El Día de la Tradición se recuerda en la fecha del nacimiento, el 10 de noviembre de 1834, de José Hernández, una de la figuras más destacadas de nuestra cultura. Este domingo en la República Argentina la celebración anual que pone el acento en la idea de transitar y conmemorar las costumbres y hábitos gauchos, una jornada para destacar la música, comidas, actividades y juegos vinculados, entre muchos otros elementos, un suceso que ofrece la comprensión, disfrute, inclusión, a la vez, de promover la felicidad, respeto y armonía de la gente, a partir de un punto histórico y social común, o al menos cercano y reconocido de nuestra Patria.
Las tradiciones argentinas ricas y amplias se vinculan con las del campo, la música folklórica, comidas y bebidas (asado, empanadas, mate, dulce de leche y otros diversos), los gustos por el fútbol y otros deportes enraizados en el tiempo (El Pato es el deporte nacional), la pintura, artesanía, la agricultura como factor económico y las peculiaridades de las comunidades.
La palabra proviene del latín “traditio”, un derivado del verbo “tradere”, cuya significación es “transmitir”, que el Diccionario de la Real Academia Española explica como “Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación y generación”.
El poeta Francisco Timpone lo propuso en 1937, en una reunión en La Plata. El siguiente 6 de junio del 1938 solicitó al Senado provincial bonaerense la declaración del 10 de noviembre como “Día de la Tradición”. Las legislaturas locales, por unanimidad, aprobaron la iniciativa. En 1984 se modificó la norma original estableciendo sede provincial permanente de la Tradición en San Antonio de Areco. En 1975, el Congreso de la Nación, Ley N° 21.154, extendió la vigencia a todo el territorio nacional y declaró Ciudad de la Tradición a la de San Martín (Gran Buenos Aires), zona natal de Hernández.
El poeta, político, periodista y militar José Hernández (José Rafael Hernández y Pueyrredon) nació, hijo de Rafael Hernández e Isabel de Pueyrredon, en Chacras de Perdriel/Chacra Pueyrredon, hoy Museo Histórico José Hernández-Chacra Pueyrredon, Villa Ballester Oeste/Partido de General San Martín/Provincia de Buenos Aires, murió en su quinta de Belgrano en la ciudad de Buenos Aires, ubicada sobre la actual avenida Cabildo, por causa de un ataque cardíaco, a los 51 años de edad.
Tuvo dos hermanos, Rafael y Magdalena, primo segundo del pintor Prilidiano Pueyrredon y sobrino segundo de Juan Martín de Pueyrredon. Los Pueyrredon eran una familia unitaria, en tanto los Hernández tenían filiación federal. Sus padres solían viajar por sus estancias dejándolo al cuidado de una tía, que con el resto de parientes debió refugiarse en Montevideo (Uruguay) y él quedó al cuidado de su abuelo paterno, José Gregorio Hernández Plata, en su quinta de Barracas, sobre el Riachuelo. Leyó y escribió desde los 4 años. Se formó en el Liceo Argentino de San Telmo. Por 1845, debido a su salud, abandonó los estudios y se trasladó a las pampas bonaerenses, lo que provocó el contacto con los gauchos: aprendió a andar a caballo y ejecutar todas las habituales tareas de éstos, así adquiere conocimientos de la vida rural y el cariño, siempre demostrado, por los paisanos. Fue una visión directa de la realidad del hombre de campo, del que captó su sistema de valores, lealtades y habilidades que cohesionaban a esa sociedad.
En Paraná se casó Carolina González del Solar y tuvieron ocho hijos. A fines de los ’70 su sostén económico era la compraventa de campos. Luego de la Batalla de Caseros se enroló en las milicias del Estado de Buenos Aires, al mando de Pedro Rosas y Belgrano y Faustino Velazco, intervino (1853) en la represión al levantamiento del coronel Hilario Lagos contra el gobernador Valentín Alsina y fueron vencidos, en noviembre del ‘54, ya teniente, participó de la victoria en la batalla de El Tala. En 1858, por cuestiones políticas renunció al ejército y se mudó a Entre Ríos para dedicarse al periodismo. Posteriormente intervino en las batallas de Cepeda y Pavón, bajo las órdenes de Justo José de Urquiza y, pese a diferencias, se pronunció repudiando su asesinato. Con su hermano, fue parte de la batalla de Cañada de Gómez, un ataque sorpresivo de tropas de Buenos Aires sobre la Confederación Argentina. En tierra entrerriana fue partícipe de la última rebelión gaucha, liderada por Ricardo López Jordán, que intentó defender la autonomía provincial y al Partido Federal de los embates del presidente Domingo Faustino Sarmiento. Derrotados, en 1871, con López Jordán se exiliaron en Santana do Livramento (Brasil), estuvo allí un año y emigró al Uruguay, tras una amnistía regresó al país.
A su vuelta continuó su lucha por medio del periodismo, en el cual trabajó en los diarios “El Nacional Argentino”, “Correo argentino”, “El Litoral de Paraná”, “El Eco de Corrientes”, “La Capital de Rosario”, “El Río de la Plata”, “La Patria” y “El Argentino”, periódico que fundó y dirigió. Se le adjudica igual situación con “El Plata”, sin evidencias certeras. Desde el 1° de febrero de 1876 colaboró, sí con su creación y conducción en “El Bicho Colorado”, publicación humorística de Buenos Aires. Diputado y senador de la provincia de Buenos Aires, en este último cargo se alineó con la federalización de Buenos Aires. En 1861 fue designado secretario del general Juan Esteban Pedernera, vicepresidente de la Confederación en la presidencia de Santiago Derqui.
Entre 1859 y 1860 se asoció al Club Socialista Argentino. Al año siguiente ingresó en la Masonería en la Logia Asilo del Litoral N° 18 (en que fue secretario y aportó su voz por la ausencia en el tópico del progreso de lo telúrico), más tarde en la Logia Constante Unión N° 23 de Corrientes, el paso siguiente fue la incorporación a la Logia Obediencia de la Ley N° 13 de la ciudad de Buenos Aires, ejerció como oficial destacado de la Gran Logia de la Argentina y en los Altos Grados Escocistas alcanzó el 32°. Poco antes de su fallecimiento, por 25 años continuos de militancia en esa Orden, se lo proclamó Miembro Libre.
Participó del proyecto de expropiar terrenos para fundar el pueblo de Necochea con fondos de Rentas Generales y fue uno de los colaboradores de Dardo Rocha en el de erección de la ciudad de La Plata. En 1880, en sociedad con Hipólito Yrigoyen, fundó el Club de la Juventud Porteña en apoyo a la candidatura de Julio Argentino Roca, quien ganaría las elecciones por amplia mayoría. Ese mismo año, al producirse la federalización de Buenos Aires como capital del país, defendió el proyecto en el senado provincial, en un histórico debate que lo enfrentó con Leandro N. Alem, lugar que ocupaba a su fallecimiento, al ser reelegido en el ’81 y el ’85.
Se inició en la literatura, sin repercusión, con composiciones poéticas cultas. En la poesía gauchesca halló su inspiración, con “Rasgos biográficos del general Ángel Peñaloza” (1863), desde su segunda edición llamado “Vida del Chacho”, aquí criticaba a Sarmiento, con quien tenía posición opuesta. “La Instrucción del Estanciero” (1881), el relato gauchesco “Los treinta y tres orientales” y algunos textos dispersos reunidos, en forma póstuma; en “Prosas del autor del Martín Fierro 1834-1886”. Proscripto por Sarmiento, escondido casi frente a la Casa de Gobierno de Buenos Aires, en el Gran Hotel Argentino, comenzó a escribir poemas de amor. Sin interrumpir ésto, redactaba, en papel de estraza de una libreta de pulpería, los siete cantos y medio de la primera edición de “El Gaucho Martín Fierro”. El 28 de noviembre de 1872, el diario “La República” lanzó la publicación por entregas, completada en poco tiempo. Por diciembre llegó en formato de libro, de la imprenta La Pampa, precedida por una carta del autor a su amigo y editor José Zoilo Miguens. Empezó con la venta en las zonas rurales, leída en grupo en fogones o pulperías con el gran éxito de la veracidad reconocida del protagonista. En 1879, ya con muchas reediciones, surgió su continuación “La vuelta de Martín Fierro”, ilustrada por Carlos Clérice, conformando el gran poema épico popular, por lo general juzgado la obra cumbre y maestra de su género y la literatura argentina. Ambas partes son el “Martín Fierro”, interpretación sociológica de época y sociedad, unida al lirismo, lo descriptivo, la sátira y lo épico, con fuerza de una epopeya en que descubrió el coraje e integridad de una vida independiente con el gran mérito de exhibirla en un gaucho contando en primera persona con sus propias formas y espíritu.
Hernández con el “Martín Fierro”, como ejemplo alcanzan dos sextinas (estrofas de seis versos octosílabos con rima consonante), dejó reflejado hasta hoy (aunque lo haya relatado en el ámbito de otros hechos temporales) la marcada diferencia de pensamiento y acción entre ciudadanos de una nación que ocupan dos “orillas” distintas.
Ambos casos en “La vuelta de Martín Fierro”. Primero, Consejos de Martín Fierro a sus hijos:
“Los hermanos sean unidos,
porque ésa es la ley primera;
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.”
Segundo. El viejo Viscacha, un anciano nombrado tutor del segundo hijo de Fierro (Hay cinco cantos sobre él (casi un libro en otro), entre ellos “Los consejos del Viejo Viscacha” (Por las dudas, es correcto Viscacha con “s” en el poema):
“Hacéte amigo del juez;
no le des de que quejarse;
y cuando quiera enojarse
vos te debés encoger,
pues siempre es güeno tener
Palenque ande ir a rascarse.”
¿Más claro? Las orillas, Fraternidad o corrupción.
A un clic de distancia, de la película de Leopoldo Torre Nilsson “Martín Fierro”, estrenada el 4 de julio de 1968 en el Cine Hindú (Lavalle 842-Buenos Aires), con Alfredo Alcón, Lautaro Murúa, Fernando Vegal, Graciela Borges, María Aurelia Bisutti, Walter Vidarte, Leonardo Favio, Julia Von Grolman y Sergio Renán, basada en el poema de Hernández, guión de Torre Nilsson con Ulyses Petit de Murat, Beatriz Guido, Edmundo Eichelbaum, Luis Pico Estrada y Héctor Grossi, la escena “Contrapunto entre Martín Fierro y el Moreno”, Alcón es Martín Fierro, en cuanto al Moreno no está indicado el intérprete en los créditos. Publicado en el sitio de Belén Vega en YouTube.
Cuídense mucho, muchísimo más, como no lo han hecho antes, sin pensar el nunca, que es ahora.
Muy buen Día de la Tradición…
Norberto Tallón