«Es una basura» y «Es la película más original que han visto mis ojos». Ese es el espectro de las críticas de Megalópolis, la nueva película de Francis Ford Coppola. Tildada de desastre antes de mostrar si quiera una imagen, la ambiciosa producción del director de El padrino ha estado envuelta en la polémica desde hace años. En las últimas horas, y antes de que se proyectase en la 77ª edición del Festival Internacional de Cine de Cannes, surgieron incluso acusaciones contra el cineasta de comportamiento inadecuado y de fomentar un clima insostenible en el rodaje. Ahora, este ambicioso proyecto, en el que Coppola ha trabajado durante años y en el que ha desembolsado más de 120 millones de dólares de su propio bolsillo, se ha estrenado en el conocido certamen. ¿El resultado? Ha polarizado tanto a la crítica que muchos creen que estamos ante la película de la década mientras otros piensan que el genio detrás de Apocalypse Now ha perdido la cabeza y ha estrenado una auténtica pieza delirante.
Megalópolis ha sido -y sigue siendo- el tema de conversación entre la prensa especializada destinada en Cannes. El veredicto no es unánime, y esta ambiciosa distopía ambientada en Nueva Roma, una ciudad que mezcla la metrópolis estadounidense con la Antigua Roma, está generando bastante más polémica de la que se esperaba. Contándonos la historia de un idealista arquitecto que quiere revitalizar la urbe después de que fuera arrasada por una catástrofe, muchos apuntan a que estamos ante la crónica de una muerte anunciada y de ahí que ninguno de los grandes estudios o plataformas hayan decidido estrenarla. En España ha tenido suerte, y TriPictures se encargará de proyectarla en los cines, pero lo nuevo de Coppola lo tiene muy difícil.
Para muchos, Megalópolis es una locura, para lo bueno y para lo malo. Afirman que es una película que roza lo absurdo y lo aburrido por momentos y que, como reflejan en Vulture, es lo más parecido a un viaje onírico en el que nada tiene sentido. «Megalópolis podría ser la cosa más loca que he visto en mi vida. Mentiría si dijera que no disfruté cada segundo de ella», explicaba Bilge Ebiri en el citado medio. Portales como Variety son menos efusivos. «Megalópolis es cualquier cosa menos perezosa. Si bien muchas de las ideas no funcionan según lo planeado, tiene el tipo de declaración final que los devotos querían del inconformista, que nunca perdió su fe en el cine«, afirmaba Peter Debruge.
«Es claramente el trabajo de un director que no está restringido por los medios financieros», indicaba Rafaela Sales Ross, haciendo énfasis en el arrojo de Coppola al financiarse su propia cinta en The Playlist. Pero hay crítica mucho más duras, como la de Richard Lawson en Vanity Fair, que califica el filme como una basura. «Esta es la mayor basura de las películas basura: una mezcla de las muchas inspiraciones dispares de Coppola. Sin embargo, lo que realmente arruina la película es su carácter anticuado», apostillaba.
En The Times la cosa no pinta mucho mejor. «Se trata de un filme con 138 minutos embrutecedores de temas mal concebidos, escenas a medio terminar, actuaciones planas, ensaladas de palabras en los diálogos e imágenes feas, todo aparentemente en busca de una historia que no existe», indicaba Kevin Maher. Si bien desde la crítica aplauden el arrojo del cineasta, que al menos no excede en demasía las dos horas, lo único en lo que coinciden casi todas las reseñas en aplaudir el trabajo de Aubrey Plaza, que destaca por encima de nombres como Adam Driver -el gran protagonista-. Tras su proyección, la gente abucheaba y gritaba, enfadada, mientras una buena parte del patio de butaca aplaudía durante unos diez minutos. La división está más que clara. En estos momentos, el filme apenas logra el 50 % de valoración en Rotten Tomatoes. Y seguirá dando que hablar.
Fuente: Vandal