La versión original de la pieza -menesunda en lunfardo significa mezcla o confusión- invitaba al espectador a atravesar una estructura laberíntica, con diferentes habitaciones que ofrecían estímulos sensoriales diversos: desde ver a una pareja recostada en una cama hasta transitar por el interior de una heladera, incluida las temperaturas bajo cero.
La obra, que a mediados de los ’60 fue tomada como una provocación y causó bastante revuelo, había sido realizada por Minujíin junto a Rubén Santantonín, y con la colaboración de Pablo Suárez, David Lamelas, Rodolfo Prayón, Floreal Amor y Leopoldo Maler.
«Ya comenzó en Nueva York la reconstrucción de la obra. La van a replicar exacta. Estoy feliz. Tan solo una veintena de objetos, que son vintage, serán llevados desde Buenos Aires para allá, como las carcasas de los televisores de los ’60, o las sábanas de la cama donde se recuesta la pareja», contó Minujín en una entrevista con Télam.
De este modo, el museo situado en Lower East Side de la isla de Manhattan ofrecerá al visitante la posibilidad de sumergirse en uno de los grandes hitos de la historia del arte argentino, en una exposición curada por el italiano Massimiliano Gioni, que permanecerá abierta al público hasta el 22 de septiembre.
Según anuncian desde el New Museum a través de su web, «Minujín busca provocar a los espectadores y estimularlos a la acción. Y ofrecer nuevos modos de encuentro con la cultura del consumidor, los medios de comunicación y la vida urbana. Su trabajo demuestra cómo anticipó radicalmente la obsesión contemporánea con los espacios interactivos y la búsqueda de una intensidad de experiencia. Y eso define a las redes sociales de hoy».
«Va a ser una obra que atraiga multitudes -se entusiasma Minujin-. Va a demostrar que la vanguardia argentina era más avanzada que la de Nueva York. ‘La Menesunda’, como el inodoro de Duchamp, rompió con todos los parámetros. Era una mezcla de happening, ambientación, arte conceptual, videoarte y arte de participación. La obra no sucede sin el espectador».
La pieza, que estuvo quince días en el Di Tella y luego fue destruida, se reconstruyó 50 años después, con mucha precisión, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
En aquel entonces, explicaban desde el museo, la reconstrucción significó un gran reto, tanto en sus aspectos constructivos como conceptuales, que se pudieron llevar a cabo a partir de documentación, fotografías, videos, notas de prensa, material audiovisual y testimonios de los artistas que colaboraron con Minujín y Santantonín en la pieza original de 1965.
Al ingreso, el visitante veía su propia imagen en un circuito cerrado de televisores; luego, una pareja reposaba en paños menores en una cama, y más adelante, había que atravesar un angosto pasillo de paredes recubiertas por enormes «intestinos», que desembocaban en un orificio por el cual se podía contemplar una serie de escenas de películas de Ingmar Bergman, entre otras situaciones.
Unas 50.000 personas pasaron por allí durante la exhibición en 2015 y al término de la muestra, la artista pop decidió donar la pieza a esa institución argentina.
Minujín (1941) exhibió su también célebre obra «El Partenón de libros prohibidos» en 2017 en la exposición documenta que se realiza cada cinco años en Kassel, Alemania; en 2016 fue galardonada con el Premio Velázquez a las Artes Plásticas, en España; y en 2018 fue distinguida con el Americas Society Cultural Achievement Award en Nueva York.
Ha realizado obras centrales del arte argentino como «La destrucción», un happening de 1963, «Simultaneidad en simultaneidad», «La Torre de Babel con libros de todo el mundo» (2011) y también es reconocida por sus performances y sus esculturas de colchones fluorescentes y multicolor.
Fuente: Grupo La Provincia