Crucigrama: Siempre San Cayetano

Uno y todos los días del año son 7 de agosto – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Este miércoles será otro 7 de agosto… como siempre y, fundamentalmente, este día, sus seguidores marcharán hacía el Santuario de Liniers u otras iglesias a lo largo y ancho de la Argentina. Algún “jugador de la historia” sostendrá que San Cayetano murió en el siglo XVI y resucito en el XX, allí por 1929, con la catástrofe de la economía, igual camino de exportadores en quiebra o al borde, desocupación con crecimiento inédito. Cuando la pobreza y la indigencia fueron un signo determinante del período.

Quizás, uno (cualquiera de todos) puso su memoria en el “santo de la espiga” y comenzó a difundirlo, marcando el inicio de citas impostergables hasta el 150 de esa calle Cuzco, casi ferroviaria, del barrio y la estación Liniers y, a cuadra y media de la parroquia. Una de las costumbres porteñas (Pandemia mediante) con el millón de acampantes, previo a la jornada precisa, para resguardar un lugar, suyo, que por algunos segundos le otorgue la intimidad con la imagen del Patrono.

Crecimiento de la devoción de sus creyentes para, en el origen del pan en las espigas, pedir que estuviera cada día en las mesas de todos. Del santo, símbolo de la espiga, avanzó a ser el patrono del pan y el trabajo en nuestro país. En distintos lugares del mundo ese lugar lo ocupa el carpintero San José.

Ese mapa del “planeta” San Cayetano es sinónimo de La Argentina, pese a su origen ítalo-peninsular. De alguna manera para dejar claro el favoritismo por él, y recíprocamente, de él para con nosotros.

La iglesia, construida en estilo románico, fue inaugurada el 30 de septiembre de 1875 y el 18 de enero de 1913 monseñor Mariano Antonio Espinoza la erigió Parroquia. El Cardenal Juan Carlos Aramburu, entonces Arzobispo de Buenos Aires, la proclamó Santuario de San Cayetano, ahora una iglesia señorial con un campanario, vitrales coloridos y un cielorraso abovedado y alto.

En un Liniers en que no existían, obviamente, la avenida General Paz, el ferrocarril, ni el mercado, parcelado por quintas, chacras, casas de campo o de descanso de verano y algún que otro negocio de comestibles, tabernas, boliches, pulperías, etc. Las Hermanas del Divino Salvador, sobre fines del siglo XIX, arribaron, a pie, desde la Santa Casa de Ejercicios Espirituales de Córdoba, a un terreno que, de acuerdo con los documentos, había pertenecido a María Mercedes Córdova y donado en 1830.

Las religiosas pasaron a ser las legítimas dueñas y para su labor cotidiana construyeron una pequeña capilla dedicada a San Cayetano para servir a los fieles; en otro sector, el convento y un colegio de niñas, actualmente el colegio que lleva el nombre del santo.

Vale contar y recordar, que Cayetano de Thiene, en italiano Gaetano, hijo de nobles, nacido en el siglo XV en Vicenza, región del Véneto de Italia, fue un presbítero católico, abogado y diplomático, fundador de la Orden de Clérigos Regulares.

Su beatificación ocurrió en 1629, a través del papa Urbano VIII, por 1671 el papa Clemente X lo proclamó santo y, como tal, se lo conoce como el de la Providencia y Patrono del pan, la salud y del trabajo. Los atributos que lo representan son: sotana negra, roquete coral y estola sacerdotal. Su festividad es el 7 de agosto.

Convencido de que la Iglesia debía luchar contra la Reforma, servir a los más pobres y ayudar a ello, creó la organización de beneficencia “Monte di Pietà”, luego Banco de Nápoles, una alternativa que se tornó usuraria. En Venecia se asoció con un miembro del grupo “Amor Divino”, que funcionó en el Hospital de los Incurables. Con carisma apostólico, Gaetano jugaba con los parroquianos varones, apostaba rosarios de madera, el rezo de oraciones, velas devocionales o bien servicios y labores manuales en la iglesia. Falleció siendo superior de su orden. Sus reliquias se encuentran en la basílica de San Paolo Maggiore, de la ciudad de Nápoles. Luego de su canonización inmigrantes italianos lo trajeron a nuestro país.

Como se dijo, todos los días 7, cada mes, recibe a miles de fieles que piden por el pan, la salud y el trabajo. En agosto la concurrencia es mucho más alta, debido a la celebración patronal. Los días precedentes se hacen filas de cientos de metros para ingresar en el momento preciso. A la vez, en octubre, la tradicional peregrinación juvenil al Santuario de Luján parte desde allí. Por otro lado, el templo de Liniers es punto de recepción de otras peregrinaciones a pie.

Hoy, literalmente, la necesidad por la que siempre se fue a rogar es imperiosa y absoluta. La multiplicación infinita de las plegarias definirán la situación que atraviesan miles de personas, sumando la tristeza que solo acompañan con su Fe y Esperanza e insiste en seguir adelante.

A un clic de distancia, el documental “7 de agosto: San Cayetano en Liniers” (duración: 8 minutos y 47 segundos), realizado por “No Ficción” y publicado en su sitio en YouTube. En él puede escucharse, también, del álbum “Arde la vida” (2000) a su creador Peteco Carabajal acompañado por Teresa Parodi, Verónica Condomí y Daniel Buira.

Cuídense, en todo y por todo. Mucho, pero muchísimo, más que nunca…

Norberto Tallón