El cuidado del medioambiente nos continúa sorprendiendo en la visita a la tierra de las cataratas. Allí, un atractivo ilustrativo de la ciudad que se muestra como un ejemplo de amor a la naturaleza es el parque temático «La Aripuca». Su nombre, originario del idioma guaraní, significa «trampa», y se utilizaba para la captura de los animales sin herirlos, sin lastimarlos.
La familia Waidelich, reprodujo una Aripuca Gigante y nos muestra a través de este proyecto de agro-eco-turismo, la enorme riqueza de la selva misionera.
Quienes visitan esta maravillosa propuesta podrán apreciar y aprender sobre las tipologías de los troncos de las diferentes especies que allí se encuentran, su crecimiento, el lugar geográfico en que se desenvuelven y, además, exponen la forma en que los guaraníes utilizaban esta trampa en sus prácticas de caza.
La visita al lugar está conducida por un experimentado guía turístico, quien comienza por la llamada sala de interpretación para continuar, luego, por el área donde se exhiben las artesanías guaraníes y llegar a la gigante Aripuca.
Dentro de esta armadilla, nos encontramos con la distribución de troncos de unos 17 metros de altura por, aproximadamente, 30 de diámetro y de algo más de 500 mil kilos. Este espacio fue realizado con árboles en riesgo de extinción.
La adquisición de los troncos de estas variedades que se aprecian en la trampa, fueron recuperados de chacras en habrían sido derrumbados por tormentas y, también, en aserraderos de la región donde se convertirían luego en preciados muebles.
Aquí se encuentran casi unas 30 especies de árboles nativos entre los que hay lapachos abá, palo rosa, timbó, petiribí, lapacho negro, incienso, sombra de toro, pino paraná, araucarias y varios más. Al subir por las escaleras a lo alto de la Aripuca, se observa el nombre de cada árbol tallado en sus cortezas.
¿Cómo accionaba este cepo?; adentro se colocaba comida y al entrar en procura del alimento el animal pisaba un palo, la estructura se cerraba y atrapaba al hambriento visitante. La presa quedaba encerrada sin ser lesionada. Gallinas del monte, palomas y conejos eran capturas que para alimentar a los guaraníes.
El interior de este complejo destaca, por su impronta, el sentir de esta creación particular que, con el agrupamiento de estos gigantescos troncos, de texturas y especies tan disímiles, nos transportan a sentir la pureza del aire y el aroma, tan especial, emanado de los sabores de los frutos de esta tierra colorada.
La concientización permanente de los que aman la naturaleza, como la familia Waidelich, dando ejemplo con sus acciones de la importancia de conservar esta selva originaria que sabe a calma y calor, mediante el cuidado de especies de animales y de flora -algunos en peligro de extinción-.
Los propietarios de este parque, tan particular, nos invitan a reflexionar sobre la preservación y protección del bosque misionero, a través del cuidado y conservación de sus árboles, y del agua de sus ríos.
Aripuca, o trampa en el idioma guaraní, nos invita a conocer este circuito turístico-cultural, esta iniciativa de amor por el bosque, y su objetivo principal es el de contarnos la importancia de la preservación de las especies naturales.
Visitar Aripuca es más que un paseo turístico, es también mostrar la manera de amar a la naturaleza y con ella llevar nuestro mensaje a las nuevas generaciones sobre lo importante que es cuidar nuestro hábitat.
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Alberto Antonio Curia es Periodista y Consultor Turístico
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