Desde que Netflix subió a su plataforma la serie surcoreana El juego del calamar, gran parte del mundo no parece hablar de otra cosa. Y no es para menos: la ficción escrita y dirigida por Hwang Dong-hyuk lidera el ránking del servicio de streaming en casi un centenar de países.
El protagonista de El juego del calamar es Gi-hun, un desocupado lleno de deudas quien un día es abordado en la estación de subte por un hombre que lo invita a participar de un juego por una cuantiosa suma. Si bien los desafíos que deben enfrentar los participantes son en apariencia simples y van desde recortar una figura de azúcar sin que se rompa hasta tirar de una soga enfrentados por equipos, lo cierto es que las consecuencias para el que fracasa no son inocuas: quien pierde, muere. Desde su estreno, la serie cautiva, pero lo curioso es que su premisa no tiene nada de nuevo. Es más: la idea de un hombre poderoso jugando con la vida de personas inocentes es tan antigua que incluso fue el argumento de una película en blanco y negro de 1932 llamada El malvado Zaroff, en la que Leslie Banks interpretó a un aristócrata ruso que atraía personas a su isla para cazarlas como animales.
Con distintas variaciones, la trama basada en unos juegos mortales forma parte de numerosas películas en las que, por lo general, los participantes no saben en un principio que lo que está en riesgo es su vida. Muchas veces se trata de jóvenes o adolescentes–como en las frecuentemente citadas Battle Royale (2000) y las que integran la saga de Los juegos del hambre-, y la competencia es por dinero. Casi siempre quienes digitan el macabro juego son personas poderosas y también es usual que la sufrida competencia sea transmitida por un circuito televisado para divertimento de sus organizadores. Por otra parte, estas películas suelen dejar entrever una crítica a la sociedad de consumo, el capitalismo salvaje y el costado más ruin del ser humano.
Aquí, un repaso de algunas películas sobre juegos mortales disponibles en distintas plataformas de streaming:
Rollerball (1975), de Norman Jewison
Ambientada en un futuro en el que no hay más guerras, pobreza o enfermedades, Rollerball cuenta la historia de Jonathan E (James Caan), principal anotador del equipo de rollerball de la ciudad de Houston. Un deporte brutal en el que los jugadores de dos equipos deben atrapar una bola de metal disparada hacia el campo de juego a través de un tubo, mientras patinan a toda velocidad por una pista circular como en una suerte de pocketeer humano (la referencia resonará en quienes fueron chicos en los ‘70). Los deportistas tienen permitido casi todo a la hora de derribar al contrincante, desde empujones hasta piñas, por lo que no es raro que cada tanto muera alguno (que un jugador de cada equipo compita en moto tampoco ayuda). El objetivo de esta disciplina ultraviolenta es claro: en un futuro sin grandes conflictos, el puñado de ejecutivos que gobierna el mundo considera necesario darle al público un espectáculo para canalizar su violencia.
Sin embargo, este orden se ve alterado cuando uno de ellos, Mr Bartholomew (interpretado por el legendario John Houseman), le pide a Jonathan que abandone el deporte en el pico de su carrera y éste se niega. Decididos a alejarlo del rollerball, los ejecutivos endurecen las reglas del juego, hasta que en un partido de Houston versus Nueva York se establece que no habrá expulsiones, reemplazos ni límite de tiempo. Es entonces cuando, tras una masacre deportiva, Jonathan E queda solo frente a un equipo cuyo único objetivo es matarlo.
Al parecer, tras el estreno de la película algunas personas se manifestaron interesadas en armar equipos de rollerball en la vida real, algo que horrorizó a su director, Norman Jewison, (cuya carrera incluyó varias películas con trasfondo político, como FIST, con Sylvester Stallone), y que con Rollerball buscaba transmitir un mensaje de no violencia. En 2002, la película tuvo una remake dirigida por John McTiernan con Chris Klein como Jonathan.
Rollerball está disponible en Apple TV.
Carrera contra la muerte (1987), de Paul Michael Glaser
“Para 2017, la economía ha colapsado. Faltan alimentos, recursos naturales y petróleo. Un estado policial, dividido en zonas paramilitares, gobierna con mano de hierro. La televisión es controlada por el Estado y un show de televisión sádico llamado The Running Man (El hombre que corre) se convirtió en el programa más popular de la historia”, anuncian los créditos iniciales de esta película de Paul Michael Glaser, quizá más conocido para el gran público por interpretar a Starsky en la serie televisiva de los ‘70 Starsky & Hutch.
En ese futuro distópico, un policía llamado Ben Richards (Arnold Schwarzenegger) se niega a disparar desde su helicóptero sobre una multitud de civiles. La rebeldía es castigada con una estancia en un campo de trabajo forzado del que logra escapar corriendo junto a dos compañeros. El alivio, sin embargo, les dura poco: Damon Killian (Richard Dawson), el veterano conductor de The Running Man, obliga a Ben y a los otros dos fugitivos a participar en su sádico show de televisión, en el que los participantes deben escapar a trote de distintos acosadores. Estos no son más que bestiales asesinos cuyo menú incluye personajes como Buzzsaw, un hombre que los persigue con una motosierra, o Dynamo, un fanático que avanza achurando todo lo que encuentra a su paso con un lanzallamas.
Las cosas se complican un poco más cuando se suma al equipo de competidores Amber (interpretada por la cantante y estrella de la telenovela venezolana María Conchita Alonso, quien supo abrirse camino en Hollywood en los ‘80), mujer que Ben cree lo traicionó pero en realidad busca ayudarlo. Las reglas del juego son bastante simples: pierde el que muere. Algo que no parece preocupar demasiado al público de The Running Man, que sigue las peripecias de los corredores desde el plató con un entusiasmo propio de la tribuna de Feliz Domingo.
Una curiosidad: Mick Fleetwood, el baterista de Fleetwood Mac, tiene un pequeño papel como líder de la resistencia, mientras que Dweezil Zapa, hijo de Frank Zappa, protagoniza un pequeño bolo. Sin embargo, lo más llamativo de la pelicula probablemente sea ver a Schwarzenegger, quien se hizo famoso interpretando a hombres recios y musculosos, correteando por ahí en un catsuit de lycra amarillo.
Carrera contra la muerte está disponible en Google Play y Pluto TV.
La competencia (2009), de Scott Mann
Ópera prima de Scott Man, quien más adelante dirigiría películas como Atentado en el estadio (Final Score, 2018), describe un particular torneo que se lleva a cabo cada siete años en una ciudad distinta del mundo. El evento consiste en poner a competir a los 30 mejores asesinos del planeta, quienes tienen que matarse entre sí. El último hombre en pie se lleva el botín, un premio de 10 millones de dólares en efectivo. A cada uno de los participantes le es implantado un chip por el cual se vuelve detectable para los demás y gracias al que puede saber a la vez dónde se encuentran sus objetivos. Mientras los asesinos se persiguen por la ciudad, un grupo de millonarios sigue la competencia a través de un circuito de cámaras y apuesta por un ganador.
Sin embargo, la primera edición que se lleva a cabo en el Reino Unido arranca con un grave problema: uno de los participantes, un asesino conocido como “El Francés”, logra quitarse el chip y volverse indetectable. Para más complicaciones, el chip termina en el cuerpo de un cura con problemas con el alcohol (Robert Carlyle), quien a partir de entonces, y sin entender por qué, comienza a ser perseguido por decenas de asesinos. Para su suerte, el cura recibe la ayuda de Lai Lai Zhen (Kelly Hu), una de las inescrupulosas participantes que, sin embargo, se conmueve cuando se entera de que éste terminó allí por error. Los amantes del gore probablemente se diviertan con esta película británica en la que no faltan cabezas decapitadas, dedos amputados, cuerpos que estallan como piñatas y otras crueldades.
La competencia está disponible en Qubit, VIX y Pluto TV.
Escape Room: Sin salida (2019), de Adam Robitel
Los participantes del macabro juego que le da título a esta película también llegan al escenario del horror engañados. Se trata de un grupo heterogéneo conformado por una exsoldado de Irak, un joven yuppie, un remarcador de supermercado y una tímida estudiante de física, entre otros, quienes se encuentran en una enorme sala de escape de Chicago tras recibir una invitación que incluye la promesa de ganar 10 mil dólares. Por supuesto, ninguno de ellos sospecha que el juego de ingenio al que se anotaron voluntariamente y de buena gana es en realidad una trampa siniestra en la que cada cuarto encierra una tortura peor que otra.
A la tensión que genera la de por sí situación extrema a la que están expuestos, se suma la necesidad de colaborar entre todos a pesar de las diferencias que afloran entre ellos. Sin embargo, con el correr de la película se revelará que todos ellos tienen algo en común. También acá, una vez más, el juego siniestro no es más que un divertimento para personas poderosas. La película de Adam Robitel fue tan exitosa que motivó una secuela, Escape Room 2. Reto mortal, protagonizada por dos de las figuras centrales de la primera, Zoey (Taylor Russell) y Ben (Logan Miller), y que se estrenó recientemente en el país.
Escape Room: Sin salida está disponible en Amazon Prime Video y Movistar Play.
La cacería (2020), de Craig Zobel
En esta película de Blumhouse Productions (el estudio detrás de éxitos del terror como Actividad paranormal, La purga y Huye!) también hay un puñado de personas adineradas con malas intenciones. Sin embargo, en la tercera película Craig Zobel éstas se dedican directamente a cazar a un grupo de lo que consideran “rednecks” como si fueran cervatillos.
Drogados y secuestrados en sus lugares de origen, los involuntarios participantes amanecen un día en un bosque y amordazados. Pronto descubrirán que forman parte de un complot sádico cuando a su alrededor comienzan a estallar granadas y volar flechas. Algunos de ellos son alcanzados por disparos de ametralladoras, mientras que otros mueren empalados en fosos con estacas (advertencia: acá también abundan los chorros de sangre como salidos de un surtidor). Sin embargo, una de las participantes, Crystal (una genial Betty Gilpin, la blonda Debbie de la serie Glow), una mujer dura y de pocas palabras, parece estar mejor preparada que el resto para superar esa prueba mortal ideada por la fría Athena (Hilary Swank) y sus secuaces.
Si hay algo que no le falta a esta película es acción e intriga, sobre todo porque no termina de quedar en claro quién es Crystal y dónde aprendió a defenderse así. Sin embargo, lo más interesante del film es su cuota de humor y cómo busca mofarse de la corrección política. Es así como una pareja de cazadores millonarios despotrica indignada contra los negadores del cambio climático, el uso de la palabra “negro” y las bebidas azucaradas poco después de haberle volado las tripas a varios participantes sin el menor prurito.
La película no cayó bien entre los republicanos más conservadores, entre ellos el entonces presidente Donald Trump (quien le dedicó un tuit sin verla), entre otras cosas porque los objetivos de las élites liberales de esta ficción representaban en gran parte a sus votantes. Por si fuera poco, una serie de tiroteos en Estados Unidos demoró su estreno en unos meses, aunque finalmente llegó a las salas en marzo de 2020.
La cacería está disponible en HBO Max, Movistar Play, HBO Go y Google Play.
Fuente: Astrid Riehn, La Nación