832 y 1834, que comenzó con un movimiento armado, para traer de vuelta a Brasil a Don Pedro I, que había renunciado y regresado a Portugal. Esta rebelión quedó sin efecto por la muerte del emperador, en 1834.
Piscinas naturales, peces de colores, arrecifes de corales, mar calmo y cálido, aguas traslúcidas y arenas blancas. Esta tranquilidad en el contacto directo con el medio ambiente, le brinda unas placenteras vacaciones en el Caribe Brasileño.