Mi pobre angelito se convirtió en un verdadero clásico del cine popular del siglo XX, una comedia estudiada y copiada hasta el hartazgo y que encontró en Macaulay Culkin a su protagonista ideal.
Todo comenzó con una idea de John Hughes, uno de los nombres más importantes de la comedia estadounidense y uno de los realizadores más prolíficos de los 80 y 90. «Mi papá vivía olvidándose cosas y poniéndose nervioso antes de cada viaje, siempre sentía que le faltaba algo. En un viaje a Europa de 1989 le dijo a mi mamá que a veces se torturaba pensando que se había olvidado a uno de nosotros en el aeropuerto», recordó años más tarde su hijo. De esta idea surgió la película.
Macaulay Culkin junto al director Chris Columbus Fuente: Archivo
En sólo un fin de semana pensó y escribió la mayor parte de Mi pobre angelito y, aunque le gustó el guion, sabía que no tenía tiempo para filmarlo. Así que buscó a alguien que pudiera entender su humor. Encontró a la persona justa en el guionista Chris Columbus, quien había tenido un debut exitoso dirigiendo Aventuras en la gran ciudad, pero había fracasado de manera estrepitosa con Heartbreak Hotel. A pesar de que Hollywood no confiaba en él, la bendición de Hughes bastó para que Warner Bros. diera luz verde al proyecto, con la promesa de que no superara un modesto presupuesto de 14 millones de dólares.
No todos, sin embargo, confiaban en el proyecto. «Cuando leí el guion de Chris me acuerdo que dije: ‘Wow, tres cuartas partes de la película es con un niño solo en pantalla, qué audaz’. Aunque me parecía una locura también estaba intrigado y me encantó el mensaje de un niño que desea con toda su alma que su familia desaparezca, lo logra pero cuando descubre su autosuficiencia quiere que vuelvan. Tenía todas las emociones que acompañaron a una película navideña», explicó uno de sus editores, Raja Gosnell.
Sin embargo, en medio de la preproducción de la película quedó claro que ese dinero no era suficiente para un largometraje que requería construir casi todos los escenarios y lograr escenas nevadas en pleno verano. Así que cuando pidieron 700 mil dólares extra, los estudios Warner ordenaron directamente cancelar todo y suspender la película.
Hughes, quien confiaba en que podía ser un modesto éxito, movió sus contactos y consiguió casi de inmediato que Fox comprara el proyecto por el nuevo valor y así logró filmarse. Hoy Mi pobre angelito es una de las producciones más redituables de la historia del cine y es posible que algún ejecutivo de Warner se lamente por esa decisión cada fin de año.
Con la luz verde de los nuevos jefes, Columbus se puso de inmediato a buscar al elenco. La decisión más difícil fue, irónicamente, una de las primeras que tomaron. Hughes conocía a Macaulay Culkin de pequeños comerciales y de la película Uncle Buck, así que escribió el rol de Kevin Mccallister pensando en él. Aunque realizaron un gran casting de niños para el elenco infantil, pronto quedó claro que la rol central estaba tomado.
«Habremos hecho en total 200 audiciones y siempre la pregunta que nos rondaba la cabeza era ‘¿es acaso mejor que Macaulay? Y no lo hallábamos. No era fácil tampoco porque debía ser un niño que creyera en Papá Noel, no podía parecer de más de ocho años», explicó Columbus.
Daniel Stern y Joe Pesci, los malvados de Mi pobre angelito Fuente: Archivo
Para sus padres eligió a Catherine O’Hara y a John Candy, quien filmó en un solo día todas sus escenas y no cobró por su rol, ya que era amigo de Hughes. En cuanto al rol del ladrón Harry Lime, clave para que mantenga la tensión del público, se pensó en Robert De Niro y en Jon Lovitz, pero ambos rechazaron el proyecto. Por fortuna, Joe Pesci aceptó y si bien le costó adaptarse a un film infantil, su personaje se volvió icónico y querible.
Con todo listo para rodar, sólo había una gran pregunta en el aire… ¿es posible volver querible y familiar la historia de un niño olvidado que debe defenderse de los criminales? La única manera de alivianar este relato, que podía ser muy sombrío, era cambiar la perspectiva. De acuerdo al realizador audiovisual Julio Macat: «Pensamos en cada toma en términos del punto de vista del niño y por eso utilizamos ángulos muy amplios y la altura de la cámara es más baja de lo normal. Pasa lo mismo con la escenografía: los techos son muy altos, casi inalcanzables, tal como lo ven un niño, lo mismo que las luces navideñas, que brillan más de lo normal. Todo está amplificado, subido de nivel. Es lo contrario de lo que sucede cuando vuelves a la casa donde te criaron para las fiestas y todo parece muy pequeño».
La química entre Culkin y el director fue perfecta, una fórmula que, de haber salido mal, hubiese arruinado todo. De hecho, Columbus se volvió conocido por otras grandes películas con niños, como Papá por siempre o dos películas de la saga Harry Potter. Mi pobre angelito y su secuela son grandes ejemplos de cómo los niños pueden brillar en la pantalla grande. Además todos los menores involucrados en el rodaje debían seguir asistiendo a clases por reglamentación estatal, así que había aulas especiales con maestros individuales para ellos.
Macaulay Culkin, en Mi pobre angelito Fuente: Archivo Crédito: Macaulay Culkin
«No hay dudas de que Macaulay es el alma de la película y también quien tuvo que lidiar con la mayor presión. Pensá que no tenía ni diez años y rodó muchas escenas en donde estaba solo, hablando consigo mismo o tratando de transmitir emociones sin contar con ayuda de otros actores. Puedo entender por qué luego de un par de películas se alejó de Hollywood, la presión debía ser enorme», reconoció la actriz Kristin Minter.
Mi pobre angelito se rodó íntegramente en Chicago en verano y muchas de las escenas claves, como la del sótano inundándose o la sala de clase ejecutiva de la aerolínea francesa, se filmó en un colegio abandonado que alquiló la producción y en donde pudieron montar escenografías específicas. Para simular la nieve sin grandes presupuestos, los equipos técnicos echaron mano a técnicas no convencionales, como usar puré de papa deshidratado.
Por el tipo de humor que Hughes había escrito, era necesario que las escenas de golpes y caídas fueran verosímiles pero no tan impactantes como para que asustaran. Debían generar risa sin salirse de registro. Así que la solución que encontró Columbus fue recrear la grandilocuencia en la corporalidad de los viejos dibujos animados, como Bugs Bunny o el Correcaminos. Esto, sin embargo, hizo que los dobles de riesgo hicieran coreografías muy complejas y peligrosas.
«Todas las escenas de golpes son una locura, hoy las vemos y no podemos creer que se realizaron sin trucos digitales. Incluso lo que parece simple, como cuando el personaje de Joe Pesci sube las escaleras de la parte delantera de la casa y se cae dando una vuelta atrás desde esa altura son muy peligrosas. Cuando lo rodamos realmente pensé que Troy, nuestro doble, se había roto la espalda en esa primera toma. Me sorprendió una vez que armamos la película lo bien que realmente funcionó en el público: ver en un cine por primera vez los últimos 20 minutos, en donde la gente lloraba de risa, fue único», explicó el realizador.
Y aunque los críticos no fueron benévolos con el film, el público se enamoró de inmediato del film. Estrenada en noviembre de 1990, cerca del feriado de Acción de Gracias, la película debutó tímidamente, pero gracias al boca a boca se mantuvo durante doce semanas en el podio de la taquilla, un logro impresionante para una comedia sin protagonistas famosos.
Con 470 millones de dólares en recaudación, superó en el ranking anual a pesos pesados de ese año como Mujer bonita; Danza con lobos; Ghost, la sombra del amor, y El joven manos de tijeras, todos estrenos que tuvieron muchos más meses para convocar público a las salas.
Meses más tarde, y con un presupuesto mucho mayor, llegaría la secuela, esta vez rodada en Nueva York y si bien Columbus y Culkin no volvieron a estar involucrados, técnicamente hay dos producciones más que son continuaciones de la historia, pero con otros protagonistas.
«Lo que vuelve tan especial a Mi pobre angelito es que es una película sobre una familia imperfecta. Tiene mucho corazón, más allá de las travesuras de Kevin. Es un film sobre querer estar con la familia y darse cuenta de lo importante que es tener cerca a los afectos», explicó Senta Moses Mikan, la actriz que interpreta a una de las hermanas McCallister.
Fuente: La Nación