“Por el momento no voy a volver”, dijo Mirtha Legrand ayer a LA NACION. Con la radio y la televisión encendidas y tras conversar con algunas de sus amistades por teléfono, hizo una pausa en su rutina matutina para aclarar el panorama sobre su esperado regreso.
“Hasta la primavera no voy a regresar a mi programa. Hasta que no pase el frío, no retomaré mi trabajo”, sostiene la diva con su tono de voz vivaz. Observando el pulso de la ciudad por el amplio ventanal de su coqueto piso que da a la Avenida del Libertador,Legrand tiene ganas de hablar a corazón abierto y sin medias tintas: “El brote tan fuerte que hubo, me acobardó”, reconoce.
El regreso
Mucho se dice sobre la vuelta de Mirtha Legrand a la televisión, versiones encontradas en torno a un inminente retorno. Se habló de cierto cansancio de Juana Viale, quien preferiría volver a su trabajo como actriz, actividad para la que no le quedaría tiempo al conducir los programas de su abuela. Alguna vez sonó el nombre de Marcela Tinayre como reemplazante de su hija y de su madre. Y si bien todo puede suceder en la dinastía más famosa del espectáculo argentino, lo cierto es que, por ahora, el presente de La Noche de Mirtha y de Almorzando con Mirtha Legrand no será modificado.
Desde la producción de su ciclo se argumenta en sintonía con los dichos de la reina madre de la televisión. “Si ella tiene ganas, en septiembre, cuando pasen estos fríos y bajen los contagios, quizás vuelva a conducir sus programas”, dijeron desde su círculo íntimo ante la consulta de LA NACION.
-Mirtha, ¿usted quiere volver?
-Yo tengo miedo, me tienen que cuidar, no me tienen que insistir.
La palabra de Mirtha suena a ruego y resuena extraño en la mujer que hizo de su trabajo, la razón de su vida. La diva que, una y otra vez, no se cansó de repetir que le había dado su vida al público. Sin embargo, a los 94 años, la pandemia la llevó a replantearse hábitos y a privilegiar su salud por sobre la actividad pública: “Los estudios de televisión son muy vulnerables”, sostiene con sentido común. A pesar de que ya tiene aplicadas las dos dosis de la vacuna Sputnik V, la ciudadana ilustre de Villa Cañás es consciente de los riesgos que implica para una mujer de su edad ingresar a un estudio de televisión donde, a pesar de los protocolos y el aforo reducido, tendría que compartir el set con una docena de técnicos y colaboradores estrechos. “Pobrecito Julián Weich, está en terapia intensiva”, se lamenta en medio de la charla justificando, aún más, su decisión de no volver antes de tiempo a su labor.
La última aparición pública de Mirtha Legrand aconteció el sábado 19 de diciembre del año pasado cuando volvió en su doble rol de anfitriona e invitada al sentarse en la cabecera de su mesaza televisiva y acompañada no solo por Juana Viale, quien ocupó y ocupa su lugar, sino también por Macela Tinayre su hija, quien, justamente, hace unos días sostuvo en declaraciones al programa Los ángeles de la mañana que su madre se encontraba “lista para volver”. Si bien es cierto que Mirtha está deseosa por retomar su vida con cierta normalidad, la situación pandémica la lleva a dar un paso al costado y preservarse ante los riesgos de contagios de Covid.
Entre divas
“Los problemas de salud de Susana y su internación me dolieron muchísimo”, dice Legrand cambiando el tono de su voz ante la angustia que aún le genera el tema. Durante el pasado mes de junio, la estrella de Telefe permaneció internada alrededor de quince días en el sanatorio Cantegril de Maldonado, en las cercanías de Punta del Este, Uruguay. Durante ese lapso, Mirtha no dejó de comunicarse con Susana cuando la diva no se encontraba en terapia intensiva y estaba en condiciones de recibir llamadas.
Sabido es que la viuda de Daniel Tinayre mantiene un vínculo estrecho con Susana, la otra gran diva nacional. Ambas se sienten parte de una misma familia, desde aquel día en el que Tinayre la convocara a Giménez para protagonizar el film La Mary junto al boxeador Carlos Monzón, quien luego se convertiría en pareja de la actriz. “Ahora, Susana está muy bien, ya le sacaron el oxígeno”, sostiene Legrand.
Si desde marzo del año pasado, cuando se instaló la situación pandémica en la Argentina, la abuela de Juana y Nacho Viale mantuvo cuidados extremos para no contagiarse, lo cierto es que la enfermedad de Susana Giménez no solo la angustió, sino que la acobardó, quitándole las ganas de volver a trabajar. “Cuando parecía todo encaminado, lo de Susana le pegó y le generó mucho miedo”, confesó a LA NACION un integrante del equipo de producción de sus programas.
-¿Se comunica regularmente con Susana Giménez?
-Hablo siempre con ella, somos familia.
-¿Cómo se encuentra actualmente?
-Se está reponiendo muy satisfactoriamente. A fin de mes le van a dar el alta definitiva.
Nueva normalidad
A pesar de los cuidados extremos, Mirtha comenzó a realizar algunas salidas extremando sus cuidados sanitarios y minimizando los riesgos de contagios. “Cada tanto salgo”, confiesa.
-¿Se trata de salidas sociales o de otro tipo?
-Casi no voy a ningún lado, solo me acerco a tomar el té o a comer a lo de Marcela y también cumplo con las obligaciones personales como ir al dentista.
Aunque ya no realiza esos tours por los barrios más alejados, toda una afición en tiempos de prepandemia, lo cierto es que el recorrido de pocas cuadras que separa a su casa de la residencia de su hija en Barrio Parque o del consultorio del Dr. Cecchi en Recoleta, se convierten para ella en un motivo de disfrute.
El 17 de agosto de 2019 falleció su hermano José Martínez Suárez y el 1 de mayo del año pasado partió Silvia “Goldy” Legrand, su hermana gemela, de quien no se pudo despedir debido a las restricciones impuestas por la situación pandémica. Ambas pérdidas marcaron a Mirtha, quien aún no se repuso de esos dolores tan profundos. Es por eso que las escasas salidas se convierten en un recreo ante tanta pesadumbre. También, cada tanto, algunos de sus bisnietos atraviesan el palier de su piso en el que reluce una alfombra con las iniciales MLDT.
-Mirtha, ¿se le hizo extenso el confinamiento?
-Esta pandemia es larguísima e insoportable.
-¿Tiene ganas de volver?
-El canal me llama para que vuelva. Son muy cariñosos, pero yo tengo miedo.
-¿Adrián Suar es quien se comunica con usted?
-No, me llama Codevilla en nombre propio y en nombre de Suar.
Cuando acontezca el esperado regreso de Mirtha Legrand a la televisión, está previsto que StoryLab, la compañía de Nacho Viale a cargo de la producción y realización de los formatos de la estrella, monte un operativo que incluya una burbuja sanitaria para minimizar riesgos y preservar a la longeva conductora, tal como aconteció el 19 de diciembre pasado. La idea es que Mirtha ingrese con su automóvil casi hasta la puerta de su camarín y que en el estudio solo permanezca el personal mínimo e indispensable.
Tampoco está confirmado que cuando ese regreso se produzca se trate de una vuelta permanente o solo una aparición única y simbólica para que la diva pueda saludar a su público. En caso de que Mirtha se instale con continuidad al frente de sus emblemáticos bacanales, se espera que lo haga solo los domingos para liderar Almorzando con Mirtha Legrand dejando en manos de su nieta las cenas de los sábados. Otras versiones indican que Viale también acompañaría a su abuela en la conducción de los domingos. Aún nada está confirmado y las decisiones van cambiando semana a semana de acuerdo a la imprevisible coyuntura pandémica y las fuerzas de Mirtha para enfrentar la exigente faena.
Sobre el final de la charla con LA NACION, Legrand se despacha con una sugerente frase: “A lo mejor vuelvo antes”. Genio y figura. Con un programa de permanencia récord a nivel internacional, que lleva 53 años en el aire y fue creado en torno a su glamour, a los 94 años, la diva sabe cómo seducir a su interlocutor y dejar sembrada la duda. Legrand en estado puro, aunque, por ahora, su vuelta está lejos.
Fuente: Pablo Mascareño, La Nación