«Hoy la gente piensa que no está nada mal quedarse en casa, cenar y ver una película en una pantalla de alta definición con sonido surround. Pero yo no hago películas para que sean vistas por televisión , así que tal vez deje de hacerlas «, le dijo al Financial Times.
«Me siento un inútil, perdiendo el día, esperando que pase todo esto. Lo único que hago es esconderme debajo de la cama. Lo mejor que puedo hacer es sentarme en mi cuarto y trabajar en una vacuna, pero le recomiendo que no contenga la respiración hasta que aparezca con una», señaló Allen , que en medio de la incomodidad de la situación al menos no parece haber perdido el humor.
Allen lleva hechas 49 películas como director, a razón de una por año, desde 1969. La última en estrenarse, Un día lluvioso en Nueva York , fue rodada en 2017 y demoró más de un año sus planes de lanzamiento por las denuncias por supuesto abuso sexual contra el director, que además abrieron una grieta todavía más profunda en su familia. «Por el resto de mi vida quedaré frente a un gran número de personas como un depredador sexual. Eso es lo que muchos piensan. La verdad es que no puedo hacer nada al respecto, más allá de que nunca me lo tomé en serio. Es como si me hubiesen acusado de matar a seis personas con una ametralladora», acaba de decirle a The Guardian.
La división también se produjo entre los actores que participaron en Un día lluvioso en Nueva York . Algunos dijeron que no volverían a trabajar con Allen y otros lo defendieron con firmeza. Finalmente, la película pudo ser estrenada en los cines de la Argentina en octubre de 2019 . Y a fines de esta semana llegará a las plataformas de streaming del Reino Unido sin haber pasado por las salas, lo que explica el interés de los medios británicos por tomar contacto en las últimas horas con el director de Annie Hall y Manhattan .
Allen acaba de publicar un muy comentado libro de memorias , A propósito de nada , y tiene además una nueva película terminada y lista para estrenar ( Rifkin’s Festival , rodada íntegramente en San Sebastián el año pasado), pero no sabe ni cómo ni cuándo llegará ese momento. Empezó el año con la idea de volver a filmar en el verano del hemisferio norte en París, pero la aparición del Covid-19 frustró todos sus planes. Y no se le ocurre usar la pandemia como tema para un futuro argumento.
«Ni esta enfermedad ni la cuarentena son cosas sobre las que pueda escribir. Este tipo de historias funciona solo en los programas de TV que pueden reaccionar rápido dramatizando o satirizando la situación. Además, ya hay muchas comedias escritas sobre pandemias. Algunas son groseras y ofensivas, y otras pueden ser auténticas, entretenidas y hasta muy esclarecedoras. Pero no es un tema para mí. Me parece demasiado horrendo», afirmó.
Para ser todavía más gráfico, Allen definió al coronavirus como «otro clavo en el ataúd» de la industria del cine. Cuando habla del futuro incierto de los cines también se está refiriendo a su propia carrera. Sobre todo cuando dice que varios de los cines que están cerrando («y vaya uno a saber cuántos de ellos podrán volver a abrir») son los que exhibieron sus películas desde el comienzo.
«Tengo 84 años. Pronto voy a estar muerto. Y en el caso de que lograra escribir para una película el mejor guion del mundo, es muy probable que no encuentre a nadie dispuesto a producirla. ¿Qué estímulo tengo entonces para seguir haciendo cine? Ya me había acostumbrado a escribir un guion, copiarlo en la computadora, enviárselo a mi productor, armar el elenco y filmar. Es algo que vengo haciendo desde hace años. Un trámite sencillo que ya no funciona más», se lamenta.
Hay otra razón para la tristeza de Allen . A principios de abril murió por coronavirus a los 79 años Eddy Davis , el líder de la banda de jazz en la que el director tocaba el clarinete todos los lunes por la noche en un café neoyorquino. Cada una de las fotos del Woody Allen músico lo mostraban siempre a la derecha de Davis, que además de dirigir tocaba el banjo en esa banda especializada en el jazz estilo Nueva Orleáns. Aquí también se abrió otro signo de interrogación. «No sabemos -dijo Allen- cuál será el futuro de la banda. Venía tocando con Eddy todos los lunes y ahora no está. Era una persona extraordinaria. Estoy destruido con esta noticia. Quién sabe cuándo volveremos a tocar». El coronavirus puede dar por terminada la carrera de Woody Allen como director. Y también como músico de jazz.
Fuente: Marcelo Stiletano, La Nación