Ursula Corberó es todavía Tokio para todos quienes la vimos en la serie española La casa de papel. Su personaje, una ladrona con capacidad para la acción y la estrategia, no sólo la volvió globalmente famosa, sino que la catapultó a Hollywood.
Pero este será el año final de la saga, el adiós al personaje y un nuevo comienzo para esta actriz de 32 años, nacida en San Pedro de Villamajor (un pueblo a una hora de Barcelona) y novia del Chino Darín, con quien comparte casa en Madrid.
“Cuando me preguntan cómo ha sido despedirme de Tokio, en realidad sé que no lo he hecho porque no sólo me ha enseñado mucho en lo profesional sino también a nivel personal”, le dice a Viva. Recordemos: durante media década y cinco temporadas, Úrsula fue quien le dio vida a esta asaltante tan compleja e impredecible como la ciudad que le da nombre.
La casa de papel, serie de Netflix que posicionó a España como usina de éxitos globales de la nueva TV, ahora llega a su fin con su quinta temporada. El gran desenlace se verá en dos partes: una a estrenarse el 3 de septiembre y la otra, el 3 de diciembre. Úrsula es consciente de que se cierra una etapa en su vida.
En la película de acción «Snake Eyes» tuvo su primer papel hollywoodense.
Aventuras con vueltas de tuerca espectaculares, robos millonarios al estilo La gran estafa y un icónico sentido visual (mamelucos rojos y máscaras de Dalí, ¿quién lo hubiera pensado?) fueron los ingredientes del boom, con Úrsula a la cabeza, quien hoy tiene más de 21 millones de seguidores en Instagram y una carrera sin techo.
La actriz recuerda que recién se dio cuenta del giro que había dado su vida cuando notó que empezaban a llamarla “Tokio” por la calle. “Era como que todo cambiaba de un día para el otro, e incluso, admito que sentí cierto miedo”, confiesa.
Su ladrona de corte carré le abrió las puertas del mundo entero. Pasó de joven promesa a estrella for export: dejó de ser la chica de las tiras adolescentes locales para convertirse en un nombre de las grandes ligas, una nueva Penélope Cruz en potencia.
Y, ahora, le tocó dar el próximo paso: decirle adiós a Tokio (el personaje) para darle la bienvenida a la ciudad de Tokio real, allí donde filmó para Hollywood escenas de la película de acción Snake Eyes. Es decir, le llegó la primera producción en inglés.
“Fue salir de mi zona de confort, porque los últimos años los trabajé en mi país y en cada rodaje ya conocía a un montón de gente: de repente, me volví a sentir un poco como en el primer día de colegio”, cuenta Úrsula.
«La casa de papel», en la que interpreta a Tokio, entra en su quinta y última temporada.
-Es que con el personaje de Tokio diste un salto a nivel internacional.
-Hay una parte de mí que todavía no termina de digerirlo. He vivido experiencias de todo tipo. Resulta muy difícil ser consciente y objetiva cuando te ocurre algo así de grande. Era una sensación extraña, de que estaban sucediendo cosas que yo no podía controlar. Constantemente dudaba de si estaba haciendo bien esto, si estaba haciendo mal lo otro…
No podías salir del asombro.
-Muy poco a poco vas digiriendo la situación y dándote cuenta de que lo que se te está ofreciendo es algo mu y bello, y de que esa sensación es la que prevalecerá. Al final, le gana a todo lo malo y a esas dudas que te atraviesan… Pero tarda. La gente es amorosa: un día, caminando por la calle, puede decirte algo que no esperabas y te toca el corazón. Eso va más allá de la ficción: el público empatiza con los personajes a otro nivel que tú misma.
Varada en Buenos Aires
Las situaciones inesperadas están a la orden del día en su vida y no parece haber respiro. “No sé dónde vivo, no he parado de viajar”, repite. Uno de sus viajes fijos es M-adrid-Buenos Aires ida y vuelta, siguiendo a su corazón. En el 2020, vino a la Argentina a visitar a su novio, el Chino Darín, por 10 días. Pero terminó viviendo cuatro meses en plena crisis sanitaria global. ¿El lugar donde guardó cuarentena? La casa de su suegro, un tal Ricardo, otro que de interpretar ladrones con ingenio sabe un par de cosas…
-Cuando estás aquí, ¿cómo te llevás con la fama y las fans de tu novio y tu suegro? Son muy queridos en la Argentina. ¿Sentís celos?
-¡Seguro que yo quiero más al Chino que nadie (se ríe)! Pero no vamos a competir. Amo Argentina, su gente, su todo… Lo loco es que, antes de la pandemia, ya había viajado muchas veces. Pero claro, al principio iba a disfrutar de mi anonimato. Y ahora me pasa todo lo contrario: ¡me reconocen! Es un país increíble y, al día de hoy, perdí la cuenta de las estadías que he tenido.
Selfie de gala con el Chino y Ricardo Darín. Úrsula tiene 21 millones de seguires en Instagram.
-Por la pandemia, tuviste una más larga de lo previsto.
-Con la pandemia lo que ocurrió es que yo iba a estar diez días, para visitar al Chino, y me terminé quedando casi medio año. Estábamos en un impasse en el que nos mudábamos y no nos habían dado la casa, entonces tocó instalarnos en casa de los “suegris”. Fue bastante schockeante para todos, pero la verdad es que Ricardo (Darín) y Flor (Bas) me trataron como a una reina.
-¿Cómo fue esa convivencia?
-No se me ocurriría una mejor casa para pasar una cuarentena. Es un lugar divino. El aislamiento con cuatro personas se convierte un poco en una suerte de Gran Hermano, pero a la vez fue muy dinámico y divertido. Pasábamos todo el día jugando, intentando ocupar nuestra mente como podíamos. A veces, lo lográbamos. Otras, la verdad, no.
Por más fans que él tenga, seguro que yo amo más al Chino Darín que nadie.
Úrsula Corberó, actriz
-¿Qué fue lo más duro?
-En realidad, lo más duro fue ver cómo todo se pudría en España, y el estar lejos de mi familia me producía cierto malestar. En ese sentido, lo pasé un poco mal. Me preocupaba mucho estar tan lejos y que les pudiera pasar algo a mis familiares… Sufrí por no poder tenerlos cerca. A la cuarentena la viví, en cierta forma, como el éxito de la serie: son experiencias que no terminas de asimilar nunca.
La relación de Corberó con el Chino Darín (32) también tiene esos tintes impredecibles que Úrsula describe. Se conocieron en España, cuando él desembarcó a fines de 2015 por cuestiones profesionales: actuar en la película La reina de España, con protagónico de Penélope Cruz, y sumarse a las grabaciones de la serie La embajada. Fue en esta última que coincidió junto a su hoy novia, quien venía de terminar una relación con el actor y modelo Andrés Velencoso.
Corberó y Darín se conocieron en España en 2015.
En la tira, hacían de pareja: casi una práctica para lo que vendría. “Con Úrsula nos entendemos con una mirada: es lo que pasa cuando te empezás a conocer cada vez más”, reveló el hijo de Ricardo Darín. Cuando arribó a España para sumarse a la serie, lo hizo con la intención de que fuera por seis meses. Ahora, ya suman cinco años de una relación entre ambos lados del mundo.
La despedida de Tokio
Como se termina una etapa con el final de La casa de papel, el estado emocional de Úrsula es tan especial como el de Messi dejando el Barcelona:
“Despido a un personaje que encarné media década de mi vida. En lo personal, fue todo un drama: no voy a mentir. Los últimos días de rodaje estábamos todos muy tocados. Yo soy llorona de por sí, pero en esas dos semanas finales, ¡cómo lloré!… Teníamos que detener las escenas porque no podía parar de llorar. Soy de anticiparme a los acontecimientos: lo más natural habría sido atravesar el ‘luto’ después de que terminara el rodaje, pero me adelanté y para las últimas grabaciones estaba ya palpitando el fin del ciclo con lágrimas”, confiesa .
El desenlace de «La casa de papel» se verá en dos partes: el 3 de septiembre y el 3 de diciembre.
-¿Qué ambiente reinaba en rodaje durante esta última temporada?
-Todos estábamos muy cansados. Y yo sabía que, a pesar de todo, esto se tenía que terminar. Sentía que en parte lo estábamos necesitando. Esta es una serie muy, muy demandante.
-¿Un desafío como actriz?
-No, no sólo a nivel interpretativo. Aunque los personajes están todo el tiempo en situaciones límite y tomando decisiones muy fuertes en cada escena. Es demandante en lo físico, debido a la acción. En especial esta última temporada, en la que se desata una verdadera guerra: es lo más bélico que rodamos y toda esa acción puede resultar muy laboriosa. Hubo una escena en particular que rodamos durante dos semanas. Era como vivir en El día de la marmota: llevaba diciendo el mismo texto un día tras otro.
-¿Quedaste satisfecha con el cierre que se le dio a la historia?
-Hay algo que sucedió en todas las temporadas y es que, en un punto, pensaba: “Ya está”. Suponía que se había contado todo, que se había mostrado todo lo que había por mostrar. Pero, de pronto, llegaba el anuncio: una nueva temporada. Y no sé cómo es que lo hacen, ¡pero siempre consiguen superarse un poquito más! Esa capacidad, sumado a que sabíamos que sería la última oportunidad, hizo que echáramos toda la carne al asador, como dirían en Argentina: choripán, molleja (pronuncia a la argentina), asado de tira. Lo tiene todo.
De vacaciones con la familia Darín, antes de la pandemia.
-¿Qué significaba toda esta presión para vos como intérprete?
-Fue increíble de vivir. Leía los guiones y pensaba: “¡Esta gente está loca!”. Incluso a veces le preguntaba al director principal de la serie, Jesús Colmenar, cómo íbamos a rodar todo lo que tenía en mente porque lo veía imposible de hacer. Y él me admitía: “No tengo ni puta idea de cómo, pero debemos hacerlo”. Creo que es lo bonito de la serie, y es lo que ha hecho que no me desmotivara ni por un segundo, por más que haya estado los últimos cinco años de mi vida rodando escenas. Todo tiene que ver con ese elemento de que siempre hay un reto nuevo.
Ahora, Hollywood
La pareja Corberó-Darín tendrá que adaptarse a nuevas escalas si Úrsula acepta convertirse en la flamante promesa española de Hollywood, la nueva Penélope Cruz. Su desembarco en el mercado estadounidense es a través de Snake Eyes, dirigida por Robert Schwentke, cineasta a cargo de dos entregas de la popular saga de acción para adolescentes Divergente.
Pero esta nueva película pertenece a una franquicia distinta: G. I. Joe, inspirada en la famosa línea de súperhéroes de acción. Snake Eyes funciona como un reboot –G.I. Joe ya había tenido dos películas con Channing Tatum y Bruce Willis entre sus filas– del universo cinematográfico, además de narrar el origen del personaje que le da nombre, un ninja implacable.
En esta producción, Úrsula interpreta a “La Baronesa”, villana de la asociación terrorista Cobra. La película finalmente se estrenó el 23 de julio en los Estados Unidos. Durante el rodaje, Úrsula superó un primer desafío: actuar en inglés.
En su primera película en inglés, Corberó interpreta a «La Baronesa», una villana terrorista.
“Cuando surgió la oportunidad de participar, me pasó que mucho inglés no hablaba -revela-. Mi nivel era bastante básico, por decirlo de forma sutil. Pero aunque tengo mis defectos, hay algo en mí que hace que ningún reto me paralice. Me gustan los retos. Pero los sufro, claro, sobre todo antes de enfrentarlos, ahí aparece ese miedo que uno siente cuando no conoce algo. Pero una vez que estoy ahí, soy de poner garra al asunto. Viajé hasta Vancouver, donde me instalé sola, y fue un reencuentro con mi lado más vulnerable y aniñado”.
Me gustaría seguir trabajando en los Estados Unidos, pero también en otros sitios. Mejoré mucho mi inglésÚrsula Corberó, actriz
-Lograste entrar al mercado del cine estadounidense, ¿y ahora?
-Me gustaría seguir trabajando en los Estados Unidos. Pero también en otros sitios. Me encanta el cine argentino, el asiático, el italiano. Entonces no diría que me estoy focalizando en Hollywood. Aunque si salen cosas, bienvenido sea: a todo lo que me lleve a mejorar como actriz y persona, nunca podría decirle que no. Mejoré muchísimo mi inglés, y he hecho amigos de todo el mundo. Algo muy loco es que las grabaciones comenzaron en Vancouver, mismo nombre de la productora de La casa de papel, y luego siguieron en Tokio, como mi personaje. Siento que todo se vincula de una forma muy mágica y extraña.
-Ahora, jugando a la futurología, ¿dónde te ves en una década?
-Me han pasado tantas cosas tan solo en los últimos dos que he perdido todas las referencias. La vida no ha hecho más que sorprenderme. Lo único que quisiera es poder seguir trabajando en lo que me apasiona y que se me siga dando la oportunidad de hacer personajes poderosos como estos, de los que aprendo como mujer. Con seguir dando vida a una Tokio, me doy por satisfecha. Eso, y viajar mucho.
Fuente: Clarin