Veinticuatro libros traducidos a 42 idiomas y más de 74 millones de ejemplares vendidos hacen de la chilena Isabel Allende, una de las escritoras más leídas del planeta.
Y también la convierten en un fenómeno digno de llevar a la pantalla: este viernes se estrena en Amazon Prime Video Isabel, la miniserie biográfica en tres episodios sobre la vida de la autora de la exitosa La casa de los espíritus, de 1982.
Su última producción es Mujeres del alma mía, un libro de memorias personales por las mujeres que marcaron su vida: desde Panchita, su mamá, con quien se escribió cartas todos los días de su vida adulta hasta su muerte, hasta su hija Paula, fallecida hace 29 años, a quien le dedicó el emotivo libro Paula, pasando por la ex presidenta chilena Michelle Bachelet.
Es, también, un libro de reflexiones sobre las luchas feministas y sobre la vejez, una etapa de la vida, escribirá, poco valorada.
“Debe ser porque ya estoy vieja, tengo 78, pero no me siento vieja, me siento mayor, claro, de lo que era hace 20 años, pero anciana no me siento para nada, siento que tengo la misma energía, la misma curiosidad por el mundo, la misma fuerza para seguir mis proyectos, mis propósitos y para enamorarme. Pero sí me dicen con frecuencia que de eso no se habla, que es un poco obsceno pensar en parejas viejas haciendo el amor, nadie quiere imaginarlo. Bueno, no lo imaginen, pero sucede”, dijo en una entrevista con Clarín en noviembre pasado.
De 78 años, Isabel Allende ya recibió la vacuna contra el coronavirus. Fotos de su Instagram @allendeisabel
Feminista desde la cuna, según se define, dice que “el feminismo es una postura ante la vida, una sublevación contra el patriarcado, que es un sistema imperante de opresión social, política y religiosa, que excluye todo aquello que considera diferente, incluso a hombres, y privilegia a unos pocos hombres, por lo general, blancos”.
Y se expresa también a favor del aborto, aunque marca una diferencia entre la “despenalización” y la “legalización”. Escribe: “Es necesario despenalizar el aborto, es decir, que no se castigue. Eso es diferente a legalizarlo, porque las leyes las impone el patriarcado y al legalizarlo el poder queda en manos de jueces, policías, políticos y otras estructuras masculinas. Como un paréntesis, puedo agregar que por la misma razón las trabajadoras sexuales no desean la legalización de la prostitución, sino la despenalización”.
¿Veremos todo esto en la serie?
Afiche. «Isabel» se centra en la historia de Isabel Allende.
PC
Fuente: Clarín