También viendo cine se refuerza el deseo de leer. Año tras año, se cae en la cuenta de que muchas de las películas nominadas en distintas categorías de los Premios Oscar están basadas en libros. De las diez nominadas por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas al premio mayor, cinco tienen su origen en novelas. En otras categorías, como la de película internacional, la biblioteca también ofició de fuente: es el caso de La sociedad de la nieve y el libro homónimo del escritor uruguayo Pablo Vierci, y de La Zona de Interés, adaptación libre de la novela homónima del inglés Martin Amis. El próximo domingo se conocerán las ganadoras.
Oppenheimer, dirigida por Christopher Nolan y que encabeza el podio con trece nominaciones, está basada en Prometeo americano: triunfo y caída de J. Robert Oppenheimer (Debate), de Kai Bird y Martin J. Sherwin, con traducción de Raquel Marqués García. En esta biografía del científico estadounidense (que interpreta Cillian Murphy) se retrata al físico teórico que marcó el desarrollo de las primeras armas nucleares y que luego, al luchar en contra de la creación de la bomba de hidrógeno, fue acusado de comunista y perseguido por el Estado, durante los años de la Guerra Fría. En el libro se recogen testimonios de colegas, amigos y familiares de Oppenheimer y los interrogatorios del FBI.
Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos, tiene once nominaciones al Oscar. Está basada en la elogiada novela homónima del escocés Alasdair Gray, que narra la “frankensteiniana” historia de Bella Baxter (interpretada por Emma Stone), madre e hija de sí misma se podría decir, gracias a la intervención del profesor y científico Godwin Baxter. En el estilo pirotécnico de Lanthimos, la película adapta la novela publicada en español por Anagrama como ¡Pobres criaturas! Episodios de la juventud del Dr. Archibald McCandless, funcionario de Salud Pública con traducción de Francisco Segovia. (McCandless es el personaje del abnegado médico enamorado de Bella.) Hay también una edición de Traficantes de Sueños.
Los asesinos de la luna, dirigida por Martin Scorsese, tiene diez nominaciones y está basada en el libro de no ficción del escritor y periodista estadounidense David Grann, que investigó una de las conspiraciones más cruentas de ciudadanos blancos de Estados Unidos para apropiarse de las tierras y la riqueza de la comunidad indígena osage, mediante asesinatos y matrimonios con mujeres osage (luego asesinadas). Grann colaboró con Scorsese y Eric Roth para escribir el guion de esta intrincada narración protagonizada por Leonardo DiCaprio y Lily Gladstone, nominada al premio de mejor actriz. Los asesinos de la luna. Petróleo, dinero, homicidios y la creación del FBI fue publicado por Random House, con traducción de Luis Murillo Fort.
Zona de Interés, que dirigió Jonathan Glazer, está nominada a mejor película y mejor película internacional. Se basa en la novela homónima del británico Martin Amis y presenta la idílica y lujosa vida del comandante del campo de exterminio de Auschwitz, Rudolph Höss, en una mansión vecina del centro de exterminio. En la novela de Amis, la historia no está situada en Auschwitz ni en la vida de los Hoss, sino en un campo de concentración sin nombre al que llega un joven oficial, Golo, sobrino del jerarca nazi Martin Bormann, con el objetivo de instalar una fábrica con mano de obra esclava (de este modo se volvieron poderosas muchas empresas alemanas, como demostró David de Jong en Dinero y poder en el Tercer Reich). En la novela tienen protagonismo Hannah, la esposa del comandante Paul Doll, y el personaje de un judío que colabora con los nazis en la administración del campo. La Zona de Interés forma parte del catálogo de Anagrama, con traducción de Jesús Zulaika Goicoechea.
Ficción estadounidense, dirigida por Cord Jefferson, está basada en una de las novelas más elogiadas de Percival Everett, Erasure, traducida como X en la edición de Blackie Books, con traducción de Marta Alcaraz Burgueño. La novela cuenta, satíricamente, la historia de Thelonious Ellison, “Monk”, un profesor y escritor afroestadounidense (interpretado por Jeffrey Wright) cuya novela es rechazada por varias editoriales; mientras, asiste a la consagración de otros colegas que triunfan con libros hechos sobre la base de clichés de la cultura afroamericana (recurso conocido como blacksploitation que el personaje admite que podría “explotar” si quisiera). La novela y la película son muy instructivas para aquellos que quieran conocer el modo en que funciona la corrección política en el ámbito intelectual y en la industria cultural.
La sociedad de la nieve, de Juan Antonio Bayona, se basa en el best seller internacional de no ficción del escritor uruguayo Pablo Vierci. Amigo de infancia de algunos de los sobrevivientes y fallecidos en el accidente aéreo, publicó en 2018 su libro, que se reeditó semanas atrás con un prólogo de Bayona. “Si lo que predominó en esa sociedad de la nieve fue la hermandad, el concepto de que no hay salvación individual sino colectiva, hay que ponerle nombre y apellido –dijo Vierci a LA NACION–. Ocho chicos que dieron todo los primeros días, empezando por el capitán, Marcelo Pérez del Castillo, mueren en el alud. Y luego, en esa suerte de carrera de postas que es toda esta historia, mueren tres más. Pero se van pasando de mano en mano la antorcha de la vida para que algunos consigan atravesar las montañas y llegar al mundo civilizado, para contarles a sus familias qué fue lo que ocurrió”. El éxito de la película de Bayona se da en un contexto donde priman el “sálvese quien pueda” y la crueldad ante el dolor de los demás.
Nyad, dirigida por Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi, tiene una candidatura para Annette Bening como mejor actriz por su interpretación de la nadadora y escritora Diana Nyad, y otra para Jodie Foster, como mejor actriz de reparto. Está basada en la autobiografía de Nyad, Find a Way. One Untamed and Courageous Life, publicada en inglés por Pan Books, y donde la deportista cuenta su hazaña de cruzar a nado desde las playas de Cuba hasta las de Estados Unidos sin una jaula antitiburones, a los 64 años.
Incluso en otras candidatas a mejor película que no están basadas en libros, la literatura, la lectura e incluso los secretos de los escritores están presentes. De Anatomía de una caída, de Justine Triet (la protagonista es una famosa escritora de autoficciones acusada de haber asesinado a su esposo, un escritor frustrado que la acusaba de haberle robado una original idea), a Vidas pasadas, de Celine Song, en donde una escritora coreana residente en Estados Unidos, autora de obras de teatro y casada con un escritor estadounidense, se reencuentra con un amor de infancia, las candidatas a la estatuilla recrean imágenes literarias cuestionables o melancólicas. En la genial Los que se quedan, de Alexander Payne, el profesor de Historia interpretado por Paul Giamatti (nominado a mejor actor), en el día de Navidad les regala a sus compañeros ejemplares de Meditaciones, de Marco Aurelio, conjunto de reflexiones sobre la condición humana, la vida, la muerte, el universo, la creación, la moralidad y la siempre cambiante fortuna. Spinoziano avant la lettre, postuló: “No te dejes arrastrar por el torbellino de las pasiones; antes bien, a todo ímpetu del instinto, ofrece lo que de justicia le toca; ante toda aprensión de la fantasía, conserva la facultad de pensar”.
La encantadora Mi amigo robot, de Pablo Berger, que está nominada en la categoría de mejor película de animación, se basó en la novela gráfica Robot Dreams de la estadounidense Sara Varon. Cuenta la historia de Dog, un perro solitario que vive en Nueva York, en la década de 1980, y que se hace amigo de Robot, un robot al que pierde en una playa luego de un día inolvidable.
En Días perfectos, de Wim Wenders, candidata al Oscar a mejor película internacional, el limpiador de baños públicos de Tokio y fotógrafo Hirayama (Koji Yakusho) lee libros que compra por un dólar en una librería de usados, entre ellos, Las palmeras salvajes, de William Faulkner, y Árbol, de Aya Kōda. Cuando su sobrina lo visita, le pide prestado un ejemplar de Once, cuentos de suspenso de Patricia Highsmith; al llevárselo le promete, en broma, seguir el ejemplo del niño matricida del relato “La tortuga”. “Leyendo a Highsmith aprendí la diferencia entre el miedo y la ansiedad”, le dice la librera a Hirayama cuando este vuelve al local a comprarse un ejemplar.
Fuente: Daniel Gigena, La Nación.