Quien visita San Salvador, la capital de la Bahía, se encuentra con un pedazo enorme de la historia, porque es allí donde nació Brasil. Fue la primera capital del país por poseer uno de los puertos más importante de Sudamérica y la puerta de la inmigración europea. También supo de invasiones piratas, de barcos negreros llenos de esclavos africanos y por allí sigue nuestra historia.
Por si esto fuera poco, se conserva intacto con sus casas de colores e Iglesias, el barrio de los “Negros”, el “Pelourinho”, El “Mercado Modelo”, hoy, un lugar con una variada opción gastronómica y venta de artesanías, otrora, el espacio donde se comercializaban esclavos.
La imponente “Bahía de Todos los Santos”, el elevador “Lacerda”; famoso ascensor que lo lleva desde la parte alta hasta la ciudad baja y viceversa, ofrece hermosas playas y todo lo que tiene para dar la cultura afro, con sus “Bahianas de Acarajé” que ofrecen, esparcidas por toda la ciudad, la masa de porotos rellena con camarones secos y otros ingredientes.
Para hablar del pasado, debemos mencionar al “Forte de São Diogo» que es un baluarte localizado en lo alto de “Santo Antonio da Barra”, actual barrio de Vitória, protegido por el morro de “Santo Antonio”, y sobre el lado derecho la playa del puerto de la Barra, junto a la “Santa Casa de la Misericordia”.
- Santa Casa de la Misericordia
Esta guarnición intentaba impedir con el apoyo del “Forte Santa María”, el desembarco de cualquier enemigo que intentase entrar por el acceso sur en la ciudad baja.
La construcción se remonta al gobierno del Gral. Diogo de Meneses, la obra comenzó en 1609 y fue finalizada cuatro años después.
En el marco de las invasiones holandesas fue reconstruido a partir de 1626 y se encuentra aún en obras. Resistió un ataque de parte del Conde Mauricio de Nassau.
Su estructura sufrió alteraciones en su diseño en 1704 en que le impusieran su actual distribución en el que el terraplén va acompañando la línea base del morro, (cerro que fue cortado para la construcción). La inauguración oficial fue en setiembre de 1722, cuando llegaron las siete piezas de artillería.
La planta y fachada presenta un trazado medio circular abierto con parapetos y plataformas donde se instalaron los cañones.
La edificación cuenta con dos plantas que abrigan las dependencias de servicios (Casa de Comandante, cuartel de tropa, área de municiones y otras). El personal militar estaba compuesto por un capitán comandante y dos soldados artilleros, la armas eran cinco cañones calibre 12 libras y dos de bronce calibre 8.
Durante la época de la primera Guerra mundial (1914-1918), la fortificación se encontraba sin armamentos y durante el conflicto que dio origen a la Segunda Guerra (1939-1945), totalmente abandonado, recién en 1958 el Círculo Militar ocupó una de sus dependencias.
Actualmente el “Forte de São Diogo”, se encuentra restaurado y abierto al público, fue convertido en un importante centro cultural, con eventos.
El personal del lugar se presenta con uniforme histórico del Primer Regimiento de Infantería de la Bahía, en el marco del programa de revitalización de las Fortalezas Históricas de Salvador, de la Secretaría de Cultura y Turismo y con el apoyo del ejército brasilero.
Además de toda esa historia encerrada entre las paredes del fuerte, en su interior funciona el espacio “Carybé de las Artes”, un centro tecnológico con recursos digitales y realidad virtual dedicada al artista plástico argentino-brasilero Héctor Julio Páride Bernabó Carybé.
Esto es Salvador que guarda en su memoria recuerdos del ayer, leyendas de esclavos y hacendados, latifundistas que en sus tierras cosechaban caña de azúcar y café, esos amos y señores que con sus terratenientes llamados “Capitanes do Mato”, cuidaban que los oprimidos trabajasen de sol a sol sin reclamar y alimentados con el rejunte de comidas que sobraban de la casa central.
De esta manera, se ve reflejado en parte el pasado de Salvador, la capital bahiana que fue custodiada por el “Forte São Diogo».
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