En el “catálogo” de su vida musical aparecen sus obras más famosas. Rápida síntesis: las composiciones orquestales “Rapsodia en azul (Rhapsody in Blue)” (1924) y “Un americano en París” (1928), las canciones “Swanee” (1919) y “Ritmo fascinante” (1924) y, también, sus Standards jazzísticos “Embraceable You” (1928) y “I Got Rhythm” (1930) y la ópera “Porgy and Bess” (1935), que incluye el mega-éxito “Summertime”.
Nació en barrio neoyorquino de Brooklyn, en Estados Unidos, hijo de una familia de inmigrantes rusos judíos, con el nombre de Jacob Gershovitz, el 26 de septiembre de 1898. George Gershwin fue músico, compositor y pianista, transitó distintos géneros: Ópera, jazz, música clásica y sardana. El talento apareció pronto con un aprendizaje autodidacta en la ejecución del piano. Más tarde estudió ese instrumento con Charles Hambitzer, se “encontró” con Litz, Chopin, Debussy entre otros, y, a su vez, composición con Rubin Goldmark, Henry Cowell y Joseph Brody.
Con 16 años abandonó esa educación para trabajar en una editorial en que, sentado al piano, “mostraba” a la gente melodías de moda. Enseguida forjó sus canciones, algunas obtuvieron popularidad y le concedieron la posibilidad de su primer musical para Broadway, “La, la, Lucille”. Al que siguieron, junto a su hermano Ira como letrista, “Lady Be Good”, “Oh Kay!”, “Funny Face”, “Girl Crazy” y “Of Thee I Sing“, que le brindaron el prestigio necesario para lanzarlo a la altura de sus admirados, Jerome Kern e Irving Berlin, por ejemplo. En la década del ‘20 compuso para salas de concierto: el 12 de febrero de 1924, en el Aeolian Hall de Nueva York, estrenó su “Rhapsody in Blue”. En esa época trabajó con frecuencia en compañía del letrista Buddy DeSylva, crearon “Blue Monday”, un experimento de ópera jazzística ambientada en Harlem. Se sucedieron otros musicales para Broadway en que estaban incluidos futuros clásicos. Con el título modificado (el agregado de “…for UCLA”) permitió que “Strike Up The Band”, fuera usada como canción de lucha del fútbol americano.
El suceso no lo hizo mirar para otro lado, tampoco ignorar sus carencias técnicas. Por ello decidió enriquecerse y lanzarse a metas más demandantes. Viajó a París (Francia), la idea era estudiar con Nadia Boulanger, que no lo aceptó por el temor que unos estudios académicos rigurosos “destruyeran” su estilo marcado por el jazz. Asimismo cuando lo intentó con Maurice Ravel, éste esgrimió argumentos similares. En la Ciudad Luz “diseñó” la pieza sinfónica “Un americano en París”, receptora de opiniones distantes en su presentación debut en el Carnegie Hall (13 Diciembre 1928) y trocó a ser aclamada para los tiempos, tanto en Europa como América. Volvió a la “Gran Manzana”, donde escribió “Porgy and Bess” con Ira y DuBose Heyward, que comenzó en fracaso comercial para ser considerada una de las óperas americanas más importantes del siglo XX y un clásico cultural de ese país. Es el instante cúlmine de su camino compositivo.
Pese a algún rechazo de los mismos protagonistas, recibió el valor de plumas musicales francesas de principios del siglo y valorado por éstas, ya que, a su vez, tanto Ravel como Stravinski vieron con interés sus ritmos, melodías, la orquestación de sus obras sinfónicas. Por otro lado sentía curiosidad por Alban Berg, Arnold Schoenberg, Dimitri Shostakotvich, Dariusz Milhaud. La influencia de Joseph Schillinger, su profesor de composición en los ’30, fue crucial en su tarea. Al tiempo de poseer una capacidad para manipular formas musicales y otorgarles su propia voz. Trasladó el jazz descubierto en Tin Pan Alley a la corriente principal empalmando formas y tonos con los de las canciones populares de su época.
Se mudó a Hollywood. Allí fue responsable de partituras para películas tales como “Delicious” (1931). “Shall We Dance (Ritmo Loco)” (1937), “Goldwyn Follies (Así nace la fantasía)” (1938). Con el paso del tiempo su arte retornó una y otra vez a los cines con “Un americano en París” (1951), “Manhattan” (1979), “Voces distantes” (1988), “Balas sobre Broadway” (1994), “Fantasías 2000” (1999) y “An American in París: The Musical” (2018).
No pudo disfrutar mucho tiempo del éxito: su vida se truncó prematuramente, a la edad de 38 años, el 11 de julio de 1937, víctima de un tumor cerebral, murió en el Cedars-Sinai Medical Center de Beverly Hills, Los Ángeles/California. La designación de su padecimiento fatal se bautizó “Síndrome de George Gershwin”.
Miembro de la American Society of Composers, Authors and Publishers. En 1938 fue nominado al Oscar con “They Can’t Take That Away From Me” de la película “Shall We Dance”. Recibió la Medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos, el Premio Pulitzer, un Grammy fiduciario (1986). Desde 1998 tiene su Estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. En 2007, la Biblioteca del Congreso gestó el Premio Gershwin de Canción Popular por George e Ira Gershwin. Reconociendo el profundo y positivo efecto de la música popular en la cultura, se otorga anualmente a un compositor o intérprete cuyas contribuciones a lo largo de su vida ejemplifiquen el nivel de excelencia asociado a los Gershwin. El 1° de marzo de 2007, se concedió por primera vez a Paul Simon.
En el mundo, tanto la crítica y el público lo han reconocido por el logro, por qué no genialidad, de amalgamar de una manera sin resquicios la música clásica y el jazz. Como clara muestra están sus obras.
A un clic de distancia, la posibilidad de mirar y escuchar a la cantante, autora, compositora y pintora canadiense Joni Mitchell (Nacida Roberta Joan Anderson) en el Gershwin Prize Tribute (mencionado párrafos atrás), en la habitual fecha del 1° de marzo (en este caso este 2023), a sus ochenta años regresó triunfalmente al escenario para recibir el reconocimiento anual a quien ha contribuido en su carrera al, como esta señalado en su resolución fundadora, importante efecto de la música popular en la cultura. Concierto celebrado en el DAR Constitution Hall en Washington DC, sala fundada en 1929 en cercanías de la Casa Blanca. Dos temas en este imperdible video de poco más de 12 minutos. Por el origen del premio, el gran standard de los Gershwin, “Summertime”, luego una canción de la galardonada “The Circle Game”. Joni, obviamente, es la voz principal, solo de guitarra, en la primera, de la californiana (residente neoyorquina) Celisse Henderson y coros de Lucius y Brandi Carlile, en la segunda el coro suma, ni menos ni más, que estos nombres: Cindy Lauper, Herbie Hancock, Annie Lennox, Angelique Kidjo, Celisse, Ledisi, James Taylor y Graham Nash. La música tiene la dirección y el piano de Greg Phillinganes, Greg Leisz (guitarra acústica y pedal Steel Guitar), Blake Mills (guitarra), Larry Klein (bajo) Mark Isham (trompeta) y Marcus Mumford (percusión).
“Y las estaciones dan vueltas y vueltas/ Y los caballos pintados suben y bajan/ Estamos cautivos en el carrusel del tiempo/ No podemos regresar, sólo podemos mirar/ Atrás de dónde venimos/ Y dan vueltas y vueltas y vueltas/ En el juego del círculo.” (Estribillo “The Player Game” -Joni Mitchell-).
Cuídense, en todo.
Norberto Tallón