Lindsay Lohan es una mujer casada. La actriz de 37 años confirmó en su cuenta de Instagram que se casó con Bader Shammas, un agente de finanzas afincando en Dubai, en los Emiratos Árabes, con quien se había comprometido en noviembre de 2021.
Lohan realizó el anuncio este viernes, mediante una foto en la que se la ve junto a su flamante esposo, y en la que los dos lucen una amplia sonrisa. En el texto con el que acompañó la imagen, expresó que se siente “mujer más afortunada del mundo” y se refirió a Shamas como su marido.
“Soy la mujer más afortunada del mundo. No porque necesite un hombre, sino porque él me encontró y supo que quería encontrar la felicidad y la gracia, todo al mismo tiempo”, escribió. Y agregó: “Estoy atónita de que este sea mi esposo. Mi vida y mi todo. Toda mujer debería sentirse así todos los días”.
El compromiso
En noviembre, la actriz había recurrido también a sus redes sociales para sorprender a sus seguidores con el anuncio de su compromiso. Instalada desde hace años en la ciudad de Dubai, en los Emiratos Árabes, compartió una serie de fotos de la pareja con el tradicional anillo usado en estas ocasiones. Lohan, además, escribió: “Mi amor. Mi vida. Mi familia. Mi futuro”.
La madre de Linday, Dina Lohan, bendijo el compromiso de su hija y expresó: “Mi corazón está completo. Para una madre, no hay nada más importante que ver a sus hijos felices y amados. Comienza su hermoso nuevo viaje. Amor y luz”.
Poco se sabe sobre Bader Shamas, un residente de Dubai cuya página de LinkedIn menciona que es el vicepresidente asistente de gestión de patrimonio internacional en el Credit Suisse. Antes de unirse al banco suizo que atiende a algunas de las personas más ricas del mundo, trabajó en BNP Paribas, uno de los bancos franceses más grandes, en Kuwait y Bahrein.
La pareja oficializó su noviazgo en febrero de 2020, cuando la estrella de Mean Girls publicó una foto de los dos con su hermana Aliana y más amigos, refiriéndose a Shammas como su novio.
Lejos de los escándalos
Tras años de ser perseguida por los fotógrafos y de figurar en las portadas de los tabloides debido a sus problemas personales -que durante un período desalentaron a las empresas aseguradoras a respaldarla, por sus ausencias crónicas de los sets de grabación, volviéndola virtualmente incontratable-, incluidos cinco ingresos a clínicas de rehabilitación por adicciones, Lohan se distanció progresivamente de la actuación a partir del comienzo de la década anterior.
Su alejamiento de Hollywood la llevó a mudarse fuera de los Estados Unidos, principalmente se instaló en Europa y en Dubai. Desde entonces figuró en escasos proyectos, entre ellos el film independiente de Paul Schrader The Canyons (2013), la producción londinense de la obra teatral de David Mamet, Speed the Plow (2014) y un rol recurrente en la comedia televisiva británica Sick Note (2018). En 2019 protagonizó un reality de MTV titulado Lindsay Lohan’s Beach Club e integró el jurado de la versión australiana del concurso The Masked Singer, del que eventualmente fue despedida.
Sin embargo, hacia fines de 2019, apenas unos meses antes de que la pandemia de coronavirus pusiera en pausa al planeta, la actriz le confesó a los presentadores de CNN Anderson Cooper y Andy Cohen que quería “regresar a los Estados Unidos y volver a actuar en cámara” y así “recuperar la vida para la que trabajó tanto y compartirla con su familia y con la audiencia”.
Fuente: La Nación