Un perfumista y un curador fueron los encargados de dar forma a esta muestra titulada «La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa», que permanecerá hasta el 3 de julio en la capital española y que propone una manera innovadora de acercarse a aquella obra del año 1617, que evoca el jardín de árboles y plantas singulares que Isabel Clara Eugenia y su marido -soberanos de los Países Bajos meridionales-tenían en Bruselas a principios del siglo XVII.
En la pintura, «El olfato», se representan más de 80 especies de plantas y flores, algunos animales relacionados con el olfato, como el perro sabueso o la civeta, y diferentes objetos relacionados con el mundo del perfume, como guantes perfumados, recipientes con sustancias fragantes, un ambientador que se calienta en un lujoso brasero y alambiques para destilar las esencias, detalló el museo.
El perfumista Gregorio Sola -integrante de la Academia del Perfume- ha creado diez fragancias relacionadas con elementos presentes en la pintura, para esta muestra curada por Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca del museo, aromas que se despliegan en la exhibición en la sala 83 del edificio Villanueva, mediante la tecnología denominada «AirParfum».
«El olfato», un óleo sobre tabla de 66 centímetros por 110, forma parte de la serie «Los cinco sentidos» que Jan Brueghel «el Viejo» pintó en 1617 y 1618 y en las que las figuras alegóricas fueron realizadas por su amigo Rubens.
La obra, protagonista absoluta de esta corta pero potente exposición, es la referencia y guía para ir acercándose a cada uno de los 10 aromas preparados por el perfumista, ya que cada una de ellas está en diálogo con alguno de los múltiples elementos presentes en el mencionado cuadro: flores de naranjo, jazmines, rosas y narcisos son solo algunos de ellos.
La tecnología olfativa aquí presente permite oler hasta 100 fragancias distintas sin saturar el olfato, respetando la identidad y matices de cada perfume. De este modo, mediante cuatro difusores disponibles en la sala, los visitantes podrán oler los elementos del siglo XVII presentes en el cuadro.
Alegoría, el nombre de uno de los perfumes, se inspira en el ramillete de flores que huele la figura alegórica del cuadro, pintada por Rubens. Está compuesto de una combinación de rosa, jazmín y clavel.
Otro de los aromas, Guantes, alude a los que utilizaban las élites en la Edad Moderna para enmascarar el mal olor: esta fragancia reproduce el olor de un guante perfumado de ámbar según una fórmula de 1696, que consiste en resinas, bálsamos, maderas y esencias de flores, en compañía del acorde de cuero fino.
En esta exposición que despierta el sentido del olfato, se incluyen también aromas como «Higuera», que interpreta el olor vegetal, húmedo, verde y refrescante de la sombra de una higuera en un día de verano, mientras que el Jazmín es una fragancia delicada e intensa, con facetas verdes y cremosas y una ligera nota animal.
Brueghel fue uno de los pintores más apreciados de su tiempo y esta exposición propone una novedosa manera de adentrarse en su trabajo, con la incorporación de «fragancias que acompañarán al sentido de la vista proporcionando sensaciones únicas en la apreciación de la pintura», según indicaron desde El Prado.