Todavía quedan rastros de su barba tupida. Sin embargo, ya nada en la apariencia de Peter Lanzani se asemeja a Tadeo, su personaje en El Reino, una de las más vistas de Netflix. “Hace un buen tiempo que estoy preparando otro papel para una película. Vengo de jornadas largas e intensas, pero justo hoy no me tocó filmar”, comenta el actor que protagonizará Argentina, 1985, junto a Ricardo Darín.
Para la película de Santiago Mitre, que recrear el Juicio a las Juntas, Lanzani se pondrá en la piel del fiscal Luis Moreno Ocampo. Y, fiel a su estilo de composición, en cada personaje que habita, con más riesgos que atajos, no solo propone una entrega emocional.
“Creo bastante en lo que sucede físicamente con los personajes y en que mucho entra por los ojos. Lo que termina de atrapar al espectador es lo emocional, porque somos seres emocionales, pero a mí me encanta transformarme, cambiar de look constantemente y jugar a eso porque me cambia la postura y me coloca en otro lado”, agrega vía Zoom con Clarín, quitándole misterio a su reciente corte de pelo.
Ricardo Darín y Peter Lanzani, en los papeles de los fiscales Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo.
El 29 de octubre, día del estreno de Maradona: sueño bendito, se lo podrá ver en la serie de Amazon Prime Video sobre la vida de Diego. Ahí, Lanzani interpretará a Jorge Cysterpiller, gran amigo y primera representante del ex futbolista que murió el año pasado. Para ese papel también recurrió a la transformación física, entre otros recursos actorales.
La vida en pandemia y con coronavirus
Con pausa de por medio, el actor que rodó antes y durante la pandemia el año pasado, no estuvo exento de contagiarse coronavirus.
“Me agarró en un parate y después seguimos rodando. Por suerte fue leve y no tuve complicaciones. En ese momento estuve aislado mirando películas y leyendo libros. Creo que la vacunación es el dejo de esperanza que tenemos para poder seguir saliendo adelante”, asume. Y admite que trabajar con Marcelo Piñeyro fue el primer sí de muchos que inclinaron sin esfuerzo la balanza.
“Los libros de El Reino son increíbles (de Claudia Piñeiro) y siempre quise trabajar con este director, que es un gran exponente de nuestro cine. El personaje, ya de guión, era interesante y me supuso mucha complejidad. Porque tenía este desafío de ser un personaje luminoso y contar la fe a través de una pantalla, en tiempos tan escépticos como los de hoy en día», recuerda sobre el rodaje.
Y agrega: «Después le agregamos una dicción particular que me vino muy bien, porque me colocó en un lugar de inseguridad a la hora del rodaje, y eso siempre te hace prestar más atención para que tu trabajo sea más tajante”.
Tadeo, el personaje de «El Reino» que lo llevó usar pelo largo lacio y raya al medio.
-¿Trabajaste con un fonoaudiólogo?
-No, pero sí estuve viendo muchísimos videos. Y tratando de encontrarme una justificación del por qué el personaje habla de esta manera (con cierta tartamudez). Habla mucho sobre una traba claramente psicológica que tiene sobre unos fantasmas que lo vienen persiguiendo y toda una condición que arrastra. A lo largo de la serie te vas dando cuenta el por qué. Fue una hermosa búsqueda.
-Y, en esa búsqueda, ¿también te frustrás?
-Todo el tiempo me frustro, son procesos frustrantes. A mí, particularmente, no me gusta ver las tomas que voy haciendo. porque soy muy crítico conmigo y creo que es una virtud. Pero en el rodaje no me sirve de mucho porque voy a querer modificarme pequeñas cosas, entonces hoy prefiero dejarme llevar y librarme a lo que el director me diga, que es palabra autorizada.
«También trato siempre de agarrar personajes que me queden incómodos o colocarlos en ese tipo de lugar. Buscarle el pelo al huevo, porque el que busca encuentra. Para el actor, la incomodidad es la mejor herramienta«, entiende Lanzani.
-¿En la vida te permitís ir un poco más liviano?
-Me considero bastante liviano. Soy muy amiguero, me gusta estar con mis amigos, tomar cerveza, mirar películas, leer libros. Cuando puedo estar de vacaciones trato de estar lo más liviano posible, porque me ayuda a descansar un poco la cabeza y relajarme. Cuando entro en pleno proceso de rodaje me pongo intenso, me gusta llevarlo con mucha entrega y sin guardarme nada.
Y enseguida busca el ejemplo de su personaje de El Reino, ficción en la que compartió muchas escenas con Diego Peretti y Chino Darín: «Con Tadeo dejé todo lo que pude. Es un hombre de fe que está para ayudar al prójimo, recitar la palabra del señor y para lo que cree que, dentro de su congregación, es su misión».
-Vos sos creyente, pero no practicante…
-Sí, soy creyente. No sé si desde un lugar tan estructural de evangelismo, del cristianismo o del mundo eclesiástico que sea. Pero sí creo mucho en las energías, en el universo, en que las cosas pasan por algo y en la conexión con las personas. Creo que hay un salto de fe que es inexplicable y que uno siempre lo tiene que tener a su lado, porque siento que la vida se vive mejor así.
-¿Cómo se vive la religión en tu familia?
–Mis padres y mi abuela son creyentes y yo tuve una formación un poco más cristiana, de haberme confirmado y bautizado, pero siento que venía más por linajes familiares. Yo nunca fui muy extremista. No me molestaba ni le hacía mal a nadie, pero hoy quizá soy un poco más escéptico a eso, pero no me molesta ni voy en contra de ello. No me casaría por Iglesia, por ejemplo.
Lanzani en el rodaje de «El reino», uno de los fenómenos de Netflix en tiempos de pandemia.
-¿No fantaseás con caminar al altar?
-No, pero si estoy de novio con una chica que sí, no tendría ningún problema, de verdad, porque no me molestaría. Como te decía, confío más en lo que yo creo, en las energías, la conexión, en ser amable.
La mirada de los otros
-Y cuando no lo son con vos, desde la impunidad de las redes sociales, ¿qué sentís?
-Antes me afectaba más y hoy menos. Me parece que juzgar es viejísimo. Y creo que el juzgamiento empieza a nacer por uno mismo. Si nos juzgásemos menos, y viviésemos la vida con más libertad y amor propio, no estaríamos pensando tanto en la apariencia del otro. No se puede dejar contento a todo el mundo, ni gustar a todos.Y confiesa: «Yo soy feliz como soy, con los amigos que tengo y me gusta que la gente se me acerque porque empatiza con lo que hago. Antes me lastimaba el qué dirán«.
-Más de una vez fuiste tendencia por tus cambios radicales de look, que desviaban a veces el foco de tus trabajos. ¿Eso te afectaba?
-Yo no tengo en mi objetivo ser el pibe más lindo del mundo o el mejor actor del mundo, sino ser quien soy, recorrer mi camino y tratar de ir mejorando. Y cuando se falta el respeto de una manera tan efímera es una cag… porque en definitiva todos tenemos muertos en el placard, pasamos por problemas y seríamos más felices si nos apoyásemos. Hoy no me lastima.
Los cambios de imagen en Lanzani, subidos a sus redes.
-Tampoco sos muy activo en Instagram o Twitter.
-¡Soy un desastre con las redes! No soy de poner cosas íntimas, no me molesta tampoco, pero me gusta para divertirme, mandarme con mis amigos, subir alguna foto. Pero no es una herramienta que utilice tanto y creo también que es una falencia, porque es sumamente importante, pero tiempo al tiempo.
Sus sueños para poder estar del otro lado de la cámara
Lo sabe y lo implementa: para Peter Lanzani no hay gloria mayor que la del camino, más allá del resultado final. Sea en pantalla grande o en una reducida sala de teatro independiente.
“Me apasiona lo que hago y tengo la suerte de participar en proyectos muy grosos. Pero, por otro lado, creo mucho en la autogestión. Lo considero importante porque sienta precedentes en cualquier expresión y es un proceso de aprendizaje. Hoy estoy escribiendo guiones de largometraje y de corto, que no sé si se van a realizar o no -reconoce-, pero lucharé a fondo por que suceda».
«Me gustaría volver un poco a la onda ‘cassaveteana’ de escribir una linda historia de dos páginas y salir a filmar, así que esperemos que pueda lograrlo en el corto plazo”, augura.
-¿Dirigir es otro deseo a corto plazo?
-Coqueteé alguna que otra vez con eso y, sí, estoy trabajando en esa idea. Me veo dirigiendo mis propias piezas y estoy escribiendo sobre algunos personajes e historias que me interesan. Creo que en algún momento llegará, porque es una convicción y no hay nada más que animarse.
Peter Lanzani en la película «4×4».
A los 31 años, entiende que para cumplir ese suelo «no tengo apuro, me considero joven todavía y no estoy en una carrera contra nada ni nadie. Creo que las cosas se van a dar, porque las busque yo y por las oportunidades que sepa aprovechar».
Fuente: Clarín