Está en Toronto, Canadá. “Está nevando, un frío de locos”, dice en la única entrevista telefónica que dará a un medio gráfico argentino Viggo Mortensen. A una semana de la entrega del Oscar, por la que es candidato por tercera vez, ahora por Green Book (nominada también como mejor película), Viggo dice que está “tranquilo”. “Un poco nervioso -concede-, pero más cansado. Llevo un rato tratando de enfocarme. Dentro de dos semanas acá en Toronto empiezo el rodaje de Falling (ver…), y estoy trabajando para la promoción de Green Book”, se sincera. “La película es buena, y digna de generar la atención de la gente. Si puedo ayudar en eso, no me puedo quejar. Quiero esta película”.
En ella es Tony, un italoamericano morrudo (debió aumentar 20 kilos), que acepta por unos buenos dólares ser el chofer y algo así como asistente de Dr. Shirley (Mahershala Ali, nominado como actor de reparto), un pianista afroamericano que emprendió una gira por el sur racista de los Estados Unidos en 1962. Está basada en hechos reales.
Viggo es amable para hablar, entusiasmarse y dejar de lado el protocolo de los 15 minutos establecidos. Hablará 45. Nuestro primer encuentro fue en 2001, cuando presentaba El Señor de los anillos en un castillo en las afueras de Cannes, y convidaba un mate ante la sorpresa del resto de la prensa internacional.
Mortensen al volante, con Mahershala Ali en el asiento trasero en una escena de «Green Book», candidata a cinco Premios Oscar, incluyendo a ellos dos, y a la película. DIAMOND FILMS.
-“Green Book» trata sobre la discriminación y el racismo, pero tiene como fundamento la dignidad que tienen los personajes.
-Sí, el racismo y la discriminación, y hay una diferencia de clases, de experiencia de vida, de crianzas entre ellos. Son tipos muy distintos, tiene que ver con la posibilidad de superar las limitaciones de las primeras impresiones. Con cualquier persona, uno dice “yo sé con un vistazo cómo es”, y nunca es así, nunca es verdad, es una primera impresión. Lo lindo es que no sé lo que puede pasar si pasás un tiempo juntos. La experiencia compartida siempre supera a la ignorancia, que es la raíz de los desacuerdos, del miedo, que impulsa la violencia, el odio. El problema es la ignorancia. Pero que dos tipos como ellos puedan sentir respeto y compasión por el otro, indica que todos lo podemos hacer. No es la única que aborda el tema de la discriminación, pero un aspecto positivo me parece a mí es que no está hecha como muchas otras, para un público limitado. Creo que es la que mejor considera una perspectiva esperanzadora, y hecha para todos. Hay gente que siempre se va a quejar, que es un año de mierda para el cine, no sé. Algunos ven el vaso medio lleno, otros medio vacío…
-¿Y vos cómo lo ves?
-Medio lleno. En esta temporada, entre las nominadas a premios Oscar hay varias no habladas en inglés, y hay una variedad importante de directores jóvenes, veteranos, hombres, mujeres, afroamericanos, asiáticos, el polaco de Cold War, Cuarón con Roma. Hay un poco de todo y muchas películas que tratan la discriminación. No sé por qué siempre hay que odiar, hay que despreciar. Como en el fútbol, a mí me gusta ir a las canchas de visitante, y si un rival hace una jugada linda, yo lo aplaudo. Y hay muchas películas interesantes que tienen momentos brillantes.
-¿Votás para el Oscar, no? ¿Sos miembro de la Academia de Hollywwood desde cuándo?
-Poco. Desde Capitán Fantástico. Me invitaron antes, en 2003, 2004, pero yo no quería. Me parecía esta cosa -nunca peor que este año- fea de la política, de tratar de cortarle las piernas a los rivales, el hambre por los premios, que tampoco tiene que ver con la calidad de una película, o los logros del trabajo colectivo de hacer cine. Entiendo, claro, que ir en busca de nominaciones y que ganes un trofeo ayuda a que la gente vea que existe tu película… Tiene que ver con el dinero, me pareció feo y bastante absurdo. No quiero participar en ese circo, sólo hacer mi trabajo y ya está. ¿Por qué no puedo participar de alguna manera de trabajo? En la Academia restauran películas antiguas, hay trabajos dignos, y lo de los premios, si la gente lo ve de manera más generosa, inclusiva, no está mal. En el caso de Si la calle Beale hablase (tres candidaturas al Oscar), por ejemplo, si no fuera por las nominaciones que tiene la gente no sabría que existe… Y después, claro, cada tres días hay una entrega de premios.
-Fuiste candidato por “Promesas del Este” y “Capitán Fantástico”. En tu caso, ¿la tercera es la vencida?
-Lo dudo, la verdad, no por ser negativo. No parece que vaya a ser así. Yo soy consciente, hay que tener mucha suerte para llegar a ser nominado, no siempre se premia a la película por su calidad artística. Es una lotería, la promoción, la imagen pública del momento… Hay películas que van a ganar premios que dentro de un año ¿la querés ver de nuevo?
-Pasa todos los años.
-Tanto Green Book, como con Capitán Fantástico, son estas películas que tienen un valor y van a durar mucho más que otras. La gente las verá dentro de unos años, porque están bien construidas, dirigidas, eso es así, digan lo que digan ahora, la película es igual; mi opinión de Green Book no va a cambiar si ganamos o no sacamos nada. Sé que es buena, se cómo le gusta a los espectadores. Durante ocho meses he hablado con el público en los EE.UU. y en Europa, y sé por qué a mucha gente distinta le gusta tanto, ha impactado a gente que recuerda, y a gente joven que va aprendiendo sobre la historia de su país. Es valiosa, es un filme que se podría mostrar en las escuelas como para explicar sin tener que hacerlo de forma más académica. Un suplemento de educación. La pregunta es por qué fue necesario en el ‘64 la ley de derechos civiles, en la que se prohibió que los afroamericanos no puedan usar un baño. Esa ley, para la igualdad, es la pregunta.
Junto a su hijo Henry. Viggo vendrá a nuestro país a promocionar su nuevo libro de poemas, y fotos. AFP
-Tallaste en la pared de una habitación de hotel que se ve en la película, CASLA, las siglas de San Lorenzo…
-Creo que hay muchos cuervos por ahí… (larga la carcajada). El hotel es de verdad.
-¿Lo dejaste en una habitación de un motel?
-Sí. El motel era el mismo en el que rodamos, en dos habitaciones, escenas distintas. Ése al que Mahershala llega borracho, y en el que afuera están jugando con herraduras. Donde está el viejo que le dice al Dr. Shirley que “necesitamos otro jugador” y “andate a la mierda”, lo encontró el director en ese momento. El tipo nos dice: “¿Saben que en este motel, que estaba en una zona fea, afuera de Nueva Orleans, se quedaban los de Motown -Diana Ross o cualquiera de esas estrellas de Detroit o Nueva York- y tocaban en la sala más grandiosa, por los ’60, pero no los dejaban alojarse en los hoteles lindos”. A ese motel, no lo sabíamos, llegamos por la guía que da título a la película, la de Green Book, estaba en la lista de Colored only, sólo para los negros. (Peter) Farrelly le preguntó si era actor. “No”. Le dio una frase, y lo hizo genial. Ahí se habían alojado los más grandes.
Para componer a Tony Lip, personaje de la vida real, el actor criado en la Argentina debió aumentar 20 kilos, y volver a fumar. DIAMOND FILMS
-¿Es cierto que en el primer día de rodaje Farrelly reunió a todo el equipo, incluido los cocineros, y les dijo que podían aportar ideas?
-Hizo eso, que me pareció genial. Juntó a todos, y nos dijo “No lo sé todo, una buena idea puede venir de cualquier parte”, y que viniera y dijera lo que pensaba, “Sólo tenemos una oportunidad de hacer bien las cosas cada día”, es muy inusual. Y que después cumpla con eso, me parece genial. Es ser inteligente de su parte, y mete confianza, te inspira y te sentís como parte de la maquinaria de contar este cuento del cine. Creó un ambiente muy bueno desde el vamos, fuimos como una familia; hubo una cosa de familia como soldados que van a la guerra dos semanas juntos, y en este caso fue un poco más allá. Lo que él hizo con Green Book, que fluya de tal manera, un ritmo, unos diálogos, un timing cómico, no lo hacés con pura suerte. Está a la altura de Frank Capra. Es una película entretenida, pero que hace pensar, instala un comentario social, es algo muy divertido. Eso es difícil de lograr y que no te aburras al final…La gente todavía no se ha dado cuenta, pero en un año, cuando pase todo este polvo que se levanta siempre por las peleas y la política sucia, va a perdurar.
Mortensen dice que «‘Green Book’ está a la altura de FRank Capra. Es un apelícula que va a perdurar». DIAMOND FILMS
-¿Cuándo venís para acá?
-Tengo un libro nuevo. Un libro de poesía y fotos en blanco y negro, que cuando termine de rodar y montar, en el otoño de acá, la primavera de allá, espero poder bajar a la Argentina para promocionarlo. Se titula Lo que no se puede escribir. Ya se lo mandé a amigos, a Fabián Casas, Lisandro Alonso, mandame una dirección y te lo hago llegar.
Así es Viggo, a 18 años del primer mate compartido.
Fuente: Pablo O. Scholz, Clarín.