El Malba celebró veinte años desde su creación, el 21 de septiembre de 2001, con una colección actual de 600 obras, una exposición dedicada al uruguayo Rafael Barradas, un homenaje al artista rosarino Antonio Berni a 40 años de su muerte, bajo el título «Manifestación en foco», que investiga la vigencia de aquella emblemática pieza sobre desocupados e inmigrantes, y con la confirmación de que, luego de la salida de Gabriela Rangel, no van a buscar nuevo director hasta el 2022, confirmó el fundador de la institución Eduardo Costantini.
«El tema de nombrar director lo vamos a plantear el año que viene. No tenemos apuro. Sin duda vamos a tener director artístico pero mientras tanto estamos muy bien cubiertos. No es que estamos acéfalos y hay que llenar ese espacio con imperiosa necesidad. Estamos con un muy buen nivel curatorial», explicó Costantini, actual presidente honorario de Fundación Malba, en diálogo con Télam, luego de elogiar la gestión de María Amalia García, designada en mayo como curadora en Jefe del museo.
En el marco de la conmemoración del vigésimo aniversario, Malba presenta del 21 de septiembre de 2021 -y hasta el 14 de febrero de 2022- una exposición antológica dedicada al gran artista uruguayo Rafael Barradas (1890-1929), con más de 130 piezas, entre óleos, acuarelas y obras sobre papel, en las que el artista descompone las escenas geométricamente para plasmar el dinamismo de la ciudad moderna, siguiendo las direcciones del cubismo y del futurismo.
Curada por Enrique Aguerre –director del MNAV (Museo Nacional de Artes Visuales de Uruguay)–, la muestra «Hombre flecha» toma su nombre de una carta de Barradas a Joaquín Torres-García, en la que le habla del también artista Pedro Figari: «Es hombre camino, como nosotros. Hombre flecha, flecha que va a un blanco. Aunque no se dé en el blanco, ya es importante –tal vez lo único– tener blanco. Una flecha sin blanco no es flecha; es el caso de muchos hombres», escribió.
Por otra parte, el museo lanzará en noviembre «Malba On Line», su plataforma de contenidos audiovisuales con diez cursos emblemáticos de la programación literaria que busca ampliar el alcance virtual del museo, llegando a nuevas audiencias nacionales e internacionales, con contenidos de alta calidad, disponibles en español e inglés.
Se trata en total de 40 clases (parte de los diez cursos) que seguirá sumando contenidos propios, que busca llegar a nuevos públicos fuera de la Argentina y que reunirá por ejemplo, «Literatura latinoamericana y vanguardias artísticas», por Gonzalo Aguilar; «Clarice Lispector. Inauguración del futuro», por Florencia Garramuño; «Los laberintos de Borges. Entre el cosmos y el caos», a cargo de Carlos Gamerro; o «Las armas ocultas de la escritura», por el crítico y curador Rafael Cippolini.
En tanto, «Manifestación en foco», un proyecto en homenaje a «Manifestación» (1934) de Antonio Berni, una de las obras fundamentales del arte argentino, perteneciente a la Colección Malba, propone un diálogo entre presente y pasado a través de una investigación profunda sobre los aspectos materiales, históricos y culturales de la obra, que además buscará el impacto que aun posee en la cultura argentina.
«La pandemia nos señaló un camino nuevo que es el Malba virtual; se abrieron ahí nuevas oportunidades y es algo que llegó para quedarse. Podes alcanzar a audiencias que de otra manera no podrías, a través de otro formato, que es el virtual. Es algo que sin dudas crece explosivamente en el mundo. Lo que se viene de cara hacia adelante es lo presencial y lo virtual. El mundo está transitando el formato híbrido. Y hay que aggiornarse a la realidad actual», sostuvo Costantini.
-Periodista: ¿Cuál es el balance que hace de Malba a veinte años de su fundación?
-Eduardo Costantini: Malba fue muy bien recibido por la comunidad, reconocido como institución, se insertó en la vida de Buenos Aires como lugar de encuentro, donde disfrutar de diferentes disciplinas artísticas, de educarse, informarse. Fue un amor a primera vista entre el Malba y el público. Que agradecemos tanto, porque todo objetivo de un museo es, sin duda, la gente. Hemos trabajado durante estos 20 años en construir la institucionalidad del Malba, que eso lleva más tiempo, se logra a través de las décadas, para que trascienda su fundador. No tenemos ninguna duda existencial, no necesitamos ir a un analista, el propósito de Malba es claro: seguir a largo plazo, durante siglos. Que trascienda: de hecho ya hay otro presidente del Malba (Teresa Bulgheroni), hay un consejo constituido, un comité de adquisiciones, la asociación de amigos. El Malba se va nutriendo y fortificando y estamos felices de poder homenajearlo en estos 20 años que hemos recorrido. Si el Malba muere con su fundador sería un desastre.
-P: ¿Qué obras pertenecen al museo y cuáles a su colección personal?
-EC: Yo doné toda mi colección a Malba el 21 de septiembre del 2001. De ahí en adelante todo lo que adquirí es a nombre personal. Y el Malba tiene un programa de adquisiciones, y ha ido comprando de acuerdo a ese presupuesto. De todas formas, muchas de las obras que he adquirido recientemente las he prestado a largo plazo al museo.
-P: ¿Cómo planifican el 2022?
-EC: Sin dudas. Tenemos todo planificado para 2022. Estamos trabajando para una vuelta a la normalidad. La presencialidad siempre va a estar vigente, el ser humano es un ser social como dijo Aristóteles. La apertura de la cuarentena lleva a un mayor deseo de reunirse por parte de la sociedad. Eso no va a cambiar nunca, a pesar de la virtualidad.
-P: ¿Qué importancia cree que tiene el arte en esta era pandémica?
-EC: Los museos vamos a respetar los protocolos necesarios, aunque esperamos que la pandemia afloje y que los requerimientos no sean tan estrictos. Aunque soy optimista al respecto de la post-pandemia. Y el arte siempre tiene un rol presente y siempre lo va a tener. Con las distintas temáticas, problemáticas sociales o económicas. El arte es vivo y el museo tiene que ser una caja de resonancia de lo que está ocurriendo en el mundo.
-P: ¿Qué pasó con el proyecto de ampliación del Malba, para sumar 3.800 metros cuadrados y aumentar la superficie en un 50 por ciento?
-EC: Ese proyecto está pendiente pero no es que no se vaya a concretar la ampliación del museo por debajo de la Plaza Perú. La idea es materializarlo. La definición de la caja arquitectónica la tenemos, ahora tenemos que rediscutir el uso de esa espacialidad, porque ha cambiado la forma de expresión del arte, por el cruce de distintas disciplinas, la performance, la música, video, literatura, con el arte tradicional de la pintura. Entonces también nos estamos planteando la confección de esa espacialidad, desde el punto de vista institucional. Es una asignatura pendiente pero el proyecto está vigente.
-P: En su rol como coleccionista ¿Le atraen los nuevos formatos? ¿Le interesan los NFT?
-EC: Yo escucho mucho a los curadores. Me especializo en arte moderno pero sin dudas estoy abierto y he adquirido obras actuales. Trato de aggiornarme a los distintos soportes, expresiones, formas artísticas actuales. Nunca adquirí NFT, ni criptoarte pero estoy totalmente abierto a incursionar en todo tipo de arte.
-P: Desde su costado de desarrollador inmobiliario ¿Ha notado que cada vez son más los edificios que incorporan obras de arte en su ingreso o partes comunes?
-EC: Nosotros nos caracterizamos históricamente por eso, por poner arte en nuestros edificios. Para mí el arte está en la vida. Hemos hecho dos edificios en Miami con Jeff Koons (se refiere a la escultura bailarina, que primero se mostró en la explanada del museo), tenemos un programa curatorial de arte latinoamericano. Ahora estamos desarrollando arte en un proyecto de Puerto Madero y otro de Nordelta, pero en todos nuestros proyectos hacemos el cruce de diseño arquitectónico con arte. Es cierto que hace 20 años esa sensibilidad no estaba, pero por suerte esa tendencia llegó para quedarse.