Seguramente todo hubiese sido bastante más sencillo para Eric Clapton si a fines de la década del 60 y principios de los 70 hubiesen existido las redes sociales. Pero lo del guitarrista, en cambio fue mucho más laborioso y artesanal. Sedujo a la esposa de uno de sus mejores amigos hasta que logró conquistarla, pero en el camino cayó en la depresión el alcoholismo y la adicción a la cocaína y la heroína. Para el matrimonio entre George Harrison y Pattie Boyd la intrusión de Slowhand fue el final del vínculo, que también tuvo su cocktail de drogas y traiciones. Y como toda buena historia de amor, que en este caso tiene tres protagonistas, el final se parece más a una tragedia griega que a un cuento con perdices.
La historia empieza el 26 de diciembre de 1964 a la salida de los camerinos del cine Odeon, en Hammersmith, Londres cuando un joven Clapton de 19 años y guitarrista de los Yardbirds irrumpió atrevido gracias a un contacto que tenía buena relación con el mánager de The Beatles, Brian Epstein, para conocer a Paul, John, Ringo y, por supuesto George, la mítica banda de Liverpool que en esa época ya gozaban de su vertiginosa carrera a la cima. McCartney le dio la bienvenida, pero Lennon y Starr casi ni lo saludaron. En cambio Harrison enseguida se acercó y se mostró simpático. Hasta le mostró su colección de guitarras Gretsch y Clapton, intrépido, le recomendó una tienda que vendía mejores cuerdas.
Ese mismo año, Harrison conoció a Pattie en el set del rodaje de la película A Hard Day’s Night, en la que la modelo hacía un pequeño rol de colegiala en la escena del tren. Hubo química desde el principio aunque él se mostrara «muy tímido», según las palabras de Pattie, que por ese entonces tenía 20 años. En enero de 1966 se casaron.
Pattie Boyd y George Harrison.
Desde que se conocieron, Harrison y Clapton no habían vuelto a verse, hasta mayo del 67 cuando los cuatro integrantes de The Beatles ingresaron a toda orquesta al Speakeasy, el club de moda de Londres de la época, y le exigieron al disc-jockey que pusiera su más reciente trabajo: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Clapton ya había mostrado toda su virtuosismo con la guitarra y alcanzado el éxito con Cream, pero no tuvo más remedio que aguantar la reproducción de todo el disco de la mano de su pareja Charlotte, una modelo.
Epstein se suicidó en el verano del 68 y The Beatles recalaron en la oficina de Robert Stigwood, que también era el mánager de Clapton. Allí, los encuentros entre los músicos comenzaron a ser algo habitual y para mayo se empezó a consolidar la amistad.
Pattie y Eric se conocieron en una fiesta que había organizado Epstein tras un show de Cream en el Saville Theatre. «En el escenario él lucía maravilloso, muy sexy y tocaba precioso. Pero no tenía el comportamiento de un rock star era sorprendentemente tímido y reticente», rememoró Boyd en su autobiografía Wonderful Tonight (Three Rivers Press, 2008). Aunque Clapton asistió al festejo junto a Charlotte, quedó embelesado con la mujer de su amigo y le clavó la mirada durante toda la noche.
Pattie y George, la pareja del momento.
«No se trataba sólo de su apariencia, aunque sin duda era la mujer más linda que había visto en mi vida. Consistía en algo más profundo. Salía de dentro de ella también. Era su manera de ser, y aquello me cautivó. Nunca había conocido a una mujer tan perfecta, y me sentía abrumado», recordó Clapton en su libro autobiográfico (Global Rhythm Press, 2008).
Para esa época las visitas de Clapton a la casa del matrimonio Harrison-Boyd era moneda corriente. Solían reunirse a tocar la guitarra, grabar e improvisar algunas cosas. Pattie lo esperaba con un té y masas finas, y George le pasaba los temas que había compuesto para el álbum blanco, «Piggies» y «Savoy truffle». Para Eric, cualquier excusa era buena para pasar tiempo cerca de la esposa de su amigo. Tan fuerte era la amistad para Harrison que un día pasó a buscar a Clapton y lo llevó intempestivamente al estudio de Abbey Road para que tocara el solo de «While my guitar gently weeps», a pesar de la mirada inicial e incrédula de Lennon y McCartney. Para esa época la relación entre los Fab Four estaba muy desgastada.
Pattie Boyd.
Crónica de una obsesión
Todo cambió una mañana en la residencia de Harrison-Boyd cuando Pattie recibió una carta firmada por «E», que declaraba: «Parece una eternidad desde la última vez que te vi o te hablé». Además, le preguntaba si realmente estaba enamorada de su marido, o si sus pensamientos tenían lugar para otro amor. Y que necesitaba una respuesta para poder estar en paz. Pattie se la mostró a su marido, que se rió y la desestimó bajo la premisa que debía tratarse de algún fan descarriado de The Beatles, como ya había ocurrido en el pasado.
Pero el semblante de Pattie cambió cuando esa noche atendió el teléfono y del otro lado, en secreto, el que le hablaba era Clapton: «¿Recibiste mi carta?», la interrogaba. Ella le respondió que estaba sorprendida, que no sabía de ese sentimiento. Sin embargo, en sus memorias, años más tarde, reconoció que había sido «el coqueteo más peligroso y excitante». Empezaba otra historia.
George y Eric compartieron escenario antes y después de la relación de cada uno con Pattie.
«Fue difícil no sentirme halagada cuando lo sorprendí mirándome o cuando eligió sentarse a mi lado, o me felicitó por lo que llevaba puesto, o por la comida que preparé, o cuando decía cosas que sabía que me podían sacar una sonrisa en la conversación. Todas esas eran cosas que George no hacía», admitió Pattie en sus memorias.
Sin embargo, una vez que Clapton le declaró su amor, Pattie se mostró reticente y su lealtad hacia George parecía inquebrantable. Tal es así que hasta le presentó a Eric a su hermana Paula, que apenas tenía 17 años. Slowhand estaba dispuesto a todo.
Pattie y George se conocieron en el set de la grabación de la película A Hard Day’s Night.
Una noche en que George no estaba en su casa, Clapton se apersonó en la residencia Harrison. Pattie se sorprendió. Eric estaba abatido, cansado, con la barba enmarañada y una botella de vino en la mano; estaba entregado. Ella lo invitó a pasar. Eric al borde del quiebre, se sinceró: «Estoy locamente enamorado de ti, no puedo vivir sin tí», y sin esperar una respuesta le lanzó: «Tienes que dejar a George y escaparte conmigo». Esa noche se besaron por primera vez.
Sin embargo, aunque la declaración la conmovió, ella optó por mantenerse firme: «¿Estás loco, Eric? no es posible, yo estoy casada con George». Pero Clapton se había obsesionado con ella y ya no podía soportarlo más. Según relata Boyd en sus memorias, en ese momento Clapton sacó un pequeño paquete de su bolsillo con heroína y lo sostuvo frente a ella: «Bueno, si no vienes conmigo, tendré que tomar esto». Para ella resultó una locura. No se volvieron a ver en casi tres años.
Ese fue el cierre para una etapa que tuvo varios capítulos. Tras la carta, Pattie y Eric comenzaron a verse en secreto: cenas, escapadas al cine o al parque, pero Boyd no estaba dispuesta a romper su matrimonio con George que para ese entonces había puesto su energía en el estudio y en su jardín, además de que había tenido una aventura con Maureen, la esposa de Ringo Starr.
Eric y George siempre fueron amigos y tuvieron buena química en la música.
La invención de Layla
En tanto, Clapton había empezado su nuevo proyecto con Derek & The Dominoes. Una mañana la pasó a buscar y fueron a su casa. Quería que escuchara la nueva canción que había escrito. Puso la cinta, subió el volumen a tope y la miró fijamente a los ojos. Por los parlantes sonó «Layla»: Layla, you’ve got me on my knees/ Layla, I’m begging, darling please/ Layla, darling won’t you ease my worried mind (Layla, me tenés de rodillas/ Layla, te estoy rogando, amor por favor/ Layla, no calmarías mi perturbada mente). Un clásico del rock. «La canción me ganó al darme cuenta que yo había inspirado tanta pasión y tanta creatividad -cuenta Boyd en su autobiografía-. No pude resistir más».
«Layla» fue incluida en el álbum Layla and Other Assorted Love Songs del supergrupo Derek and the Dominos, lanzada en 1970 por la discográfica Atco. La canción apareció como sencillo en dos versiones distintas en 1971 y 1972.
Contiene los acordes de guitarra de Eric Clapton y Duane Allman. Sus conocidos movimientos en contraste fueron compuestos por separado por Eric Clapton y Jim Gordon.
Inspirado por el amor hasta ese momento no correspondido de Pattie Boyd, que todavía era la esposa de su amigo George Harrison, «Layla» no tuvo una gran acogida en sus inicios. Esto cambió con el paso de los años, ya que desde entonces ha logrado gran éxito entre la crítica y el público, llegando a ser considerada como una de las canciones de amor más destacadas de la música rock. Dos versiones distintas han conseguido entrar en las listas de ventas, inicialmente en 1972 y después una versión acústica en 1992. En 2004 la revista Rolling Stone la incluyó en el puesto número 27 de su lista Las 500 mejores canciones de todos los tiempos. También es considerada en el puesto 24 de lista de 500 Grandes Canciones de Remaster.
Inspirado por el amor hasta ese momento no correspondido de Pattie Boyd, que todavía era la esposa de su amigo George Harrison, «Layla» no tuvo una gran acogida en sus inicios. Esto cambió con el paso de los años, ya que desde entonces ha logrado gran éxito entre la crítica y el público, llegando a ser considerada como una de las canciones de amor más destacadas de la música rock. Dos versiones distintas han conseguido entrar en las listas de ventas, inicialmente en 1972 y después una versión acústica en 1992. En 2004 la revista Rolling Stone la incluyó en el puesto número 27 de su lista Las 500 mejores canciones de todos los tiempos. También es considerada en el puesto 24 de lista de 500 Grandes Canciones de Remaster.
La fiesta inolvidable – Primera parte
Esa noche Pattie decidió asistir a la obra de teatro «Oh! Calcuta!», la primera obra de Broadway montada en Inglaterra. George no iba a acompañarla. Eric también asistió y apenas vio a la rubia logró cambiar su butaca para quedar junto a ella. Luego, fueron juntos a la fiesta que Stigwood ofrecía en su casa.
Clapton y Pattie no tuvieron un matrimonio saludable.
Un par de horas después, George irrumpió en la fiesta (alguien lo había llamado por teléfono para avisarle que Pattie estaba con Eric). Nadie había visto a su esposa y cuando ya estaba por desistir decidió salir al jardín y descubrió a los amantes: su esposa con uno de sus mejores amigos.
La fiesta inolvidable – Segunda parte
«¡¿Qué está pasando aquí?!», preguntó Harrison. «Tengo que decirte algo, man. Estoy enamorado de tu esposa», respondió Clapton. «¿Te irás con él o te vienes conmigo?», inquirió a su pareja. Pattie no lo dudó: «Me voy contigo a casa, George».
“El deseo de Eric para estar con Pattie era enorme, yo diría que era obsesivo, Pattie se sintió halagada y, finalmente, su resistencia se desvaneció y en ese momento ella vaciló. ¿Cómo podría resistir Pattie, esa atención bien elaborada?”, esbozó su teoría años más tarde Harrison en Conversaciones con George Harrison: final de la línea (Edición independiente, 2014), de Ronald Ritter y Susan Evermore.
Luego del episodio en la fiesta, Harrison tuvo éxito con su álbum solista All Things Must Pass (todas las cosas deben superarse); mientras que Clapton fracasó con su proyecto y cayó en una profunda depresión y en la adicción a la heroína. Sin embargo, el matrimonio Harrison-Boyd estaba resquebrajado y a pesar de la buena recepción de su trabajo, George y Pattie empezaron a alejarse cada vez más: las fiestas, los excesos, las infidelidades y la cocaína no ayudaban en los intentos de reconstrucción de la pareja.
Pattie y Clapton, finalmente casados.
En agosto de 1971, el matrimonio voló a Nueva York para el célebre Concert for Bangladesh, en el Madison Square Garden, que George había organizado motivado por el músico indio Ravi Shankar, su mentor por aquellos días. Para la ocasión, se decidió invitar a varios músicos, como Bob Dylan, Leon Russell, Ringo Starr, Billy Preston y también Eric Clapton. Sin embargo, apenas llegó a Nueva York el guitarrista se obstinó con conseguir heroína. Para el momento del show estaba en tan mala condición que se desmayó en escena. Lo reanimaron, y siguió tocando. Esa noche, Pattie y Eric se reencontraron, pero no se dirigieron la palabra.
Clapton había tocado fondo e impulsado por Pete Townshend, el líder de The Who, comenzó un tratamiento de rehabilitación. Tres años de larga batalla, cambios de hábitos y algunos kilos de más. Hacia 1973, sus amigos organizaron un concierto para reimpulsar su carrera: el Rainbow Concert, en Finsbury Park.
Se desata el romance entre Pattie y Eric
Junto a George y una delegación de varias estrellas de rock, Pattie asistió. Cuando sonó la introducción de «Layla» se le aflojaron las piernas. «Toda la emoción que había sentido por él cuando desapareció de mi vida, brotó dentro de mí», recordó en sus memorias.
Pattie Boyd y Eric Clapton cortan el pastel de bodas.
Apenas se rehabilitó, Clapton volvió a la carga por el amor de Pattie. Venía de grabar su álbum «461 Ocean Boulevard», que marcó su retorno glorioso a la industria. La situación del matrimonio iba de mal en peor. Los engaños continuos por parte de Harrison, incluso con gente cercana al círculo, tenían agobiada a Boyd. La leyenda cuenta que en una de esas noches, llenas de alcohol y cocaína, Eric y George se habrían enfrentado en un duelo de guitarras. Según Pattie, estaban en Friar Park junto al actor John Hurt, cuando se enteraron que Clapton iba hacia allá. George bajó dos guitarras y dos amplificadores. Clapton llegó borracho y en las siguientes dos horas tocaron sin parar. «Al final nadie dijo nada, pero la sensación general era que Eric había ganado», escribe Boyd.
En el amanecer de 1974, George y Pattie finalmente acordaron el divorcio. Ella se fue a vivir a Estados Unidos con su hermana Jenny, quien estaba casada con Mick Fleetwood, el baterista y miembro fundador de Fleetwood Mac. Clapton se enteró y con una llamada alcanzó para que ella se uniera a la gira de 461 Ocean Boulevard, en Búfalo.
El 27 de marzo de1979, en la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo, en Tucson Arizona Pattie y Eric se casaron. Fue un reverendo mexicano quien ofició la ceremonia con pocos testigos. Pero la verdadera boda se celebró el 19 de mayo, en Londres. Entre los invitados estaban Mick Jagger, Jack Bruce, Jeff Beck, Ringo Starr, Paul Mc Cartney y, por supuesto, George Harrison, con su nueva esposa, Olivia.
El casamiento de Boyd con Clapton.
El final (in)feliz
Pese a todo lo que batallaron, la relación no fue feliz. Clapton había dejado la heroína, pero aún tenía serios problemas con el alcohol a lo que se sumaron las infidelidades, e incluso los hijos que tuvo con otras mujeres. Por eso, se divorciaron en 1988. «El matrimonio no se basó tanto en vínculos sólidos y maduros como en correrías alcohólicas por lo desconocido (…) mi adicción siempre se interpuso entre nosotros», reconoció Clapton en su autobiografía.
Con el tiempo, Harrison volvió a colaborar con Clapton en el disco Journeyman (1989). Y con Pattie nació una relación de amistad. «Digamos que todos estábamos en la misma situación en ese entonces. No había un hacer o ser, o algo para tener más que otra persona, todos estábamos disfrutando de la vida. No, no puede haber ningún juicio sobre nadie», declaró George tiempo después.
George y Pattie, en su etapa como amigos.
Tras la muerte de Harrison en 2001, Boyd habló de su matrimonio con el ex Beatle, de su separación y de Clapton: «Creo que George Harrison. Siempre fue muy cariñoso, incluso después de que nos separamos, él siempre fue mi amigo. Todavía hoy hablaríamos por teléfono… Vino a verme antes de morir. Si amas a alguien, haces eso o algo parecido. Creo que él siempre me amó».
“Eric se ama a sí mismo, creo que no tenía mucho espacio para mí. Eric me perseguía cuando yo estaba casada con George, y yo no quería dejar a George. Entonces, cuando Eric supo mi respuesta, se hundió y se metió en ese lío de tomar heroína. Juró que si yo lo rechazaba, lo haría. Cuatro años después estuvimos juntos, incluso nos casamos, pero creo que era demasiado tarde para los dos”, concluyó.
Fuente: Clarín