La novela cuenta la historia de Juan, un joven que vive con angustia los momentos previos al aislamiento social y la primera semana de encierro por el coronavirus en el centro de Madrid, en momentos en que se cierran colegios y universidades y la gente corre a hacer acopio de alimentos ante la incertidumbre de lo que vendrá.
El protagonista vive el aislamiento en soledad, con una crisis de pareja en curso, su familia lejos y nadie en su departamento aparte de una vecina, su perro y unos turistas con síntomas de estar contagiados. Con el devenir de la trama, la declaración del estado de alarma, la sobreexposición a las noticias y la tos que escucha a través de la pared, lo llevarán a una paranoia de consecuencias impredecibles.
Según adelantó la editorial Maeva -que acaba de publicar la obra en formato digital- uno de las derivaciones de la historia es el desconocimiento y la desconfianza que existe en las ciudades respecto de la gente que puede vivir en el mismo edificio: «en la puerta de al lado puede estar ocurriendo cualquier cosa sin que te des cuenta, porque ya no conoces a tus vecinos», señala el autor en un comunicado difundido por el sello.
En la novela hay también una crítica a la forma en la que se ha gestionado la crisis sanitaria por parte de las autoridades españolas. una crítica que el autor insiste que es de su protagonista.
«Necesitaba que se pusiera nervioso con la situación, que pensara que hay información oculta y que no se está haciendo lo suficiente para evitar el contagio. No significa necesariamente que yo lo piense, creo que es pronto para pedir responsabilidades por una mala gestión, ya tendremos tiempo de analizarlo a fondo cuando la emergencia haya pasado», sostiene Domínguez Moro, que trabaja en una agencia literaria.