Vivió una infancia en una familia típica de la clase media española. No tuvo abundancias, pero tampoco le faltó nada en sus primeros años de vida. Transitó esa etapa entre amigos, deportes y una rigurosa asistencia al colegio. Sin embargo, a en la adolescencia Penélope Cruz sintió que su lugar en el mundo iba a estar en la actuación. Antes de eso ni siquiera se lo había imaginado, pero el sueño se le apareció en 1989 luego de ver Átame.
Curiosamente, Penélope tenía 13 años cuando la película de Pedro Almodóvar se proyectó en los cines: no la dejaban entrar. Pero se las arregló falsificando su documento de identidad para conseguir su entrada y acomodarse entre las primeras filas. Ya de grande y con la fama sobre sus hombros, comentó que lo había hecho para no perderse el estreno del filme de su director preferido.
Hasta ese momento, su coqueteo con el arte estaba ligado a la danza. El baile clásico corría por sus venas, pero quedó opacado cuando se puso como meta no solo triunfar en el séptimo arte, sino también trabajar con Almodóvar. Con esas dos ideas fijas en su mente, empezó a estudiar interpretación y a presentarse en cuanto casting se enteraba.
Un año más tarde protagonizaría un videoclip de Mecano, la banda española de moda por entonces. Casi a la par, se le dio la primera chance de debutar en la pantalla grande. Fue en El laberinto griego, película en la que tuvo una pequeña participación. Ya adentro de la industria, fue por más. Aquella joven que nació en Alcobendas, un municipio de Madrid, estaba empezando a darle vida a aquel sueño.
Popularidad y trauma
En 1992, con 17 años, se topó con la gran chance, pero nada salió como se lo imaginó y hasta estuvo a punto de abandonar la carrera que asomaba como promisoria. Bigas Luna la convocó para la película española Jamón jamón. Se trató de su primer protagónico y de un coqueteo inicial con los premios que llegarían después, gracias a su labor. Por el fime, fue nominada en los Premios Goya en la categoría actriz protagónica.
Cruz era apenas una adolescente y debió enfrentar varias escenas de sexo. Los rodajes interminables, episodios que había que repetir una y otra vez mientras estaba sin ropa adelante de todo un equipo, le generaron -como a otras actrices- un gran trauma. Pasó de la alegría a la decepción en un abrir y cerrar de ojos. Lo que quería para su vida no había arrancado de la mejor manera.
Para colmo, tuvo que toparse con una crítica descarnada cuando el trabajo vio la luz: las escenas sexuales explícitas amenazaban con encasillarla. La prensa de ese entonces se preguntaba cómo seguiría su carrera, ya que películas de esa índole no abundaban. Incluso, no faltaron las voces que le recomendaban, hasta casi maliciosamente, que se pasara al cine para adultos. Penélope se cansó… ¿Eso era lo que le iba a esperar para el resto de la carrera? ¿Toda su vida artística quedaría ligada a ese papel? Demasiados interrogantes y -al no tener tantas armas, siendo inexperta- pocas respuestas.
Muchos años después, ya consagrada, hablaría del tema en una entrevista con el diario británicoThe Sun. Una consulta al pasar sobre su primer protagónico abrió una puerta inesperada. Allí, confesó que su futuro actoral pendió de un hilo, que estuvo a punto de pegar un portazo y dejar todo.
Luego de escuchar la pregunta, tomó aire y soltó: “No lo llevé nada bien. Me provocó un fuerte rechazo a cualquier cosa que tuviera algo que ver con lo sexual o lo sensual. Me corté el pelo a lo chico y no hice ninguna escena de amor, ni tan siquiera con besos, durante varios años. La pasé muy mal, quise dejar todo, mi ilusión de triunfar como actriz se había ido al piso”.
Una de las tantas escenas eróticas que tuvo que filmar Penélope Cruz en Jamón jamón
Fue en ese instante, en el que estuvo a punto de patear el tablero, que su mamá, Encarna Sánchez, apareció para sostenerla y apuntalarla, para que pudiera seguir adelante con su anhelo. “Gracias a ella siempre he disfrutado de ser una mujer y he apreciado lo maravillosas que somos. Ella me apoyó en todo momento. Cuando era chica y decía que quería ser actriz, fue la única que me apoyó, cuando todos me miraban como si hubiese dicho que quería ir a la Luna”.
Luego de cada jornada de grabación volvía a su casa llorando. Y ahí estaba su madre con la palabra justa, para calmarla, secarle las lágrimas. Gracias a eso pudo terminar el rodaje. Haber renunciado en ese momento, en su primer protagónico y con tan solo 17 años, seguramente hubiera sido un escollo imposible de sortear.
En la película tuvo varias escenas de sexo con Javier Bardem que la marcaron para siempre. Si bien admitió que el actor estuvo en todo momento presente, cuidándola, nada le quitó ese sufrimiento que la paralizó. Luego de un periodo, comprendió aquel ese paso como un aprendizaje. “Con el tiempo me he dado cuenta de que Bigas Luna me dio una gran oportunidad y estoy muy agradecida por ella”.
Penélope Cruz y Javier Bardem en Jamón jamón
De la angustia a la felicidad
La persona con la que vivió las escenas más complejas que hasta ahí había realizado terminaría siendo, con el paso de los años, su pareja. Cruz y Bardem se conocieron en ese rodaje y la contención que el actor le brindó fue clave. Quienes participaron de ese proyecto coinciden en que la química fue espontánea: todos sabían cómo iban a terminar.
A casi 20 años de haberse conocido tuvieron dos hijos, Leo y Luna. En 2010 decidieron darle un marco legal y se casaron. Lo hicieron en el anonimato, sin fiesta ni celebridades, festejando el amor con una sencilla reunión familiar. “Hoy, que ya pasó mucho tiempo, le estoy agradecida a la película porque lo conocí a Javier”, dice Penélope.
Penélope Cruz y Pedro Almodovar, el director por el cual se hizo actriz (Foto: Instagram)
Sin embargo, el romance no comenzaría de inmediato. Siguieron en contacto una vez finalizada la película por teléfono, y no mucho más. Ambos estaban en pareja, pero el destino estaba marcado: volverían a cruzar más adelante.
Cuando Penélope cumplió 20 años dejó España para mudarse a Los Ángeles, Estados Unidos. Al poco tiempo se separó del compositor Nacho Cano y comenzó una relación amorosa con Tom Cruise que se prolongó dos años. Más tarde llegaría Matthew McConaughey, de quien se distanció en 2006.
Todo cambió en 2008 cuando Cruz y Bardem fueron convocados por Woody Allen para protagonizarVicky Cristina Barcelona. Allí, a diferencia de la ocasión anterior, el tiempo los encontró solteros. La relación empezó durante el rodaje, pero lo hicieron público luego del estreno. Hoy están juntos, disfrutando de la familia que forjaron.
Penélope Cruz y Javier Bardem comenzaron la relación amorosa en 2008 (Foto: GROSBY)
En cuanto a su carrera, ese sueño que tuvo en plena adolescencia lo pudo cumplir y con creces. No solo tuvo el privilegio de conocer a su director favorito y ser parte de varios de sus proyectos, sino que el cariño fue mutuo. Ella se transformó en su actriz fetiche, en una chica Almodovar.
Se cruzaron por primera vez en 1997, cuando Almodovar la convocó para darle una pequeña participación en Carne trémula. Desde ese puntapié hasta el momento coincidieron en otros seis trabajos, como Todo sobre mi madre, Volver y Los abrazos rotos. La séptima y última, solamente por ahora, fue Dolor y gloria, en 2019.
Hoy, más que la relación laboral, los une una gran amistad. Pedro fue su gran mentor, la persona que supo sacarle su mejor versión. A su lado, pudo sobreponerse a las malas experiencias y consagrarse como actriz.
Fuente: Infobae